Introducción a la Crítica de la Razón Pura de Immanuel Kant

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La Filosofía Crítica de Kant: Fundamentos del Conocimiento y Límites de la Razón

Introducción a la Crítica Kantiana

La filosofía crítica de Immanuel Kant se inicia bajo la influencia del empirismo de David Hume, lo que lo lleva a cuestionar la confianza ciega en la razón. En su obra cumbre, la Crítica de la razón pura (publicada en 1781), Kant busca analizar las condiciones que hacen posible el conocimiento y responder a dos grandes preguntas fundamentales: ¿Qué puedo conocer? y ¿Es posible la metafísica como ciencia? Su enfoque consiste en examinar las capacidades del sujeto que conoce, especialmente la razón, para determinar su origen, valor, alcance y límites.

Kant sostiene que la ciencia se basa en juicios sintéticos a priori. Estos juicios tienen la particularidad de ampliar el conocimiento (a diferencia de los juicios analíticos, que son meramente explicativos) y son, a su vez, independientes de la experiencia (a diferencia de los juicios a posteriori, que se derivan de ella). Esto plantea la cuestión fundamental que Kant se propone resolver: ¿cómo son posibles estos juicios?

Estructura de la Crítica de la Razón Pura

Para responder a esta interrogante, Kant estructura su obra en tres partes principales, cada una dedicada al estudio de una facultad del conocimiento específica:

1. Estética Trascendental: La Sensibilidad

En la Estética Trascendental, Kant estudia la sensibilidad. Señala que, si bien el conocimiento comienza con la experiencia, no todo él proviene de ella. El espacio y el tiempo son presentados como formas a priori de la sensibilidad: no se derivan de la experiencia, sino que, por el contrario, la hacen posible. Gracias a estas formas, organizamos y estructuramos las impresiones sensibles que recibimos. Esto explica cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemáticas: la geometría se fundamenta en la intuición pura del espacio, y la aritmética en la intuición pura del tiempo.

2. Analítica Trascendental: El Entendimiento

En la Analítica Trascendental, Kant analiza el entendimiento, la facultad que utiliza conceptos y categorías a priori (como sustancia, causalidad, unidad, pluralidad, etc.) para pensar y unificar los fenómenos dados por la sensibilidad. El conocimiento, según Kant, surge de la síntesis indispensable entre intuiciones sensibles (proporcionadas por la sensibilidad) y conceptos (aportados por el entendimiento). Sin ambos elementos, no hay conocimiento posible. Aquí, Kant establece una distinción crucial entre fenómeno (lo que podemos conocer, es decir, la realidad tal como se nos aparece a través de nuestras estructuras cognitivas) y noúmeno (la cosa en sí, la realidad independiente de nuestra experiencia, que permanece incognoscible). Solo conocemos fenómenos, es decir, lo que se nos presenta a través de nuestras formas a priori de la sensibilidad y las categorías del entendimiento. Por esta razón, su sistema filosófico se denomina idealismo trascendental.

3. Dialéctica Trascendental: La Razón

Finalmente, en la Dialéctica Trascendental, Kant examina la razón, la facultad que busca lo incondicionado y lo absoluto a través de las ideas trascendentales, como el alma, el mundo y Dios. Estas ideas, sin embargo, no se refieren a objetos de experiencia y, por lo tanto, no pueden generar conocimiento objetivo. Kant demuestra que la metafísica tradicional (que incluye la psicología racional, la cosmología racional y la teología racional) no puede constituirse como una ciencia en el sentido estricto, ya que al aplicar las categorías del entendimiento a objetos no sensibles, la razón incurre inevitablemente en errores y contradicciones, lo que él denomina ilusiones trascendentales. No obstante, estas ideas trascendentales tienen un uso regulativo: aunque no producen conocimiento, orientan la investigación científica y la acción moral, sirviendo como principios unificadores y directrices para la búsqueda de la verdad y la moralidad.

Conclusión: El Giro Copernicano y el Legado Kantiano

En conclusión, Kant realiza un verdadero giro copernicano en la filosofía: el conocimiento no se adapta pasivamente a los objetos, sino que, por el contrario, los objetos se ajustan a las estructuras y condiciones del sujeto que conoce. De esta manera, Kant logra sintetizar y superar las limitaciones del empirismo y el racionalismo, definiendo con precisión los límites del conocimiento humano. Concluye que la metafísica no es posible como ciencia teórica del conocimiento, aunque sí posee un papel fundamental y relevante en el ámbito práctico y moral de la existencia humana.

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