Lerena: Escuela y Universidad como Instrumentos de las Clases Dominantes

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Lerena: Escuela, Ideología y Clases Sociales

¿Trata la escuela por igual a todas las criaturas? ¿A quién representa la figura arquetípica de la escuela?

La escuela debe destapar la mentira que esconde, aquella que beneficia a las clases dominantes y margina los saberes de las clases populares. Debe valorar el trabajo y el esfuerzo de los niños y niñas, así como dejarles tomar la palabra, establecer un discurso abierto en el aula con coherencia, respeto, igualdad de todos, y no que unos sean más que otros por destacar por su origen, su sexo, raza u otro valor cualquiera que pueda provocar diferencias entre el alumnado (idea de vocación). Lo más importante es, sin duda, la capacidad intelectual de cada alumno y alumna, sus ganas de aprender, su actitud así como su aptitud, y dejar de lado la falsa idea de inspiración. De aquí que el mito de la escuela-juez intente juzgar al alumnado en función de sus condiciones en vez de por su intelecto y su trabajo, por lo que esta idea debemos cambiarla, porque la apariencia no condiciona el saber, sino el trabajo, la investigación y el mérito de cada uno, independientemente de que sea mujer, hombre, rico, pobre, etc. Por ello, Lerena afirma que la escuela no trata igual a todas las criaturas, sino en función de su vocación, de su mera apariencia y no por igual a todos y todas, minimizando los saberes de muchos y muchas con grandes capacidades solo por no pertenecer al arquetipo ideal del Estado. Dicha figura arquetípica no es más que la de las clases dominantes, ahora al igual que siempre.

¿Por qué la función de la universidad no es cultivar, enseñar, formar y transmitir? ¿A qué otra función está subordinada? ¿Quiénes crearon la universidad, para qué y para quiénes?

La función de la universidad ha consistido, a mi juicio, hasta hace poco tiempo, en entrenar y educar manipuladores al servicio del sistema capitalista.

Para Lerena, la función de la escuela no es enseñar, cultivar, formar y transmitir, sino que está subordinada a reproducir los saberes propios de las clases dominantes, reflejándolos en un currículum educativo con unos contenidos elaborados y adaptados exclusivamente para los individuos precursores de las clases dominantes, por lo que todo es una cadena en beneficio de los intereses del Estado.

Tanto la escuela como la universidad, ambas instituciones están dirigidas por farsantes dominantes que no cuentan la auténtica verdad del conocimiento; es decir, como diría Stenhouse, no nos cuentan la epistemología del conocimiento, solo aquellos valores que benefician al Estado en función de las demandas de este. Por ello, esta institución, hoy al igual que ayer, es la encargada de transmitir unos conocimientos ya elaborados, sin dar posibilidad a reflexionar sobre ellos y dando posibilidades solo a los que son capaces de continuar el camino hasta el final, que no son otros que los pertenecientes a las clases dominantes.

Orígenes y Propósito Histórico de la Universidad

De esta manera, podemos asegurar que los auténticos creadores de la escuela no son otros que los nobles, las élites del Estado, los que dirigen y controlan el poder. Remontándonos al caso de España, fueron las órdenes eclesiásticas las que promulgaron el inicio de las universidades, pero con el nombramiento de la nobleza; en concreto, la Universidad de Salamanca en 1218, creada por los religiosos para satisfacer las necesidades de los nobles, considerándose esta clase como única, posible y necesaria, siendo los otros estamentos inferiores y sin derechos a esta institución.

Funciones Esenciales según Platón (citado en el texto)

En el texto se aportan diferentes teorías de Platón; entre ellas, afirma que el sistema educativo debe cumplir sus funciones esenciales:

  • Seleccionar a la aristocracia, a los dominantes, considerándolos como ordenantes, con capacidad para imponer órdenes sobre las masas.
  • Comprobar que todos, tanto elegidos como excluidos, acepten la posición que les ha tocado.

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