Las Legendarias Proezas Finales de Hércules: Del Estínfalo al Inframundo

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Las Aves del Lago Estínfalo: Séptimo Trabajo de Hércules

Euristeo, esta vez, le mandó a Hércules liberar la ciudad de Estínfalo de las aves que se guarecían en un bosque cercano al lago. Eran una multitud de aves terribles, con picos, garras y plumas de bronce, que devoraban las cosechas e incluso a las personas. Cuando Hércules llegó a Estínfalo, sin muchas ilusiones de poder llevar a término su trabajo, se le apareció Atenea, quien le entregó unas grandes castañuelas de bronce. Hércules subió a una colina y tocó las castañuelas, con lo cual las aves se fueron de allí. Cuando regresó a Micenas para dar cuenta a Euristeo del cumplimiento de su misión, vio que algunas aves de Estínfalo sobrevolaban el palacio de Euristeo. Este, horrorizado, estaba escondido en la tinaja y decía: «¡Decidle a ese insensato que se lleve de aquí a esos malditos pájaros!». Y, como Hércules aún no había devuelto las castañuelas a Atenea, las tocó y los pájaros se marcharon.

Las Yeguas de Diomedes: Octavo Trabajo de Hércules

Esta vez, Euristeo ordenó a Hércules que le llevara las cuatro yeguas de Diomedes, que comían carne humana. Hércules consiguió arrebatárselas a Diomedes. Este, furioso, fue con su ejército para matar a Hércules, pero Hércules lo mató a él y su ejército huyó. Cuando le enseñó las yeguas a Euristeo, este se metió en su tinaja y le dio orden de que las soltara. Se dice que las yeguas murieron en el monte Olimpo, devoradas por las fieras y las alimañas.

El Cinturón de Hipólita: Noveno Trabajo de Hércules

Debía conseguir el cinturón de Hipólita, por lo que Hércules fue a Temiscira, el país de las Amazonas. Cuando llegó, Hipólita le dio la bienvenida y lo invitó a pasar unos días, ya que lo admiraba. Hera, que estaba furiosa, hizo correr la voz de que Hércules había raptado a Hipólita, pero al final todo se aclaró. Hipólita entregó el cinturón a Hércules y este se lo dio a Euristeo.

Los Bueyes de Gerión: Décimo Trabajo de Hércules

Esta vez, Hércules debía buscar al gigante Gerión, darle muerte y robarle sus ganados. Gerión era un gigante de tres cuerpos unidos por el vientre. Tenía al cuidado de su gran rebaño a un perro de dos cabezas, hermano del Can Cerbero, el guardián de los Infiernos. Cuando Hércules llegó, le salió al encuentro el perro de dos cabezas, al que abatió a mazazos. Después salió el gigante Gerión, al que Hércules abatió con certeros flechazos. Hércules emprendió el camino de regreso, llevando consigo los rebaños de Gerión. El camino fue fatigoso y perdió algunos bueyes.

Las Manzanas de Oro del Jardín de las Hespérides: Undécimo Trabajo de Hércules

Euristeo le ordenó a Hércules que robara las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Estas manzanas pertenecían a Hera y estaban custodiadas por un dragón de tres cabezas. Hércules, tras superar varios peligros, consiguió llegar al jardín, matar al dragón y llevarse las manzanas. Al entregárselas a Euristeo, este las rechazó, advirtiéndole que provocarían la cólera de los dioses. Hércules se las entregó a Atenea, y ella las volvió a poner donde estaban.

La Captura del Can Cerbero: Duodécimo y Último Trabajo de Hércules

Esta vez, y para quitárselo definitivamente de encima, Euristeo le ordenó a Hércules que le trajera al Can Cerbero, que custodiaba las puertas del Infierno. El Can Cerbero era un perro monstruoso de tres cabezas y cola de serpiente. Hércules lo venció con sus propias manos y se lo llevó vivo ante Euristeo. Cuando Euristeo lo vio llegar, se metió corriendo en su tinaja y le concedió la libertad a Hércules. Este, a su vez, volvió a poner al Can Cerbero en la puerta del Infierno, el lugar que le correspondía.

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