Legado Napoleónico en Italia: Transformaciones y Resistencia Post-Restauración

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La Herencia del Periodo Napoleónico en Italia

Como afirma Duggan, aparentemente, el pueblo italiano no acogió con demasiada consternación el desmoronamiento napoleónico en la Península Itálica en 1813-14. En este sentido, se aprecia cómo el tratado de 1815 no encontró demasiada oposición entre los liberales italianos (de ninguno de los estados-reinos), ni fue duramente atacado por estos, ya que, como advierte este autor, gran parte de los cambios socioeconómicos y administrativos llevados a cabo durante el periodo napoleónico fueron aceptados por los nuevos gobiernos.

Dicho esto, sería imposible desdeñar la idea de que la etapa napoleónica dejó dentro del ideario liberal italiano una serie de valores morales, legislativos y judiciales, entre otros, que se instauraron en todos y cada uno de los estados italianos de una manera realmente profunda:

  • Las estructuras que uniformaban la vida pública.
  • El proceso de centralización y la creación de una nueva clase de funcionarios del Estado.
  • El hecho de que las administraciones locales y regionales asumieran el peso de garantizar el nuevo sistema fiscal.
  • La reforma del sistema jurídico.
  • La mejora de la red de comunicación.
  • La difusión de una estructura laica.
  • El enorme impacto producido a raíz de la introducción de los diferentes códigos napoleónicos.
  • Las alteraciones que sufrió la propiedad de la tierra (a pesar de que todavía a pequeña escala).
  • El servicio militar.

Desafíos de la Restauración Italiana

Los diferentes gobiernos de la Restauración italiana llevaron a cabo arduos esfuerzos por conservar los rasgos más atractivos del sistema napoleónico. Sin embargo, además de su clásico carácter reaccionario, se le debería sumar que toparon frontalmente con diversos condicionantes tales como:

  • La creciente y generalizada crisis económica (a nivel europeo y que comenzó justamente a partir de 1815).
  • La cada vez mayor formación intelectual de la burguesía urbana y rural.
  • El crecimiento imparable de la población.

En definitiva, se podría sentenciar que el carácter reaccionario de los estados italianos de la Restauración, sumado a su repudio de las ideas progresistas y su rígida censura, relegó a la oposición al ostracismo. Como consecuencia, las sociedades secretas constituyeron los principales vehículos del sentimiento liberal después de 1815.

Debilidades de la Oposición Liberal

Finalmente, se debe hacer notar que la tónica imperante tanto en las diferentes sectas liberales que se formaron a partir de la caída de Napoleón, como el ideario liberal en los distintos estados italianos, tendió hacia el disentimiento y la poca o nula colaboración. Como una vez más afirma Duggan, una de las debilidades más acentuadas de la oposición liberal fue la ausencia de objetivos claramente definidos. Asimismo, la oposición liberal adoleció de una fe poco crítica con el pueblo y mostró la vaga asunción de que tanto los sectarios como las masas tenían, en el fondo, intereses similares.

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