Isabel II y el Carlismo: Conflicto Liberal-Absolutista en España
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Reinado de Isabel II: Oposición al Liberalismo, Carlismo y Guerra Civil
El establecimiento del liberalismo en España durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843), comenzó con la Primera Guerra Carlista (1833-1840) entre el gobierno liberal y los absolutistas, dirigidos por Carlos María Isidro. La guerra civil tuvo lugar durante la primera regencia de la minoría de edad de la reina.
Causas del Conflicto
Las causas principales del conflicto fueron:
- La cuestión sucesoria y la legitimidad de Isabel para reinar y de su madre para ejercer la regencia. En 1830, Fernando VII, sabiendo que iba a tener una hija, promulgó la Pragmática Sanción, anulando la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres. Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII y hasta entonces sucesor, no aceptó y protagonizó sin éxito los "Sucesos de la Granja" (1832). Tras la muerte de Fernando VII, Carlos reivindicó desde Portugal sus derechos dinásticos (Manifiesto de Abrantes), siendo proclamado rey (Carlos V) en diversas ciudades.
- El enfrentamiento ideológico. Los carlistas eran enemigos del liberalismo (libertad política, económica y social, uniformidad territorial y laicismo). Defendían el tradicionalismo, el Antiguo Régimen y la monarquía de origen divino ("Dios, Patria y Rey"), así como el mantenimiento de los fueros.
VS el liberalismo defendía la política centralizadora, soberanía nacional y división de poderes.
Desde el punto de vista social, en el carlismo militaban la nobleza y miembros conservadores de la administración y del ejército, bajo clero y campesinos católicos. En el bando isabelino, sectores reformistas del absolutismo, liberales, gran parte del ejército, funcionarios, altos eclesiásticos, burgueses, intelectuales y profesionales. En el ámbito internacional, Francia, Portugal y Reino Unido firmaron la Cuádruple Alianza con los isabelinos. Austria, Prusia, Rusia, Nápoles y los Estados Pontificios apoyaron a Carlos María Isidro.
Primera Guerra Carlista (1833-1840)
La Primera Guerra Carlista (1833-1840) estalló el 1 de octubre con el Manifiesto de Abrantes. Tuvo lugar durante la Regencia de María Cristina y se divide en tres fases:
- Primera Fase: Avance Carlista (1833-1835). Los carlistas intentaron una insurrección general del país, fracasaron e iniciaron la guerra civil. El ejército de Isabel II reprimió núcleos carlistas excepto en el País Vasco y Navarra, donde Zumalacárregui creó un ejército partiendo de guerrilleros. Los carlistas obtuvieron victorias como la del valle de los Amézcoas, y sufrieron fracasos como el asedio a Bilbao (1835), que acabó con la muerte del general Zumalacárregui.
- Segunda Fase: Repliegue Carlista (1835-1837). Expediciones fuera del País Vasco y Navarra. Los carlistas fueron derrotados en Luchana (1836) por Espartero, poniendo fin al segundo sitio de Bilbao y replegándose más allá del Ebro.
- Tercera Fase: Triunfo Isabelino (1837-1839). Espartero liberó gran parte de los territorios ocupados por los carlistas, lo que llevó a la división del carlismo entre apostólicos o intransigentes y marotistas o moderados. El Convenio de Vergara (Guipúzcoa, agosto de 1839), entre el general Maroto y Espartero, puso fin a la guerra, acordándose admitir a los militares carlistas en el ejército de Isabel II, respetando su graduación y el mantenimiento de los fueros, aunque los gobiernos liberales no lo respetarían totalmente. El general Cabrera resistió hasta la toma de Morella por Espartero (mayo de 1840).
El carlismo se mantuvo activo a lo largo del siglo XIX, reivindicando los fueros y provocando otros dos conflictos más:
Segunda Guerra Carlista (1846-1849)
Tuvo lugar en Cataluña, y tuvo como pretexto el fracaso de la planeada boda entre Isabel II y Carlos VI. Finalizada la guerra, hubo focos carlistas hasta 1860. El carlismo se revitalizó en 1868.
Tercera Guerra Carlista (1872-1876)
Durante el Sexenio Democrático en Cataluña, Navarra y País Vasco, llegando a establecer un gobierno en Estella. La Restauración trajo el declive carlista.