Interruptores Automáticos: Protección Eléctrica, Tipos y Funcionamiento
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Los Interruptores Automáticos: Protección Esencial en Instalaciones Eléctricas
Los interruptores automáticos o disyuntores están sustituyendo a los fusibles, ya que protegen eficazmente contra cortocircuitos y actúan más rápido ante las sobrecargas, de forma selectiva. En viviendas, se utilizan varios, uno por circuito.
Tipos y Calibres
Los tipos de interruptores automáticos son:
- Unipolar
- Bipolar
- Tripolar
- Tetrapolar
Estos dispositivos tienen un calibre que va desde 0.5, 1, 2, 3, 4, 6, 10, 16, 20, 25, 32, 40, 50 y hasta 63 amperios. Los diferentes calibres también son selectivos. Su poder de corte es de 6000 A.
Ejemplos de Calibres por Circuito:
- C1 - 10A
- C2 - 16A
- C3 - 25A
- C4 - 20A
- C5 - 16A
Ventajas de los Interruptores Automáticos
Tienen la ventaja de que, una vez han saltado por sobrecarga o cortocircuito, se pueden volver a encender manualmente con rapidez, sin necesidad de un recambio.
Se fabrican calibrados en amperios. Su calibre nos indica los amperios que pueden pasar por el interruptor sin que desconecte el circuito. Sin embargo, una vez superada la intensidad nominal, el interruptor desconectará. El tiempo de desconexión depende de las veces que se supere la intensidad nominal del interruptor. Para intensidades de sobrecarga, este tiempo puede ser de unos pocos segundos.
Desventajas y Poder de Corte
Una desventaja es que su poder de corte suele ser inferior al del fusible.
Para apagar el arco eléctrico que produce la desconexión, disponen de una cámara de extinción del arco. Suelen tener un poder de corte de 1.5, 3, 4.5, 6, 10, 15, 20 y 25 kA. En cambio, los fusibles alcanzan con facilidad los 40 o 100 kA. Por esta razón, es aconsejable la instalación de un fusible general de protección que garantice la desconexión en caso de que el interruptor automático no sea capaz de cortar una corriente muy elevada.
Funcionamiento de los Interruptores Automáticos
Un interruptor automático está compuesto por dos partes principales: la magnética y la térmica. Ambas están conectadas en serie con el circuito que protegen, por lo que la corriente pasará por las dos partes.
Relé Magnético
El relé magnético se encarga de la protección contra cortocircuitos. Básicamente, es una bobina de poca resistencia eléctrica. En su interior hay un núcleo de hierro en posición de reposo. Mientras pase la intensidad nominal, el interruptor estará cerrado. Cuando la intensidad crece rápidamente hasta valores de cortocircuito, la bobina crea un campo magnético que atrae al núcleo y provoca la desconexión.
Relé Térmico
El relé térmico se encarga de la protección contra sobrecargas. La corriente se hace pasar por un elemento bimetálico. Cuando la intensidad se eleva a valores considerados de sobrecarga, la lámina bimetálica se calienta por el efecto Joule, se deforma y actúa sobre el interruptor, desconectándolo. Este relé garantiza la protección de sobrecargas mucho mejor que el fusible.
Curvas de Disparo
Existen diferentes curvas de disparo para los interruptores automáticos, adaptadas a distintos tipos de instalaciones:
- Curva B: Ideal para instalaciones de uso general, como viviendas, donde se esperan intensidades de cortocircuito reducidas (por ejemplo, en grandes longitudes de conductores).
- Curva C: Adecuada para instalaciones donde se prevén grandes intensidades de conexión o arranque (como en motores).
- Curva D: Utilizada en instalaciones que generan elevados impulsos de intensidad de corriente (como en transformadores).