Legisladores y Tiranos en la Grecia Arcaica: Reformas ante la Crisis de la Polis
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Legisladores y Tiranos en la Grecia Arcaica
A lo largo de los siglos VII y VI a.C. se producen cambios muy notables en todos los órdenes que conducen a una crisis en el Estado, la llamada la stasis. Las causas son diversas; intervienen factores como la servidumbre agraria y las aspiraciones de promoción de las clases medias campesinas en virtud de su contribución a la defensa de la ciudad mediante el sistema hoplítico.
También la aristocracia, la cual siempre se había mantenido como un grupo cerrado y uniforme, esta solidez comienza a resquebrajarse de manera que empiezan a surgir en su seno diferentes facciones, grupos de nobles que constituyen un grupo con la finalidad de conseguir el poder y conservarlo basándose en la misma ideología. Todo va encaminado a sentar la polis sobre bases más firmes y a asegurar una paz interior y la seguridad.
Las soluciones políticas pasan por las figuras de los legisladores y los tiranos.
El Rol de los Legisladores
Entre los legisladores, los griegos diferenciaban teóricamente entre el nomografos, que era aquel que transcribía la ley. Es el que codifica las costumbres ya asentadas.
Luego estaban los nomothetes, que eran los que legislaban e introducían nuevas leyes. Son los que instauran la ley.
Tenemos también a los llamados thesmothetes, que son los que fijan la ley, garantizan su existencia y vigilan su cumplimiento. En su conjunto podemos aplicar el término de legislador a estos tres.
El legislador es siempre un miembro de la aristocracia. Es un personaje de gran prestigio que actúa también como árbitro. Acuden a él de común acuerdo las partes en conflicto. La aparición de esta figura es consecuencia de los cambios ideológicos que se dan en esta época.
Estos legisladores adoptarán el ideal de la moderación para evitar los radicalismos, por ello su sistema se califica como eunomia, como buen gobierno y buena ley pensada para todos. Son las facciones nobles las que acuden al legislador, y este también es de carácter noble por lo que actúa siempre desde una perspectiva aristocrática.
El legislador no es un revolucionario. Tiende a conservar el orden aristocrático, no de una forma tradicionalista, sino cambiando las cosas, buscando una nueva comprensión, una nueva definición de la polis respetando los privilegios tradicionales de la aristocracia. Adapta los valores de la nobleza a las nuevas circunstancias económicas y políticas que han surgido.
En numerosas ocasiones, el legislador puede introducir cambios que abran la puerta a cambios trascendentales en el futuro, pero él no concibe que estos cambios vayan a suceder, ya que concibe su ley como una definitiva. En ocasiones su obra no se ve libre de los resquemores de ciertas facciones de la aristocracia más conservadora que esperaban leyes más afines a ellos.
Legisladores existieron prácticamente en todas las ciudades. Conocemos mejor a los legisladores de aquellas ciudades en las que se dispone de una mayor documentación. Por una parte están las legislaciones de las colonias que fueron fundadas como respuesta a las primeras crisis de la polis, problemas como el del reparto de la riqueza.