El Liberalismo Moderado en España: Reinado de Isabel II y la Constitución de 1845

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El Modelo del Liberalismo Moderado (La Constitución de 1845): Centralismo, Militarismo y Soberanía Compartida

En el reinado de Isabel II (1833-1868) se desarrolló el proceso de construcción del Estado liberal, iniciado por las Cortes de Cádiz, y desaparecieron las estructuras del Antiguo Régimen. Durante la regencia de María Cristina (1833-1840) y tras la promulgación del Estatuto Real, se consolidó la verdadera escisión del liberalismo español en progresistas y moderados, siendo estos últimos los que gobernaron durante casi todo su reinado.

Tras el corto periodo de los gobiernos progresistas (Constitución de 1837) y la regencia de Espartero (1840-1844), en las elecciones de 1844 ganaron los moderados y el general Narváez, ejemplo del protagonismo de los militares en esta época, formó un nuevo gobierno (conocido como el Gobierno de los Capaces). Su objetivo era implantar un régimen liberal moderado basado en la autoridad, el orden y la represión, que garantizase el dominio de la oligarquía sin participación de los sectores populares. Se practicó el falseamiento electoral y se marginó del gobierno a los progresistas.

Para ello, elaboraron la Constitución de 1845, que reflejaba los principios moderados: soberanía compartida del rey y las Cortes bicamerales, división de poderes, sufragio censitario masculino muy restringido, limitación de derechos, centralización administrativa y confesionalidad católica.

Reformas Centralizadoras del Liberalismo Moderado

En política interior, los moderados aprobaron una serie de reformas centralizadoras:

  • Creación de la Guardia Civil en 1844 por el duque de Ahumada.
  • Ley de Ayuntamientos (1845), por la cual el Gobierno nombraba a todos los alcaldes.
  • Sistema métrico decimal, que unificó el sistema de pesos y medidas.
  • Nuevo Código Penal (1848) y disolución de la Milicia Nacional.
  • Reforma de la Hacienda, con la Ley Mon-Santillán (1845), que estableció impuestos directos sobre las propiedades e indirectos sobre consumos.
  • Concordato con la Santa Sede (1851), que suspendía la venta de bienes desamortizados. El Estado se comprometía a mantener el culto y el clero.

El Bienio Progresista (1854-1856)

El autoritarismo de los moderados precipitó el levantamiento de progresistas, demócratas y republicanos en Vicálvaro en 1854 con el pronunciamiento del general O'Donnell. Se publicó el Manifiesto de Manzanares. Hubo revueltas y se crearon Juntas revolucionarias. Isabel II se vio obligada a restablecer la Milicia Nacional, las libertades y a formar un gobierno progresista con el general Espartero.

Las principales reformas fueron la desamortización civil de Madoz y la restauración de leyes e instituciones progresistas. Se aprobó también la Ley General de Ferrocarriles (1855) y la Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, que dio lugar al nacimiento del Banco de España. El Bienio Progresista padeció gran conflictividad social (huelgas, motines) y concluyó con la destitución de Espartero y el nombramiento del general O'Donnell.

El Final del Reinado de Isabel II (1856-1868)

Hasta el final del reinado se produjo una alternancia entre los moderados y la Unión Liberal de O'Donnell. Se aprobó la Ley de Instrucción Pública de Moyano (1857). Fueron años de expansión económica hasta 1866 y de una activa política exterior con operaciones militares de poco interés (Marruecos, Indochina y México). En política interior se volvió al autoritarismo, prescindiendo de las Cortes y de los partidos políticos.

Demócratas, unionistas y republicanos firmaron en 1866 el Pacto de Ostende para organizar un pronunciamiento que acabara con la monarquía de Isabel II, lo que tuvo lugar en 1868 con la Revolución Gloriosa.

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