El Legado de los Apóstoles: Orígenes y Expansión de la Iglesia Primitiva
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El Libro de los Hechos de los Apóstoles
En el Nuevo Testamento, después de los cuatro Evangelios, encontramos el libro titulado Hechos de los Apóstoles. Su contenido es esencial para conocer la historia de las primeras comunidades cristianas.
Fue escrito hacia el año 70 d.C. y su autor es San Lucas, quien también escribió el tercer Evangelio. El libro de los Hechos está planteado como una continuación de este Evangelio y está dirigido a un mismo personaje, Teófilo, a quien Lucas anuncia que narrará los hechos ocurridos.
El día de Pentecostés nace la Iglesia con la venida del Espíritu Santo que Jesús había prometido. Los detalles de este acontecimiento son de gran importancia para comprender el origen y la naturaleza de la Iglesia.
Pentecostés: La Venida del Espíritu Santo
El Significado de Pentecostés
- El día de Pentecostés era una fiesta judía que recordaba la Alianza que Dios hizo con su Pueblo en el monte Sinaí, entregando a Moisés las tablas de la Ley. El Espíritu Santo viene a consolidar la Nueva Alianza realizada por Jesús, con la nueva ley del amor.
- En el Cenáculo, lugar donde se reunían los discípulos después de la Ascensión de Jesús al Cielo, se encontraban: María, la Madre de Jesús, y los Doce Apóstoles (Matías había sido elegido para sustituir a Judas), y junto a ellos, algunas mujeres y discípulos. Este es el núcleo fundacional de la Iglesia. La Iglesia no puede existir sin la Virgen ni sin los Apóstoles o sus sucesores, los obispos.
- El Espíritu Santo se presenta como un "viento impetuoso" (Él es quien impulsa a la Iglesia) y como "lenguas de fuego" (Él transforma a los Apóstoles en testigos valientes).
- Lo primero que hacen los Apóstoles al recibir el Espíritu Santo es ponerse a predicar a hombres de todas las naciones. Esta es la misión fundamental de la Iglesia: llevar el Evangelio por todo el mundo.
- El primero que toma la palabra y lleva la iniciativa es Pedro, a quien Jesús había puesto como cabeza de su Iglesia. Por eso, el Papa, sucesor de Pedro, sigue siendo la cabeza del Pueblo de Dios.
- La gente de Jerusalén, sorprendida ante lo que sucedía en el Cenáculo, acudía a ver qué pasaba y Pedro les dirigió un discurso en el que encontramos el núcleo de toda la predicación de la Iglesia: "A Jesús, que pasó haciendo milagros y señales entre vosotros, vosotros le matasteis clavándole en una cruz. Pero Dios lo ha resucitado, de lo cual nosotros somos testigos" (Cf. Hch 2, 22-36).
- Después del discurso de Pedro, se convirtieron unas tres mil personas. Cuando preguntaron a Pedro: "¿Qué hemos de hacer?", él contestó: "Convertíos y que cada uno se haga bautizar en el nombre de Jesucristo". Se entra a formar parte de la Iglesia por medio del Bautismo.
La Vida de las Primeras Comunidades Cristianas
El libro de los Hechos nos describe la vida de las comunidades de cristianos que fueron apareciendo en Jerusalén después de Pentecostés. Sus características fundamentales son la unidad y la santidad:
Unidad
- Unidad en la enseñanza de los Apóstoles: "Acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles" (Hch 2, 42). "Tenían un solo corazón y una sola alma" (Hch 4, 32).
- Unidad en la Eucaristía y la oración: Acudían a la Eucaristía (la fracción del pan) y a la oración.
- Unidad en los bienes materiales: "Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común, vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno" (Hch 2, 44-45).
Este testimonio de unidad hacía que muchos se unieran a los cristianos y se hicieran bautizar. Pues ya había dicho Jesús: "En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros" (Jn 13, 35).
Santidad
- Los cristianos de la Iglesia primitiva, para llamarse a sí mismos, utilizaron el nombre de 'santos', incluso antes de llamarse 'cristianos'. Con esto reconocían que habían sido llamados por Dios a la santidad, es decir, a vivir en estrecha relación con Dios y haciendo su voluntad, y que estaban llenos del Espíritu Santo que los guiaba en su actuar.
Como los fieles aumentaban, rápidamente los Apóstoles no eran suficientes para atender todas las necesidades de la Iglesia. Los Apóstoles fueron llevados ante el Sanedrín (las autoridades religiosas del pueblo judío, presididas por el Sumo Sacerdote), que les prohibió seguir predicando. Pero ellos contestaron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch 5, 29).
- Los Apóstoles nombraron a siete diáconos para que se ocuparan de las obras de caridad.
La Expansión de la Iglesia
Jesús, durante su vida terrena, solo predicó a los judíos y no salió de Palestina. Sin embargo, Jesús les había dicho: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva" (Mc 16,15). Cuando empezaron a convertirse los gentiles (así llamaban a los no judíos), se planteó el problema de si debían hacerse primero judíos para ser cristianos. Pronto vieron los Apóstoles que la fe en Jesucristo superaba todas las prescripciones de la antigua Ley y decidieron que no era necesario imponer la Ley judía a los cristianos gentiles.
La Conversión de los Gentiles
Jesucristo había mandado claramente hacer discípulos de todos los pueblos (Cf. Mt 28, 19). Dos personajes abren el camino para la predicación del Evangelio a los gentiles: Cornelio, un centurión romano, y Saulo de Tarso.
San Esteban: El Protomártir
Esteban es uno de los siete diáconos. Fue presentado ante el Sanedrín, y decidieron apedrearlo (aproximadamente año 34-35 d.C.). San Esteban es el protomártir (primer mártir) de la Iglesia. Murió, como Jesús, perdonando. Mientras le apedreaban, se puso de rodillas y dijo: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado" (Hch 7, 60).
La Conversión de Cornelio
Cornelio era un centurión romano que estaba en Cesarea. En una visión, el Señor le hizo ver que debía buscar a Pedro. El apóstol fue a casa de Cornelio y predicó ante él y toda su familia. Sobre ellos derramó sus dones el Espíritu Santo para que alabaran a Dios y confesaran a Cristo. Pedro los bautizó y con ello, los gentiles, es decir, aquellos que no formaban parte del pueblo judío, empezaron a pertenecer a la Iglesia.
La Conversión y los Viajes de San Pablo
Saulo era de la ciudad de Tarso, situada al sur de Asia Menor. Al ser habitante de esta ciudad, era ciudadano romano, pero por nacimiento y por religión, era judío. Fue enviado a Jerusalén para estudiar con el famoso rabino Gamaliel y pasó a formar parte del grupo de los fariseos. Odiaba a los cristianos y estaba próximo a los que apedrearon a Esteban.
- Primer Viaje Apostólico (Años 46-48 d.C.): Acompañado por Bernabé y Juan Marcos, San Pablo se dirigió primero a Chipre y luego a diversas ciudades de Asia Menor. Predicó a judíos y gentiles, estableciendo comunidades cristianas por donde pasaba. A muchas de estas comunidades, San Pablo les escribió cartas posteriormente para explicarles la fe y animarles a llevar una vida cristiana.
- Segundo Viaje Apostólico (Años 49-52 d.C.): Después de atravesar Asia Menor, Pablo tuvo una visión que lo llevó a Europa, donde anunció el Evangelio por Macedonia y Grecia.
- Tercer Viaje Apostólico (Años 53-57 d.C.): Este viaje lo llevó a Éfeso y a las costas de Asia Menor, con el objetivo de robustecer las comunidades ya fundadas. Sin embargo, al regresar a Jerusalén, fue hecho prisionero, comenzando así su cautiverio que terminaría en Roma.
- Último Viaje y Martirio (Aproximadamente Año 67 d.C.): San Pablo realizó su último viaje, conocido como el viaje de la cautividad, camino de Roma. Allí murió decapitado durante las persecuciones de Nerón, aproximadamente en el año 67 d.C.