Leyes de Pobres Británicas: Impacto en el Trabajo y la Cuestión Social
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Las Leyes de Pobres Británicas: Evolución y Consecuencias en el Mundo Laboral
Las Leyes de Pobres, o Viejas Leyes de Pobres, surgieron en 1601. Estas leyes trataron de abordar y mantener bajo control el proceso de dislocación social, con el fin de proteger a los pobres, estableciendo un sistema de asistencia que podría asemejarse a un sistema de seguros salariales, aunque no lo fuera concretamente, pero esa era la idea subyacente. Cada parroquia debía censar y atender a los pobres de su jurisdicción, estableciéndose así un sistema de protección social de carácter estrictamente local y no estatal.
Distinción entre los Pobres
Se estableció una distinción entre los pobres:
- Pobres Válidos o Pobres No Meritorios: Aquellos con plenas capacidades físicas y mentales, aptos para trabajar y que, por tanto, debían valerse por sí mismos.
- Pobres Inválidos o Meritorios: Aquellos que, debido a su vejez, niñez o incapacidades físicas, no podían trabajar. Estos eran considerados pobres meritorios, es decir, merecían ser asistidos y atendidos por la parroquia.
Críticas a las Viejas Leyes de Pobres
A medida que la economía de mercado comenzó a expandirse, surgieron críticas hacia las Leyes de Pobres, solicitando su derogación. Según los críticos, estas leyes:
- Permitían a la gente vivir sin trabajar, liberándose de las presiones del mercado y proporcionándoles un "salario no laboral" que impedía la integración de los individuos en el mercado de trabajo.
- Al sujetar a los individuos a una determinada localidad, la parroquia dificultaba su movilidad territorial para buscar trabajo, obstaculizando así la movilidad geográfica y la urbanización, aspectos fundamentales para el capitalismo.
- Se argumentaba que asistir a los pobres generaba más pobreza, una tesis defendida por Malthus. Para él, el problema de la población debía ser resuelto por el mercado: aquellos pobres que no pudieran sobrevivir morirían de hambre, permitiendo así que el mercado mantuviera un equilibrio demográfico.
Las Nuevas Leyes de Pobres: La Lucha contra los Pobres
Las Nuevas Leyes de Pobres, en lugar de luchar contra la pobreza, marcaron el comienzo de la lucha contra los propios pobres, considerados sujetos indeseables y rechazados. En general, buscaban obligar a trabajar. El liberalismo, en consonancia con estas Nuevas Leyes de Pobres, se decantó por la caridad privada. Para aquellos que, aun así, no pudieran ser ayudados, existía la beneficencia de carácter local, destinada a atender a los pobres inválidos.
Obligación de Trabajar y el Criterio de Menos Elegibilidad
Para los pobres válidos, se impuso la obligación de trabajar: se les desposeía de todo lo que tuvieran y se les obligaba a trabajar en los términos que impusiera el propio mercado. No disfrutarían de las ayudas que existieron con las Viejas Leyes. El criterio utilizado para obligarlos a trabajar fue el de "menos elegibilidad", es decir, que cualquier ayuda que se les pudiera ofrecer debía ser menos atractiva que la propia explotación que sufrirían en las fábricas con salarios miserables. De esta manera, se obligaba a los pobres a aceptar cualquier trabajo, sin importar el salario.
El Surgimiento de la Cuestión Social
Esto no eliminó el problema de la pobreza, sino que este siguió creciendo, lo que propició el nacimiento de las llamadas sociedades de socorro mutuo o de ayuda mutua en el primer tercio del siglo XIX, con la intención de que los propios trabajadores se ayudaran entre sí.
La obligatoriedad de trabajar en las condiciones impuestas por la empresa llevó a que una enorme masa de trabajadores se viera sumida en una situación de pobreza extrema (pauperismo) o pobreza de masas. Esto dio lugar a que, en el siglo XIX, se comenzara a hablar de esta situación como la "Cuestión Social", ya con situaciones de conflicto y desafío político al sistema impuesto. La masa de trabajadores desafió frontalmente el orden existente (dando origen al movimiento obrero), manifestándose en eventos como la Revolución de 1848 o la Comuna de París.