Kant: Ciencia, Ética y la Crítica de la Razón

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¿Qué es la ciencia? Para Kant, la ciencia es un sistema de juicios sintéticos a priori.

¿Cómo es posible la ciencia? Preguntarse esto equivale a preguntarse cómo son posibles los juicios sintéticos a priori. Para Kant, el fundamento de los juicios sintéticos a priori es la forma en la que el hombre experimenta el mundo mediante el ejercicio de tres facultades: la sensibilidad, el entendimiento y la razón.

La Crítica de la Razón Pura

La primera parte de la Crítica de la Razón Pura se dedica al estudio de la sensibilidad. Kant afirma que la sensibilidad es la que se encarga de hacernos presentes las cosas, enmarcándolas en el espacio y en el tiempo. La duración es una condición necesaria y universal de cualquier fenómeno, mientras que la extensión es una condición solo de fenómenos físicos. Para Kant, la aritmética estudia el tiempo y la geometría el espacio.

La segunda parte de la Crítica de la Razón Pura se centra en el estudio del entendimiento. Según Kant, el entendimiento es el encargado de sintetizar los datos de la sensibilidad, organizándolos mediante las categorías. Esta síntesis se expresa mediante juicios, por lo que puede decirse que el entendimiento es la facultad de juzgar. Para Kant, los juicios sintéticos a priori en los que se fundamenta la física están basados en esta síntesis categorial. Partiendo de la categoría de causa, la física estudia cómo las relaciones causales acontecen de forma concreta en el mundo.

La tercera parte de la Crítica de la Razón Pura estudia la razón, entendida como una facultad generalizadora de la mente humana. Para Kant, la razón se encarga de sistematizar los juicios del entendimiento, organizándolos mediante las ideas regulativas (Dios, alma, mundo). Kant afirma que estas ideas no son objeto de experiencia sensible, por lo que no es posible un conocimiento científico de Dios, alma o el mundo.

Ética Kantiana: El Deber y la Libertad

¿Qué debo hacer? Crítica de la Razón Práctica, Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres

Kant critica todas las teorías éticas anteriores, a las que denomina éticas materiales. Las éticas materiales son empíricas, hipotéticas y heterónomas. En ellas, la acción está motivada por el amor a uno mismo.

Frente a las éticas materiales, Kant propone una ética formal, que sea a priori, universal y autónoma. En ella, la acción vendrá animada por el amor al prójimo y no por el amor a uno mismo.

Las éticas materiales entienden la moral como la determinación de lo que es bueno y malo para el hombre. Kant entiende la ética como la conciencia del deber. Ese deber, revelado en los conflictos morales, se presenta como necesario y universal, y se expresa mediante el imperativo categórico: “Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”.

Las máximas de conducta deben ser generalizables y han de tratar a todos los hombres por igual. Deben proponer fines necesarios que además podamos querer.

La ley moral debe basarse en la consideración de que el fin de nuestra acción debe ser la persona.

La voluntad, según Kant, obra libremente cuando actúa movida por la ley moral, de acuerdo con los fines dictados por la razón práctica. Solo en ese caso la conducta humana es verdaderamente autónoma. En el cumplimiento del deber se manifiesta la libertad. La experiencia moral nos muestra que somos libres.

Sin embargo, este planteamiento ético condena al hombre a vivir dividido entre la obligación de acatar la ley moral y el deseo de felicidad, que Kant entiende como incompatibles.

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