Islas afortunadas mitología griega
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1.- Campos Elíseos.
El Elíseo hace su aparición en la literatura en un pasaje de La Odisea, donde se profetiza a
Menelao que será enviado a los extremos del mundo para que lleve una eterna, por ser pariente
de Zeus y estar casado con Helena. Por tanto, el Elíseo viene a ser una morada más allá de la
muerte, distinta del Hades, circunstancia que sitúa este mito en el ámbito de las teorías
escatológicas. Autores latinos como Séneca o Ausonio sitúan en el Elíseo no sólo personas, sino
también las almas de los justos y piadosos, por asociación con el mito de las Islas de los
Bienaventurados.LAS ISLAS Canarias EN EL MUNDO Clásico 2
Por otro lado, el hecho de que Homero nos describa la vega elisíaca como un lugar de vida
cómoda, clima apacible, abundancia, etc. Nos lleva a situar este mito en el contexto del locus
amoenus o paisaje ideal.
2.- Islas de los Bienaventurados.
El nombre corresponde a la traducción del griego mákaron nêsoi que podría entenderse
también como "islas de los dioses", pues makaroi "los felices" es una denominación de los dioses.
El nombre aparece por primera vez en los Trabajos y Días de Hesíodo y se repite en la segunda
Olímpica de Píndaro.
En Hesíodo forma parte de la descripción del mito de las Edades y se refiere a la estirpe
de los héroes y semidioses que van a residir a unas islas fértiles y ricas. En Píndaro, se trata de
una sola isla en la que van a vivir quienes han sido capaces de mantener durante tres veces
(vidas) apartada su alma de toda iniquidad.
En ambos casos son característicos los elementos del locus amoenus. Cuando estas islas
se conciben, especialmente por influencia órfico – pitagórica, como lugar de residencia de las
almas que han llevado una vida justa, se confunden con los campos elíseos y, por ello, ambos
nombres aparecen conjuntamente en muchos autores. Este mito debe enmarcarse en el ámbito
de la escatología, el mito de la Edad de oro y el paisaje ideal.
3.- Islas Afortunadas.
Fortunatae insulae aparece por primera vez en la obra de Plauto “Las Tres Monedas” y
suele considerarse como el equivalente latino de las makáron nêsoi griegas.
El mito habla de unas Islas Afortunadas poetizadas y utópicas. Cuando se pretende
explicar por qué son afortunadas tales islas, se acude a elementos propios del mito de la Edad de
Oro, de la literatura paradoxográfica y de la utopía, así como a referencias ético-religiosas. Otros
autores latinos hablan de las Islas Afortunadas desde un punto de vista geográfico, sin alusiones
al mito.
4.- Jardín de las Hespérides.
El nombre Hespérides significa "Las Occidentales”, derivado del griego. La búsqueda de unas
manzanas de oro, guardadas por los dioses en un mítico jardín, es uno de los muchos episodios
que tienen que ver con Heracles, más importante de los héroes griegos. Es un mito es sumamente
complicado: la genealogía de las ninfas Hespérides, su número, sus nombres, sus lugares de
residencia, el enigma de los frutos. Hesíodo las hace hijas de la Noche, pero para otros autores
son hijas de Héspero, Atlante, Zeus o Focis. Su número varia de una a once, pero es muy
frecuente el número tres y el siete.
Respecto a lo que pudieron ser las manzanas de oro, ya desde la Antigüedad se barajaron
varias interpretaciones. Hoy se sabe que esas mágicas manzanas, también presentes en la
tradición de otros pueblos, son un símbolo de inmortalidad o de renovación de la juventud. En
cuanto al jardín que las producía, debe tenerse en cuenta la tradición griega de jardines más o
menos míticos, que arranca del que se describe en la Odisea, el Jardín de Alcinoo. El jardín viene
a ser un símbolo el paraíso terrenal de los estados espirituales que corresponden a las estancias
paradisíacas.
5.- Atlántida.
Aparte del macizo montañoso africano (en cuyo caso solemos hablar de Atlas), Atlante era
en la mitología griega tanto el titán condenado por Zeus a sostener la bóveda celeste, como el
primer rey de los atlantes y de la isla de la Atlántida, descrita por Platón en el mito que lleva su
nombre (diálogos Timeo y Critias).
Platón nos cuenta que en tiempos pasados hubo una guerra entre Atenas y el pueblo de
los atlantes. Estos pretendieron someter al mundo, pero fueron derrotados por los atenienses,
quienes acabaron siendo aniquilados por un cataclismo, del mismo modo que la isla Atlántida, que
acabó hundiéndose en el océano.
Este mito es de procedencia platónica; no hay referencias anteriores y 1as versiones
posteriores parten única y exclusivamente de él. Platón presenta la historia de una manera tan
ambigua que ha habido interpretaciones para todos los gustos, desde una pura creación poética,
una alegoría, incluso hay quien ha tratado de ver una "verdadera historia". Lo más acertado
parece situar el mito como un ejemplo de utopía – sueño, una comunidad ideal en un pasado
remoto.