El Legado de la Poesía Épica Griega: Homero, Ilíada y Odisea
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La poesía épica es un tipo de poesía narrativa que canta las hazañas de héroes pertenecientes a un pasado más o menos legendario y cuyo comportamiento glorioso acaba convirtiéndose en modelo de virtudes varoniles: valor, nobleza, entrega, fidelidad.
Es poesía objetiva, pues el poeta actúa como simple narrador de hechos ajenos a él y en los que para nada interviene. De hecho, el poeta canta lo que la musa le inspira. Es poesía cantada por los aedos, cantores profesionales con acompañamiento musical, ante un público popular.
Etapas de la Poesía Épica Griega
En casi todas las culturas, la poesía épica tuvo una primera etapa oral, en la que el aedo se limita a repetir, con pequeñas variaciones, una serie de cantos de héroes y personajes míticos que él, a su vez, ha aprendido de otros aedos, sin que intervenga la escritura. A esta etapa sucede otra en la que el rapsoda, utilizando la escritura, crea sus propios poemas a partir de una serie de temas y motivos legados por la tradición.
Homero: El Poeta Épico
A esta última etapa pertenece Homero. Aunque algunos autores han negado incluso su existencia, hoy no cabe duda de que este poeta de origen jonio (Esmirna o Quíos) desarrolló su labor en el siglo VIII a. C.
Las dos grandes obras, la Ilíada y la Odisea, suponen para nosotros el comienzo de la literatura griega.
Contenido, Estructura y Métrica de las Obras Homéricas
Ambas se componen de 24 cantos. La Ilíada consta de algo más de quince mil versos y la Odisea de algo más de doce mil, todos ellos en hexámetros dactílicos.
La Ilíada: La Cólera de Aquiles
En la Ilíada, el tema central es el asedio de Troya por parte de los aqueos y sus aliados. La Guerra de Troya se prolongó durante diez años de combates; sin embargo, la obra se centra en unas semanas del décimo año, en torno a un episodio que proporciona cohesión a las diferentes historias que se suceden en las luchas entre héroes: «la cólera de Aquiles».
La obra comienza con el agravio de Agamenón al arrebatarle a la esclava Briseida a Aquiles. La ofensa lleva a Aquiles a retirarse de la guerra. Solo se reincorporará tras sufrir los griegos grandes pérdidas y después de morir Patroclo a manos de Héctor. Tras su regreso, mata a Héctor y exige a Príamo un elevado rescate por su cadáver. La obra concluye con los funerales de Patroclo y Héctor.
La Odisea: El Retorno de Ulises
La Odisea narra el retorno de Odiseo (Ulises) desde Troya a su patria Ítaca. Al igual que en la Ilíada, el autor centra los acontecimientos en un episodio que dará cohesión a las diferentes aventuras del héroe: el regreso a su hogar, Ítaca, y la recuperación de su reino. La estructura narrativa del poema es más compleja, por cuanto las digresiones suponen simultanear dos acciones (Ulises, por una parte, y Telémaco, su hijo, que lo busca, por otra) y un salto temporal en el que el propio Ulises pasa a ser el narrador de sus aventuras pasadas.
Al comienzo del poema, Ulises se encuentra en la isla de la ninfa Calipso, quien debe dejarlo marchar tras decidir los dioses, a petición de Atenea, permitirle el regreso a su hogar. Pero en Ítaca, su esposa, Penélope, se encuentra asediada por pretendientes, que dan al héroe por muerto y le exigen que elija a uno de ellos como esposo, mientras consumen la hacienda de la familia. Ante esta situación, su hijo Telémaco decide partir en busca de noticias de su padre.
De regreso a su patria, Poseidón hace naufragar a Ulises, quien recala en el país de los feacios. Allí, su rey, Alcínoo, lo acoge con hospitalidad y, al reconocer al héroe, este relata sus infortunios desde la partida de Troya: la sucesiva pérdida de su flota y sus compañeros entre tempestades; los enfrentamientos con seres monstruosos, como el Cíclope, los lestrigones, las sirenas o Escila y Caribdis; la ira de Helios cuando devoran sus bueyes sagrados, o la transformación en cerdos a manos de la maga Circe. Al terminar su relato, los feacios lo obsequian generosamente y, después de un viaje milagroso, llega a Ítaca. Odiseo regresa a su palacio disfrazado de mendigo y, con la ayuda de Telémaco y un fiel sirviente, da muerte a los pretendientes y se reúne por fin con Penélope. Así queda restablecida la paz.