Kant: Razón, Deber y Dignidad en la Filosofía Moderna

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Kant y la Ilustración: La Emancipación del Pensamiento

Immanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo alemán clave en la Ilustración, un movimiento intelectual que promovía el uso de la razón y la autonomía del pensamiento frente a la autoridad y la tradición. En su célebre ensayo ¿Qué es la Ilustración? (1784), Kant define la Ilustración como la salida del ser humano de su minoría de edad, es decir, su incapacidad de pensar por sí mismo sin la dirección de otros. Para él, la Ilustración es un proceso de emancipación intelectual que requiere valor para usar la propia razón y superar la comodidad de la dependencia.

En este fragmento, Kant explica que la minoría de edad es la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin la guía de otros:

"A ilustración é a saída do home da súa minoría de idade, da cal el mesmo é o culpable."

No se trata de una falta de inteligencia, sino de una falta de decisión y valentía para pensar de manera autónoma. Por eso, la divisa de la Ilustración es "Sapere aude!", es decir, "¡Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento!".

Kant señala que la pereza y la cobardía son las principales causas de esta dependencia, pues muchas personas prefieren que otros piensen por ellas:

"A inmensa maioría dos homes consideran perigoso dar o paso cara á maioría de idade."

Esta actitud favorece que ciertos grupos actúen como tutores y mantengan el control sobre la sociedad, impidiendo el progreso. Sin embargo, Kant sostiene que la libertad es esencial para salir de la minoría de edad, pues solo cuando las personas pueden expresar libremente sus ideas se desarrolla un pensamiento crítico y autónomo. Así, el texto refleja la importancia de la razón en el pensamiento kantiano y su vínculo con el progreso y la emancipación. La Ilustración, según Kant, no es solo un período histórico, sino una actitud que cada individuo debe adoptar para alcanzar su plena autonomía y libertad.

La Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres: Imperativos y Deber

Immanuel Kant (1724-1804) es uno de los filósofos más importantes de la Ilustración y de la ética moderna. En su obra Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), desarrolla su teoría ética basada en la autonomía de la razón y en el imperativo categórico, oponiéndose a las éticas materiales, que dependen de deseos o consecuencias. Para Kant, la moral debe ser universal y basada en el deber, no en intereses personales ni en resultados.

En este fragmento, Kant distingue entre imperativos hipotéticos y categóricos:

  • Los imperativos hipotéticos dependen de condiciones y deseos:

    "Representan a necesidade práctica dunha posible acción como medio para acadar outra cousa."

  • Mientras que los imperativos categóricos son necesarios por sí mismos, sin depender de un fin:

    "Un imperativo que, sen poñer como condición ningún outro propósito alcanzable por medio dun determinado comportamento, ordena ese comportamento inmediatamente."

Aquí Kant critica las éticas materiales, que son heterónomas porque sus normas dependen de deseos externos. Para él, solo el imperativo categórico es verdaderamente moral, pues exige actuar por deber y no por interés:

"Un home actúa moralmente cando actúa por deber, non por interese ou desexo."

Esto significa que la moralidad no puede depender de las consecuencias de los actos, sino de la intención con la que se realizan. Así, Kant defiende una ética formal y autónoma, donde la única regla válida es actuar según principios que puedan valer como ley universal. Esta idea fundamenta su concepción del deber y su crítica a cualquier moralidad basada en recompensas o castigos.

Dignidad Humana y el Imperativo Categórico: Valor Intrínseco

En otro fragmento de la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant establece una distinción fundamental entre precio y dignidad. Según el filósofo, todo aquello que puede ser sustituido por algo equivalente tiene un precio, mientras que aquello que no tiene equivalente y es irremplazable posee dignidad.

  • Los objetos materiales, por ejemplo, tienen precio porque pueden ser intercambiados.
  • Los seres humanos, como seres racionales, poseen dignidad porque su valor es absoluto y no puede ser reducido a un medio para alcanzar un fin.

Este concepto se relaciona con uno de los principios fundamentales del imperativo categórico, que exige tratar siempre a los seres humanos como fines en sí mismos y nunca solo como medios. En otras palabras, la moral kantiana establece que las personas no deben ser utilizadas para conseguir objetivos individuales o colectivos, sino que deben ser respetadas en su autonomía y valor intrínseco. De esta manera, la ética de Kant se opone a cualquier sistema moral basado en la utilidad o en las consecuencias, como el utilitarismo, ya que considera que la moralidad debe basarse en principios universales dictados por la razón.

Este fragmento refuerza la idea de que la dignidad es el fundamento de la moral kantiana y que solo un ser racional es capaz de actuar conforme a principios universales. La autonomía y la capacidad de legislar moralmente son lo que distingue a los seres humanos de los meros objetos, estableciendo así una ética que prioriza el respeto y la universalidad sobre cualquier interés individual o circunstancial.

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