Legado Educativo Español: La Institución Libre de Enseñanza y sus Pilares Fundamentales
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Historia y Fundamentos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE)
La Institución Libre de Enseñanza (ILE) marcó un hito en la historia educativa española, promoviendo una visión pedagógica innovadora y humanista. A continuación, exploramos sus orígenes, influencias y los pilares que la sustentaron.
Promotores de la Escuela Lancasteriana en Madrid
En 1818, apareció en Madrid una escuela lancasteriana dirigida por el inglés Kearney. Un consejo de Grandes de España patrocinó esta nueva fundación madrileña. En 1821, estaba instalada en el edificio de la iglesia de San José. Sin embargo, los ataques del clero anglicano contra una escuela de carácter neutro provocaron la ruina del centro y, consecuentemente, del sistema Lancaster.
Instituciones Precursoras de la ILE
Las instituciones que sentaron las bases para la ILE fueron los Ateneos y las Sociedades Económicas de Amigos del País, directamente ligadas al siglo XVIII y al esfuerzo ilustrado de Jovellanos. Laureano Figuerola, en el discurso inaugural de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), los designó como los «precursores» de la institución que él inauguraba, reconociendo su legado en la promoción del saber y la cultura.
Principales Colaboradores de Francisco Giner de los Ríos
La visión de Francisco Giner de los Ríos fue impulsada por un grupo selecto de intelectuales y pedagogos. Entre sus principales colaboradores se encontraban:
- Laureano Figuerola
- Segismundo Moret
- Eugenio Montero Ríos
- Nicolás Salmerón
- Augusto González de Linares
- Eduardo Soler
- Salvador Calderón
- Joaquín Costa
- Manuel Bartolomé Cossío (discípulo directo de Giner y su principal colaborador)
- Gumersindo de Azcárate
- Francisco Giner de los Ríos (fundador y figura central)
- Hermenegildo Giner de los Ríos
- Jacinto Mesía
Nota: Se ha corregido la repetición de Augusto González de Linares y se ha aclarado la posición de Francisco Giner de los Ríos como figura central.
Fundamentación Filosófica de la ILE: El Krausismo y el Humanismo
La enseñanza en la ILE se nutrió profundamente del Krausismo, una corriente filosófica que, a través del siglo XVIII, se remonta hasta el Renacimiento, situando al hombre como lo más importante (una clara corriente humanista). Existía la necesidad de formar hombres útiles a la sociedad; lo más importante eran los valores intrínsecos del ser humano, pero también fundamental el papel que desarrollaba dentro de la sociedad.
La ILE pretendía entregar a la sociedad, cada año, promociones de personas nobles, laboriosas, profesionales, libres y hombres completos. Su máxima era clara: no solo había que instruir, sino también educar. Este era el concepto que la ILE tenía respecto al hombre; en cuanto al niño, el concepto era distinto. La importancia de la educación residía en atender a las diferentes etapas del desarrollo del niño, educándolos según su edad y sus necesidades específicas.
Enseñanza Integral y Continua: Un Modelo Pedagógico Innovador
La ILE apostó por una formación holística, buscando la unión de la enseñanza clásica y la científica para formar al individuo de manera completa. Fue el único establecimiento en España que se ocupaba de la enseñanza artística, un aspecto a menudo relegado.
Otras novedades significativas fueron la inclusión de la educación física y la búsqueda de una formación intelectual equilibrada mediante el desarrollo armónico del cuerpo. En la psicología general de la época, se descubrió el papel fundamental del juego como herramienta pedagógica.
Las salas o clases debían ser claras, aireadas, cálidas, etc., creando un ambiente propicio para el aprendizaje. Los profesores consideraban que la mejor formación era la que se llevaba a cabo en la familia; por ello, la escuela aspiraba a ser lo más parecida a ella. El maestro era fundamental, y se le exigían dos requisitos esenciales: vocación y un profundo saber para exponer conocimientos científicos.
Sin embargo, la ILE enfrentó problemas de reclutamiento, lo que hizo que la generación que la fundó no pudiera ser reemplazada con valor comparable, dejando un vacío difícil de llenar en su continuidad.