El Legado de Primo de Rivera: De la Dictadura a la Segunda República Española

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La Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930)

El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, dio un golpe de Estado, argumentando la necesidad militar de acabar con los problemas del país. Alfonso XIII lo apoyó tres días después. El régimen, de carácter transitorio y con aires regeneracionistas, fue acogido con cierto entusiasmo por parte de la población, que lo veía como la solución a la inestabilidad. Se le conoció como el "Cirujano de Hierro", el único capaz de restablecer el orden.

El Directorio Militar (1923-1925)

Durante esta primera fase, Primo de Rivera estableció un gobierno de militares. Sus principales medidas fueron:

  • Suspensión de la Constitución de 1876.
  • Disolución de las Cortes.
  • Imposición de la censura de prensa.
  • Disolución de ayuntamientos y diputaciones provinciales, sustituyendo los gobiernos civiles por militares.

En 1924, creó su propio partido, la Unión Patriótica, con el fin de institucionalizar el régimen, siguiendo el modelo de Mussolini. Entre las medidas anticaciquiles, destacó el Estatuto Municipal de 1924, que permitía la elección democrática de alcaldes y el sufragio femenino.

Primo de Rivera fue muy duro con el catalanismo. Prohibió el uso del himno, la bandera y el catalán en actos oficiales y extraoficiales, y suprimió la Mancomunidad de Cataluña. Esto provocó la pérdida de apoyo de la burguesía catalana y de la Lliga Regionalista.

En cuanto a la política exterior, Primo de Rivera también tomó medidas para resolver el problema de Marruecos. En 1924, Abd-el-Krim atacó a Francia tras el Desastre de Annual. Francia y España lanzaron una ofensiva conjunta en el desembarco de Alhucemas (1925), que resultó un éxito decisivo para el fin de la Guerra del Rif.

El Directorio Civil (1925-1930)

A partir de 1925, se formó un gobierno con civiles (como José Calvo Sotelo) para intentar institucionalizar la dictadura. En 1927, se creó la Asamblea Nacional Consultiva, de carácter corporativo, que, sin embargo, no cumplió sus objetivos de dotar de una nueva legitimidad al régimen.

La economía fue próspera gracias a los "Felices Años Veinte" (periodo de prosperidad mundial). Se aplicó una política intervencionista para proteger la industria nacional, se crearon monopolios que se extendieron a muchos sectores, y se impulsaron grandes obras públicas. En 1926, se crearon las Confederaciones Hidrográficas Nacionales para aprovechar los recursos fluviales.

En política social, el Estado construyó viviendas baratas y escuelas, lo que contribuyó a una baja conflictividad social. Se creó la Organización Corporativa Nacional, que representaba a obreros, patronos y el Estado, buscando la armonía social.

La Oposición al Régimen (1928-1930)

La oposición al régimen creció a partir de 1928, debido a las lagunas económicas, la falta de apoyos y el desgaste de la dictadura. Diversos sectores se manifestaron:

  • Los partidos dinásticos (liberales y conservadores) comenzaron a pedir el retorno al turnismo y la Constitución de 1876.
  • El catalanismo se radicalizó por la represión, destacando Estat Català (independentista) liderado por Francesc Macià.
  • Los republicanos (radicales y Acción Republicana) se organizaron en la Alianza Republicana, apoyada por intelectuales como Ramón María del Valle-Inclán y José Ortega y Gasset, quienes criticaban abiertamente la censura y la falta de libertades.
  • Las universidades y la Federación Universitaria Española (FUE) llevaron a cabo campañas antidictatoriales.
  • Parte del ejército se alejó de Primo de Rivera, produciéndose conspiraciones militares (como la Sanjuanada en 1926, un intento de golpe de Estado).
  • El PSOE se dividió: una parte, liderada por Julián Besteiro, mantuvo una postura de colaboración o pasividad, mientras otra, encabezada por Indalecio Prieto, se opuso activamente.
  • Anarquistas (CNT) y comunistas fueron ilegalizados, lo que llevó a la creación de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), que promovía la insurrección revolucionaria.

El Fin de la Dictadura y la Proclamación de la Segunda República

Primo de Rivera renunció el 30 de enero de 1930, falto de apoyos y desmotivado, y distanciado de Alfonso XIII, exiliándose en París.

El nuevo gobierno de Dámaso Berenguer, conocido como la "Dictablanda", carecía de organización y tenía como objetivo retornar al bipartidismo y la normalidad constitucional. La restauración de la Constitución de 1876 permitió la libertad de expresión, lo que fomentó la voz de republicanos y obreros.

Los apoyos al rey descendían rápidamente, y muchos políticos se unieron a la causa republicana (como la Derecha Liberal Republicana). En 1930, se firmó el Pacto de San Sebastián entre las principales fuerzas republicanas, que acordaron un comité ejecutivo para la transición.

Niceto Alcalá-Zamora presidió este comité ejecutivo, que buscaba reunir a militares, PSOE y CNT, actuando como un gobierno provisional. Se preparó una insurrección militar para el 15 de diciembre, pero algunos se adelantaron (siendo detenidos) y fracasó (el PSOE no dio la orden de huelga general).

Tras la caída del gobierno de Berenguer, Juan Bautista Aznar presidió un nuevo gobierno, que convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. El sentimiento antimonárquico crecía en todo el país. El resultado fue que los monárquicos ganaron en el cómputo global de concejales, pero en las ciudades y capitales (donde el voto fue más limpio y representativo) vencieron de forma aplastante los republicanos y socialistas. Ante esta situación, el 14 de abril de 1931, se proclamó la Segunda República Española, poniendo fin a la monarquía de Alfonso XIII.

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