Límites y Garantías del Derecho Penal en España

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El Principio de Legalidad en el Derecho Penal Español

El principio de legalidad es el principal límite impuesto por las exigencias del Estado de Derecho al ejercicio de la potestad punitiva. Incluye una serie de garantías para los ciudadanos que, genéricamente, impiden que el Estado intervenga penalmente más allá de lo que la ley le permite.

Contenido Esencial del Principio de Legalidad

El contenido esencial del principio de legalidad en materia penal radica en que no se puede sancionar ninguna conducta ni imponer pena alguna que no esté establecida en la ley. Esto coincide con el denominado principio de legalidad de los delitos y las penas.

La ley debe reunir los siguientes requisitos:

  • Escrita: El Derecho Penal es exclusivamente Derecho positivo, lo que excluye la costumbre o los principios generales no escritos.
  • Previa: Debe ser promulgada con anterioridad a los hechos que se pretende sancionar.
  • Estricta: Debe establecer claramente las características del hecho punible.

El principio de legalidad contiene garantía criminal (no se puede calificar de delito una conducta no definida como tal por la ley) y garantía penal (a las conductas delictivas no se les pueden aplicar penas distintas de las previstas en la ley). A estas se suman las garantías procesal, jurisdiccional y de ejecución.

El Estado debe actuar con total sometimiento al imperio de la ley. Los ciudadanos deben conocer las consecuencias de sus conductas y cómo se les aplicarán (Art. 9 CE y Art. 25.1 CE).

Principios de la Legalidad de los Delitos y las Penas

No se puede calificar de delito a las conductas no definidas como tales por la ley, aunque sean desvaloradas socialmente (garantía criminal). A las conductas delictivas no se les pueden aplicar penas distintas de las previstas en la ley (garantía penal).

Reserva de Ley

La ley penal debe ser escrita. En el ordenamiento constitucional español, la definición de delitos y penas es monopolizada por las Cortes Generales (Art. 53.1 CE). La doctrina mayoritaria sostiene que todas las normas penales afectan algún derecho fundamental, ya que la imposición de una pena restringe su ejercicio.

La ley penal expresa los intereses sociales más importantes para la convivencia. La legitimación del legislador para elaborarla debe ejercerse con el máximo consenso posible.

Principio de Taxatividad y Seguridad Jurídica

La ley debe definir las conductas punibles de forma clara y concreta (principio de taxatividad). El legislador debe encontrar un equilibrio entre la vaguedad y el casuismo.

Prohibición de Retroactividad

La ley penal es irretroactiva y no se puede aplicar a hechos anteriores a su entrada en vigor.

Prohibición de Analogías

El juez no puede aplicar la ley a supuestos no previstos, lo que se conoce como prohibición de analogía.

El principio non bis in idem prohíbe sancionar un mismo hecho más de una vez.

Garantía Jurisdiccional

Las penas deben ser impuestas por el órgano competente y tras el proceso legalmente establecido (Art. 3.1 CP).

  • Se debe seguir un proceso legal.
  • La decisión debe ser tomada por un órgano judicial.
  • La pena no se ejecuta hasta que la sentencia sea firme.

Principio de Legalidad de la Ejecución

La ejecución de las penas debe someterse a lo establecido en las leyes, como la Ley Orgánica General Penitenciaria.

Leyes Penales en Blanco

Una ley penal en blanco remite parte de su contenido a otra disposición. La problemática surge cuando la remisión es a una disposición de rango inferior a la ley penal, lo que puede infringir la reserva de ley.

El Tribunal Constitucional admite la remisión a reglamentos, pero exige que los elementos esenciales de la conducta queden suficientemente determinados en la norma con rango de ley.

Fuentes Indirectas del Derecho Penal

La sumisión a la ley escrita excluye a la costumbre, los principios generales del derecho y la jurisprudencia como fuentes directas del Derecho Penal.

La costumbre y los principios generales del derecho no pueden establecer delitos ni penas. Sin embargo, la costumbre influye en la interpretación del derecho, y los principios generales, como el in dubio pro reo, se aplican en la práctica.

La jurisprudencia, aunque no es fuente directa, complementa y apoya la interpretación. En ocasiones, la jurisprudencia ha motivado modificaciones en la ley penal.

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