Instinto, Libertad y Hábitos: La Construcción del Carácter Moral
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Instinto Animal: Determinación y Uniformidad
Un animal, ante cierta situación, siempre se comporta de la misma forma. Así, no hay jilgueros que hagan el nido de una forma y otros de otra, ni abejas que construyan sus panales de forma distinta y original: todas con forma hexagonal.
Los animales de la misma especie tienen una conducta semejante en todas las latitudes. Si hay alguna diferencia en su modo de actuar depende solo del tipo de medio en que se hallan, por ejemplo, los materiales para hacer los nidos.
El animal está determinado de antemano por su sistema instintivo. Es decir, se da un ajuste o adaptación perfectos entre el animal y el medio en que vive, hasta el punto de que solo capta de su medio aquellos estímulos a los que necesita responder para sobrevivir: todos los individuos de la misma especie actuarán igual, por lo que no se puede decir que uno lo ha hecho mejor que otro. Aquí no es posible la moral porque ni el animal es libre ni totalmente consciente de lo que hace.
Libertad Humana: Deliberación y Moralidad
La respuesta que el ser humano debe dar ante una situación no está programada de antemano. Su estructura biológica, más compleja, no marca de forma unívoca lo que ha de hacer. El humano es libre frente al mundo que le rodea, está "abierto" a él, es independiente de él. Las cosas ya no son para el ser humano estímulos capaces de determinar una acción fija, sino realidades, frente a las que puede tomar distancia para deliberar con su inteligencia cuál de las posibles respuestas es la mejor.
En una misma situación o ante un mismo estímulo, un sujeto actúa de una forma, pero otro -o el mismo en otro momento- puede hacerlo de otra. Aquí sí es posible ya la moralidad, porque al ser el ser humano libre de actuar de una forma u otra, unos modos de actuación serán considerados más correctos que otros. Al tener el hombre libertad de elegir entre diversas posibilidades de acción, tiene que justificar ante sí mismo y/o ante los demás.
La Formación del Carácter Moral: Hábitos y Virtudes
Y para justificarla (o hacerla "justa") no tiene más remedio que hacerlo de acuerdo con ciertas normas llamadas "morales".
Adviértase que en el "VICIO" caemos con suma facilidad; a la "VIRTUD", en cambio, se llega tras reiterados esfuerzos donde interviene la fuerza de voluntad. Pero, a pesar de su dificultad para adquirirlos, los buenos hábitos favorecen nuestra capacidad de acción. En cambio, los malos hábitos, limitan esa capacidad y estrechan nuestra libertad.
El conjunto de esos HÁBITOS que nos vamos haciendo va engendrando o configurando nuestro carácter moral: - Adquiriendo malos hábitos nos hacemos un carácter malo o vicioso (quien se habitúa a robar, se hace ladrón). - En cambio, quien adquiere buenos hábitos se hace un carácter bueno o virtuoso (quien se habitúa a estudiar se hace estudioso).
A su vez, el carácter o personalidad moral refuerza el hábito y los actos. El que tiene, por ejemplo, el carácter de ser estudioso consolida el hábito de estudio adquirido, es decir, esa disposición o inclinación que le facilita ponerse a estudiar. Así, se crea un círculo vicioso. Pero, si lo que hemos reforzado han sido nuestras actitudes negativas, también podríamos quedar atrapados en un círculo vicioso del que sea bastante difícil salir.
Reflexiones Adicionales sobre Hábitos y Justificación
serán considerados más correctos que otros. Al tener el hombre libertad de elegir entre diversas posibilidades de acción, tiene que justificar ante sí mismo y/o ante los demás su elección. Y para justificarla (o hacerla "justa") no tiene más remedio que hacerlo de acuerdo con ciertas normas llamadas "morales".
Adviértase que en el "vicio" caemos con suma facilidad; a la "virtud", en cambio, se llega tras reiterados esfuerzos donde interviene la fuerza de voluntad. Pero, a pesar de su dificultad para adquirirlos, los buenos hábitos favorecen nuestra capacidad de acción. En cambio, los malos hábitos, limitan esa capacidad y estrechan nuestra libertad.
El conjunto de esos hábitos que nos vamos haciendo va engendrando o configurando nuestro carácter moral: - Adquiriendo malos hábitos nos hacemos
un carácter malo o vicioso (quien se habitúa a robar, se hace ladrón). - En cambio, quien adquiere buenos hábitos se hace un carácter bueno o virtuoso (quien se habitúa a estudiar se hace estudioso).
A su vez, el carácter o personalidad moral refuerza el hábito y los actos. El que tiene, por ejemplo, el carácter de ser estudioso consolida el hábito de estudio adquirido, es decir, esa disposición o inclinación que le facilita ponerse a estudiar. Así, se crea un círculo vicioso. Pero, si lo que hemos reforzado han sido nuestras actitudes negativas, también podríamos quedar atrapados en un círculo vicioso del que sea bastante difícil salir.