El Latín Vulgar: Origen, Evolución y Fragmentación

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Concepto y cronología del latín vulgar

El latín vulgar es el latín hablado por los romanos, en contraste con el latín clásico escrito. Se puede hablar de latín vulgar en el momento en que existe una tradición literaria, es decir, que comienza cuando empieza el latín escrito (siglo III a. C). La fecha final sería el año 813 con el Concilio de Tours, donde se recomendó a los obispos que hicieran las misas en “Rustica Romana lingua” (las lenguas de cada territorio).

Fuentes latinas

En el latín vulgar, las fuentes se pueden dividir en tres grupos:

  1. Fuentes literarias: Las Cartas de Cicerón (106-43 a.C) y Metamorfosis, en el siglo II d.C escrito por Apuleyo.
  2. Fuentes epigráficas: Las inscripciones paganas de los siglos I-VI d.C y Las inscripciones cristianas de los siglos V-VI d.C.
  3. Fuentes gramaticales: Isidoro de Sevilla (570-637) y Appendix Probi en el siglo III - IV d. C escrito por un purista.

Causas de la fragmentación latina

Si no fuera por estas causas que se explicarán a continuación, todavía hablaríamos el latín vulgar.

Variedad de sustratos

La primera es la variación de sustratos. Si escribimos la definición de “sustrato” sería aquellas lenguas a las cuales se iban incrementando el latín durante su expansión histórica. Por eso, era normal que antes de perder su lengua oficial, los pueblos pasaran por periodos largos de bilingüismo. Asimismo, en las lenguas románicas, aparecieron tendencias fonéticas y elementos léxicos que se interpusieron al sustrato prerromano. Por este modo, aparece la teoría de la latencia: el sustrato es un factor que va existiendo aunque no se vaya manifestando en los textos. Cuando el latín llega a un lugar geográfico, los hablantes la van adoptando. En estos lugares, el buen latín se esforzaba mucho en pronunciar correctamente y escribir siguiendo la norma latina, y la pronunciación autóctona quedaba como un provincianismo, es decir, hacia las clases inferiores. Sin embargo, cuando Roma va decayendo, estos provincianismos se expanden y, por lo tanto, aparecen numerosos escritos.

Los sustratos más importantes eran la península Itálica, la Galia, la península Ibérica y la Dacia.

La península Itálica

En la península Itálica tenemos el sustrato osco-umbro, el sustrato etrusco y el sustrato griego.

  • Sustrato osco-umbro: El latín era un dialecto de Roma pero que poco a poco se fue expandiendo por los pueblos romanos que hablaban otras lenguas. El osco se utilizó hasta el siglo I d. C, pero cuando brillaba el latín, se perdió junto con las otras lenguas que se hablaban. Una de las diferencias entre el latín y el osco era el trato de las aspiradas indoeuropeas en posición intervocálica ya que pasaron a ser aspiradas y en latín a las sonoras b y d.
  • Sustrato etrusco: Los contactos entre el latín y el etrusco hicieron que el latín tuviera palabras etruscas.
  • Sustrato griego: El griego se hablaba en muchas colonias griegas de buena parte de Italia y Sicilia desde el siglo VIII a. C. El prestigio del griego y su cultura era muy importante y, por ello, era un proceso lento y difícil de romanización. Además, las influencias de este sustrato también tuvieron una gran importancia en la sintaxis.

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