Isabel II: De las Regencias al Reinado Efectivo (1833-1868)

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Isabel II (1833-1843): Las Regencias

La Regencia de María Cristina: La Revolución Liberal (1833-1840)

María Cristina quiso continuar la política absolutista de su marido, pero el estallido de la Primera Guerra Carlista le obligó a buscar el apoyo de los liberales. Sus principales dirigentes fueron Espartero, Mendizábal, Madoz y Prim. Los liberales se dividían en dos grandes facciones: los moderados y los progresistas. Los liberales moderados defendían la soberanía compartida entre rey y Cortes, el fortalecimiento del poder del rey, el rechazo a las reformas, el sufragio censitario restringido, la designación de los ayuntamientos por el gobierno central y la supresión de la Milicia Nacional.

Finalmente, progresistas y moderados acordaron aprobar la nueva Constitución de 1837. Se trata de una Constitución más moderada que la de 1812, pues reforzaba el poder de la Corona (derecho de veto y de disolución de Cortes) y establecía una soberanía compartida entre el rey y las Cortes, un parlamento bicameral (Congreso de los Diputados y el Senado) y el sufragio masculino censitario. Además, incluía un reconocimiento de derechos y libertades.

La Regencia de Espartero (1840-1843)

El general Espartero, prestigiado por su éxito en la Primera Guerra Carlista, desplazó a la reina María Cristina en la regencia de España. El militarismo se debió a la debilidad de la burguesía española y del Estado liberal, y tuvo graves consecuencias a largo plazo, como los golpes de Primo de Rivera y de Franco en el siglo XX.

Durante su corta regencia, se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos. En 1842 estalló en Barcelona una revuelta contra las medidas librecambistas de Espartero que dañaban la industria catalana. Espartero ordenó aplastar la revuelta y bombardear Barcelona. Debido a tales circunstancias, el Regente fue perdiendo los apoyos sociales iniciales, lo que facilitó el éxito del golpe militar que en 1843 encabezó Narváez. Este general acabó con la Regencia y aceleró la subida al trono de Isabel II.

Isabel II (1843-1868): El Reinado Efectivo

La Década Moderada (1844-1854)

El general Narváez fue el hombre fuerte de esta década. Sus principales objetivos fueron poner fin al proceso revolucionario para así construir un régimen liberal hecho a la medida de los intereses representados por el Partido Moderado: Corona, nobleza, alta burguesía e Iglesia. Creó por ello la Guardia Civil en 1844, cuya principal actuación fue en el medio rural.

Las divisiones internas del partido moderado y las denuncias de corrupción y escándalos financieros hicieron que las clases más populares dieran su apoyo a un pronunciamiento liberal de carácter progresista, encabezado por el general O’Donnell. Con el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo, los sublevados criticaban la “camarilla real”, exigían una bajada de impuestos, la ampliación del sufragio y el cese del gobierno del Conde de San Luis. La revolución triunfó e Isabel II nombró jefe de gobierno a Espartero, dándose inicio al Bienio Progresista.

El Bienio Progresista (1854-1856)

Durante este periodo, se impulsó la Ley de Desamortización Civil por Madoz (1855), mediante la cual se privatizaron numerosas tierras de propios y de comunes. Una ley que benefició a los latifundios nobles y burgueses, que aumentaron sus propiedades, y a la Hacienda del Estado.

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