El Lenguaje Humano: Características, Competencias y Perspectivas
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1. ¿Qué caracteriza el lenguaje humano de otros sistemas de comunicación?
“El lenguaje es la capacidad propia de la especia humana para comunicarse por medio de una lengua…”; “Lenguaje: modo de comportamiento cuya finalidad es la comunicación”. “El lenguaje es un instrumento de comunicación…”
En todas estas definiciones hay una común referencia al concepto de comunicación, con la dimensión social implícita en él.
El lenguaje entra en todos los aspectos de la vida social donde se halla el ser humano y realiza dos de las funciones sociales más importantes: transmisión de la cultura y comunicación social.
Las señales sirven de lazo entre emisor y receptor. El lenguaje humano está constituido por un tipo especial de señales peculiarmente organizadas para el fin que hemos apuntado: COMUNICARSE.
Por tanto, hace falta algo más para entender su extrema complejidad.
- La señal es el signo lingüístico –arbitrario, no motivado–. (El conjunto de signos constituye el código)
- Se concreta en diferentes lenguas
- Se organiza en distintos niveles: discurso, oración, sintagma… (posibilidad de análisis de sus elementos formadores)
- Comporta la creatividad
Además de ser el instrumento de comunicación más extenso que poseemos, el lenguaje humano presenta unas dimensiones esenciales que lo caracterizan frente a otro tipo de lenguajes:
- Organiza el entorno: ordenamos la realidad y le damos sentido (conocimiento del mundo)
- Elemento básico en la constitución del pensamiento y, por tanto, en la capacidad de abstracción
- Es indispensable como soporte de la memoria, individual y colectiva
- Nos permite la autoexpresión, el diálogo con nosotros mismos, la reflexión sobre nuestra propia existencia
- Es el medio más extenso de que disponemos para traducir toda expresión humana.
- “El producto cultural, por excelencia, de la actividad del ser humano está representado por las lenguas, vinculadas a la capacidad específicamente humana del lenguaje”. De ello se deriva la esencial conexión del lenguaje con el ser humano.
- El lenguaje es a la vez condición y producto de la cultura: en cuanto condición aparece como el factor que la hace posible; en cuanto producto se nos presenta como el rasgo diferenciador del mundo humano, al que dota de una nueva dimensión: la dimensión cultural.
El lenguaje conecta al ser humano con su entorno, consigo mismo y con sus congéneres. Aprender una lengua es descubrir la amplitud de todo lo que se ignora, una nueva cultura.
2. Diferencias y relación entre competencia lingüística y competencia comunicativa
La competencia lingüística de un hablante atañe a su conocimiento acerca del sistema lingüístico, de las señales que comprende su código: se trata de saber sobre las palabras de nuestra lengua, cómo combinarlas para formar oraciones gramaticalmente correctas. Cuanto más conoce un hablante la lengua en sí misma, su sistema (léxico, gramática), mayor competencia lingüística manifiesta.
Ahora bien, en el acto de la comunicación existe siempre una finalidad y un sentido. Para determinarlos no basta con sumar los significados tonales, léxico-semánticos y gramaticales, sino que es preciso tener en cuenta los factores contextuales en los que se enmarca el acto locutivo (emisión del mensaje), a fin de que el receptor pueda captar su sentido. Ese sentido va más allá del significado porque el receptor interpreta, no sólo comprende.
Si bien todos los enunciados son correctos desde el punto de vista gramatical, no todos pueden ser adecuados en la misma situación comunicativa. El contexto en que son emitidos es determinante para juzgar su adecuación. Por ello, la destreza lingüística más importante de un hablante es su capacidad para producir y comprender mensajes gramaticalmente correctos y adecuados al contexto en que son emitidos. Todo ello constituye su competencia comunicativa.
3. ¿Qué aporta la perspectiva pragmática al estudio de la comunicación? ¿Qué quiere decir que hablar es “actuar”?
“La Pragmática estudia el lenguaje en relación con sus usuarios y su situación comunicativa, es decir, no sólo se encarga del significado, sino también del sentido, no sólo contempla la información codificada, sino también la información referencial e intencional, y todo esto dentro de un contexto determinado y bajo unos códigos socio-culturales concretos”.
De esto se entiende que:
- Es el estudio de la comunicación lingüística en un contexto sociocultural y situacional determinado.
- Esto supone que un mismo enunciado puede tener distintas interpretaciones
- En este sentido, no es suficiente conocer las palabras ni la gramática para tener éxito en la comunicación
El contexto está formado por todas las circunstancias que rodean al acto comunicativo:
- La situación espacial y temporal en que ocurre el acto;
- El estatus relativo de los interlocutores;
- La información compartida por ambos (conocimientos, creencias, actitudes y valores);
- El contexto verbal: lo que se ha dicho antes, en el propio discurso del emisor o en la conversación.
Ahora bien, el contexto sirve de manera decisiva para restringir la ambigüedad potencial que tienen las expresiones lingüísticas.
Esta particularización del significado puede darse por lo menos de las tres maneras siguientes:
- Eliminando algunos de los significados o frases que no tengan sentido en el contexto
- Identificando los referentes de los elementos deícticos o anafóricos
- Proporcionando la información que falta para entender los enunciados esquemáticos o incompletos.
Grice postuló que el hablante transmite un significado no natural o implícito que debe ser reconocido por parte del oyente para transformarlo en conocimiento común.
La interpretación dependerá del contexto o la situación en la cual se emitió el mensaje.
John Austin tuvo como principal objetivo, al menos originalmente, impugnar lo que denominaba falacia descriptiva, que consistía en considerar que el único propósito de hacer declaraciones es el de DESCRIBIR un cierto estado de las cosas. (Hace frío).
En gran medida, el discurso es acción y la lengua puede usarse, de hecho, para hacer cosas.
Austin (1965) planteó que cada acto de habla tiene tres facetas o, dicho de otro modo, al hablar llevamos a cabo tres acciones:
- La emisión de un mensaje: acto locutivo. Puede ser declarativo, imperativo o interrogativo.
- La intención pragmática del mensaje (lo que intento al hablar): acto ilocutivo.
- El efecto que produce sobre el receptor: acto perlocutivo.
Por lo tanto, la pragmática introduce un cambio de perspectiva en relación al acto comunicativo: Hablar no es sólo expresar pensamientos, transmitir informaciones, sino, y sobre todo, realizar actos. La comunicación es, entonces, una parte de la teoría de la acción. Al hablar actuamos, “hacemos” con las palabras (ordenamos, pedimos, preguntamos, reñimos, compramos, engañamos…)
4. Contexto situacional y Teoría de la relevancia
La teoría de la relevancia desarrolla la Máxima de relevancia de Grice.
Según Grice, la comunicación humana está regida por el Principio de Cooperación entre los interlocutores:
“Las personas involucradas en una conversación dirán algo adecuado en la charla y asumirán que los demás dirán también algo adecuado.”
Grice postuló las siguientes máximas conversacionales: cantidad; calidad; relevancia y manera.
Más concretamente, la máxima de relevancia es la significación en los enunciados, es decir, proporcionar la información que se crea de mayor interés e importancia para el oyente.
Según Sperber y Wilson, una información no es relevante en sí misma, sino por la relación que mantiene con el contexto. Supone que los interlocutores cooperan mutuamente en la comunicación y, por tanto, sus enunciados son pertinentes siempre.
La teoría de la relevancia se asienta en el modelo de comunicación ostensión-inferencia.
Ostensión: Indicación de la intención de comunicarse. Todo acto ostensivo conlleva un valor informativo coherente que es de interés para el oyente. Garantía de pertinencia
Inferencia: “Adivinación informada” por parte del oyente en cuanto a la intención del hablante. El receptor busca el sentido porque presupone un valor relevante en lo comunicado. Presuposición de pertinencia
Para que se dé una correcta inferencia, emisor y receptor deben compartir suposiciones y un contexto mutuo.
Suposición: Una cosa que se sabe o se puede inferir a base de lo que ya se sabe.
“Contexto mutuo” sería el conjunto de todas las suposiciones manifiestas para el hablante y el oyente en un momento de comunicación.
5. La lengua española como sistema lingüístico
La comprensión de los fenómenos lingüísticos exige contraponer unidad a variedad. El lenguaje se concreta, como sabemos, en diversas lenguas.
¿Qué es una lengua? ¿Cómo se organizan sus elementos constituyentes?
El estructuralismo y, en particular su figura más representativa, el lingüista ginebrino F. de Saussure, entienden la lengua como un sistema, y el sistema es inmutable, no admite cambios. Si estos se producen nos hallamos ante un nuevo sistema, o, lo que es lo mismo, ante un nuevo estado de lengua.
Todos los hablantes de español en un momento temporal concreto conocemos y utilizamos nuestro sistema. Es decir, tenemos un código común –que nos permite entendernos– cuyas señales son los elementos del sistema. Lo que ocurre es que estos elementos son diversos entre sí, tienen distinta naturaleza (no podemos “mezclar”: /a/ (fonema); amar (verbo); -ita (morfema diminutivo); ¿Vienes? (oración interrogativa)… Lo cierto es que la realidad sistemática de una lengua implica la ordenación de estos elementos teniendo en cuenta dos criterios fundamentales: equivalencia y oposición.
La lengua se considera un sistema de relaciones o un conjunto de subsistemas vinculados entre sí, cuyos elementos no tienen valor independientemente de las relaciones de equivalencia y oposición que los vinculan. Toda lengua presenta esta realidad sistemática, estructurada, común al conjunto de usuarios de la misma.
¿Qué elementos conforman cada uno de estos subsistemas? La distribución de los mismos y los criterios que utilizamos para distinguirlos (sintagmáticos y paradigmáticos) dan lugar a los diferentes niveles de análisis lingüístico y las correspondientes disciplinas que los estudian.
Fonética y fonología: se ocupa de los fonemas del español (unidades de la segunda articulación: solo significantes, sin significado)
Morfología: estudia las clases de palabras, la función que desempeñan y los elementos léxicos o morfemáticos que las componen.
Sintaxis: estudia las reglas de combinación de las palabras (atendiendo a su función sintáctica) para formar oraciones.
Semántica: estudia el significado de las unidades de la primera articulación (morfemas, palabras, oraciones, sintagmas…).
La Gramática es la disciplina que estudia sistemáticamente las clases de palabras, las combinaciones posibles entre ellas y las relaciones entre esas expresiones y los significados que pueden atribuírseles. Podemos decir que el estudio de la estructura o sistema de la lengua es el objeto de la gramática.
Hay que decir que no se aprende la propia lengua en una gramática. En una gramática se aprende a objetivar los conocimientos latentes que poseemos de una lengua. Y sólo en cierta medida se puede afirmar que al objetivar esos conocimientos se produce una incidencia favorable en el uso de la propia lengua: probablemente puede mejorarse lo que ya se ha adquirido; pero no sería realista pensar que una gramática produce la adquisición, ya que es imprescindible el uso.
Hay dos tipos fundamentales de Gramática:
- Normativa o prescriptiva: se centra en el buen uso de la lengua (normativamente correcto vs. incorrecto). Es el tipo de gramática que ha predominado hasta el s. XX
- Descriptiva: se ocupa de presentar