El Legado de Roma en Hispania: Cultura, Economía y Religión
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Marco Referencial de Roma
Fundada 7 siglos y medio antes de la era cristiana, Roma destacó como cultura dominadora por su poder militar, estrategia, política, oratoria, filosofía y derecho romano. No eran buenos comerciantes, pero sí excelentes gestores económicos, facilitando transacciones y promoviendo la navegación con puertos y faros. Transportes regulares de grano por todo el Imperio aseguraban que no faltara comida ni agua. Fomentaron el comercio con mercados, ferias y gremios, mostrando originalidad en su habilidad para gestionar el intercambio de bienes, especialmente el grano.
Ley Flaminia, Siglo III a.C.
Aprobada en 232 a.C., esta ley prohibió el comercio a los patricios, quienes se enriquecían rápidamente, lo que resultaba humillante. Para evitarla, delegaron la industria a libertos, que formaron 9 corporaciones urbanas. Organizaron colonias militares y mantuvieron un comercio pasivo, influenciado por la religión. Los libertos se dividían en libres, intermedios y no libres. Los romanos combinaban política y religión, realizando sacrificios y observando el cielo antes de cada expedición.
Las Vías de Comunicación
La especialización regional del Imperio requería la circulación de productos. Roma, muy centralizada, tenía baja productividad y dependía de importaciones de productos manufacturados, alimentos, textiles y metales. Las vías romanas fueron clave en el desarrollo económico, facilitando el transporte desde un extremo del Mediterráneo al otro. Aunque la vía marítima predominaba, los terminales terrestres que llegaban al mar formaban puertos importantes. La circulación no era libre, ya que las mercancías debían pagar impuestos (portoria) en 10 circunscripciones aduaneras llamadas statio.
La Hispania Romana
Desde finales del siglo III a.C. hasta el siglo IV d.C., Hispania estuvo bajo la influencia de Roma, organizada en Bética, Lusitania y Tarraconense. Las zonas sur y este tenían una estructura socioeconómica distinta, lo que influiría en su evolución con la llegada de los romanos. En áreas más desarrolladas, "La Ciudad" era la unidad social principal. Hispania fue clave para Roma por su mano de obra, cultivos de cereal, bases navales, madera para construcción naval y recursos mineros. El asentamiento romano se dio entre 218-133 a.C. con la expansión de Roma por el Mediterráneo; para 133 a.C., casi toda la península estaba bajo control romano, excepto algunas zonas del norte; y en 30 a.C. se dieron confrontaciones y la expansión final en la península.
Proceso de Romanización
Este proceso incluyó la implantación de vida urbana, el trazado de calzadas y vías, y la difusión del latín. Se consolidó el derecho romano y predominó el crecimiento de núcleos urbanos hispanos, lo que impulsó el aumento de la población y el desarrollo económico. Favoreció el incremento de transacciones mercantiles y la dinamización del comercio, impulsando la producción agrícola y el intercambio de mercancías.
La Organización Económica
La llegada de la cultura romana cambió la organización económica, donde coexistieron diversas formas económicas, algunas prerromanas y otras romanas. Los elementos económicos romanos regularizaron el sistema, prevaleciendo sobre los anteriores. Los principales pilares de la economía romana en Hispania fueron la agricultura, la ganadería, los yacimientos mineros y la industria, especialmente los talleres artesanales.
Las Comunicaciones y el Comercio
Roma aprovechó las rutas de comunicación existentes en Hispania y construyó nuevas calzadas, intensificando las comunicaciones a nivel económico, militar y cultural. Estas vías, de carácter principalmente comercial, conectaban centros productores de materia prima con los de comercio y producción manufacturera. La Vía Augusta fue la principal ruta terrestre entre Italia e Hispania, atravesando Galia.
Vía de la Plata
Conectaba Asturica Augusta con Emérita Augusta y Burdeos. Las grandes vías tenían un punto de origen y destino, interconectándose mediante calzadas transversales que unían los principales centros económicos y urbanos. Gracias a estas comunicaciones, el comercio se desarrolló notablemente, aunque las fuentes documentales no detallan bien la estructura del comercio interior y local. En las ciudades se concentraba el intercambio de productos provenientes de territorios cercanos y zonas del Imperio.
La Figura de Plinio, Caius Plinius Secundus (23-79 d.C.)
Plinio el Viejo es clave para comprender la Hispania Romana. Obras como “Historia Natural” ofrecen información valiosa, como las diferentes expresiones para referirse a "ciudad" y el estatus municipal de las colonias latinas. Este tratado enciclopédico, escrito en el siglo I d.C., constaba de más de 37 libros y es fundamental para conocer el estatus y desarrollo económico de la región.
Lex Flavia Municipalis
Promulgada en el siglo I, esta ley está directamente vinculada a Plinio, quien fue un autor clave de la época en aspectos geográficos y administrativos. En “Historia Natural” (libros III a VI), ofrece una detallada geografía física y administrativa de la Hispania Romana. Según las características del territorio, se clasifica como colonia o municipium, debiendo contar con un “oppidum”, que es una aglomeración urbana amurallada que actúa como centro urbano y capital del territorio asignado. Plinio menciona numerosos “municipia” y “oppida” en su obra.
Difusión del Modo de Vida Urbano
Se utilizó para organizar ciudades y población, facilitando la administración y el control centralizado. Gracias a su característica macrocefalia, Roma concentraba todo en un eje central, desde donde se gestionaban aspectos sociales, políticos y religiosos. El “licitatio” era un ritual de sacrificios realizado antes de expediciones militares para determinar si las condiciones eran favorables y si la campaña tendría éxito.
Museo Arqueológico: Civitas, La Hispania Romana
Todas las ciudades romanas contaban con puentes y acueductos para el suministro de agua potable. Estaban amuralladas, y las costeras tenían faros para guiar a los barcos. Contaban con templos para la religión, anfiteatros y circos para actividades deportivas, y termas para el baño. Tenían calzadas en zonas de acceso. Algunas eran de nueva fundación y otras fueron ampliadas, promoviendo una vida organizada y ordenada para las civilizaciones.
La Hispania Romana
Se organizó en ciudades con diferentes estatus jurídicos, como colonia, ciudad libre, municipio o ciudad federada, que eran gobernadas por un consejo (curia) y dos magistrados elegidos anualmente. La ciudad formaba parte de una unidad administrativa superior, la provincia, que podía ser senatoriales o imperiales. Las provincias se dividían en circunscripciones jurídicas, y cada una tenía una asamblea (concilium) con representantes de las ciudades. Roma creó un sistema de distribución territorial llamado centuriatio y buscaba formar comunidades autosuficientes para garantizar la estabilidad del imperio. La fundación de ciudades se legitimaba con mecanismos legales, leyes agrarias y el reparto de tierras entre colonos. Las ciudades fueron cruciales, pero el ámbito rural, donde la población vivía en haciendas (villae), desempeñó un papel fundamental en la vida económica, social y cultural, con grandes ciudades concentrando población en zonas como la costa Tarraconense y Bética.
Religión Romana
La religión romana fue influenciada por creencias antiguas vinculadas a la naturaleza, plantas y animales, pero desde el siglo I se comenzó a usar el término