Inmunología Clínica: Reacciones de Hipersensibilidad, Cáncer y VIH

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Reacciones de Hipersensibilidad y Alérgenos

La hipersensibilidad es una respuesta inmunitaria exagerada a sustancias que, normalmente, son inofensivas o poseen un bajo poder antigénico, como el polen o el polvo. La mayoría de las personas no reaccionan a estas sustancias; sin embargo, aquellos individuos que sí lo hacen se consideran hipersensibles o alérgicos. La sustancia que provoca esta reacción recibe el nombre de alérgeno.

Para que se produzca una reacción alérgica, es necesario al menos dos contactos con el antígeno. En el primer contacto, se produce la sensibilización, y es en el segundo contacto cuando se desencadena la reacción alérgica.

¿Qué es un Alérgeno?

Un alérgeno es un agente que, al ingresar a un organismo, lo predispone al desarrollo de fenómenos vinculados a una alergia.

El Proceso de Sensibilización

El proceso de sensibilización se inicia con el primer contacto con el alérgeno. En esta fase:

  1. Un macrófago fagocita el alérgeno, lo digiere en sus lisosomas y exhibe fragmentos antigénicos en su superficie.
  2. Estos fragmentos son presentados a los linfocitos T cooperadores (Th), que actúan como intermediarios.
  3. Los linfocitos Th activan a los linfocitos B.
  4. A diferencia de otras respuestas inmunes, los linfocitos B se transforman en células plasmáticas que producen anticuerpos específicos de tipo Inmunoglobulina E (IgE).
  5. Estas IgE tienen la capacidad de unirse a la superficie de basófilos y mastocitos, lo que culmina en la sensibilización del individuo.

Choque Anafiláctico: Una Reacción Alérgica Grave

El choque anafiláctico es la manifestación más grave de una reacción alérgica, con potencial riesgo vital para el paciente. La anafilaxia es una reacción de hipersensibilidad grave, generalizada o sistémica, que puede poner en riesgo la vida. Se produce como respuesta del cuerpo a un alérgeno, es decir, a una sustancia que activa el sistema inmune porque el cuerpo la considera una amenaza. Esta reacción comprende síntomas y signos desencadenados por la exposición repetida a un determinado estímulo en una dosis que sería tolerada por personas sanas.

Cáncer y la Respuesta Inmunitaria

El cáncer es una enfermedad caracterizada por la división celular incontrolada, que origina tumores (masas de células anormales) capaces de invadir y destruir tejidos sanos. Si estas células se desprenden del tumor primario y acceden al torrente circulatorio, pueden invadir otras zonas del cuerpo, un proceso conocido como metástasis, extendiendo así la enfermedad.

El sistema inmunitario se mantiene en constante vigilancia, detectando y eliminando células cancerígenas antes de que formen tumores. Las células tumorales suelen presentar antígenos específicos en su superficie que son reconocidos como extraños por los linfocitos T citotóxicos (Tc), lo que conduce a su eliminación.

Actualmente, la inmunoterapia representa una de las estrategias más innovadoras en la lucha contra el cáncer, potenciando las propias defensas del paciente para combatir la enfermedad. Entre los tratamientos de inmunoterapia, destaca el uso de linfocitos T citotóxicos (Tc) genéticamente modificados para reconocer y destruir antígenos tumorales específicos.

Ciclo de Multiplicación del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)

El ciclo de multiplicación del VIH es complejo y se divide en varias fases. A continuación, se describe la fase inicial:

Fase de Infección Primaria del VIH

La fase de infección primaria se caracteriza por un rápido aumento de la carga viral en sangre y una disminución concomitante del número de linfocitos T cooperadores (Th). Durante esta etapa, con un número aún suficiente de linfocitos Th funcionales, los linfocitos B, activados por los Th, producen anticuerpos específicos contra los antígenos virales.

La detección de estos anticuerpos es la base para identificar a personas seropositivas, es decir, infectadas por el VIH. Es crucial no confundir ser seropositivo (estar infectado por el VIH) con padecer el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). El SIDA se diagnostica cuando aparecen los síntomas clínicos de inmunodeficiencia, lo que ocurre en etapas avanzadas de la infección.

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