Influencias Filosóficas Clave en la Teoría de las Ideas y el Estado Platónico

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Recepción e Integración de Corrientes Filosóficas Previas

Del pensamiento pitagórico, se consideró su concepción matemática como un precedente conceptual fundamental para la posterior teoría de las Ideas. La estructura y las relaciones matemáticas fueron vistas como los principios de inteligibilidad del universo. También se adoptó la concepción pitagórica del alma inmaterial e inmortal.

De Parménides, se asumió el conocimiento racional como el auténtico y válido camino para alcanzar la verdad. A las Ideas, consideradas la auténtica realidad, se les aplicaron las características del Ser tal como lo concebía Parménides.

El Nous concebido por Anaxágoras fue interpretado como la inteligencia rectora y ordenadora del Cosmos.

De los Atomistas, se aceptó la existencia de una materia eterna en constante y caótico movimiento, aunque se rechazó la explicación atomista de un orden surgido azarosamente del desorden.

El Proyecto Integral: Ética, Política y Comunidad

Su proyecto consistía en fundar un Estado o Polis Ideal donde imperara la Justicia, con la Política subordinada a la Ética, y el individuo a la comunidad. Su base debía ser la Ética universalista socrática, utilizando argumentos que eliminaran la identificación entre lo justo y lo conveniente.

La Política, la Ética y la Filosofía forman un todo indivisible en su proyecto. La necesidad de darles cohesión provoca en él una constante revisión crítica de sus propuestas, lo que dificulta entender y exponer su pensamiento de modo sistemático. Necesitaba justificar la validez y posibilidad de un saber auténtico, universal y objetivo, que superase el relativismo y escepticismo sofista, así como la aporía de Parménides, para fundamentar la validez universal de los conceptos éticos sobre los que quería erigir su proyecto político.

En Epistemología: La Búsqueda del Saber Auténtico

Su proyecto necesita como punto de arranque un Saber auténtico, universal y objetivo (Episteme),

que fundamentase, justificase y validara conceptos éticos universales, superando así el relativismo y escepticismo sofista y la aporía de Parménides que impedía ir más allá de la afirmación: "El Ser es".

El ser humano podía lograr este saber universal, válido, estable y objetivo (Episteme) con fundamentos firmes, conociendo el mundo de las Ideas a partir del conocimiento del mundo físico. Esto le permitiría saber cómo atenerse éticamente a este saber en su acción práctica, tanto individual como sociopolítica, y también en su relación con el mundo.

Características del Conocimiento Genuino

Para él, un conocimiento auténtico debía informar de lo estable y permanente, libre de cambios. Esto solo podía ofrecerlo la Razón (heredada de Parménides), capaz de configurar, mediante el diálogo, conceptos universales, válidos y objetivos para cualquier ser humano. Estos conceptos debían poder definirse empleando un método riguroso y sistemático para buscarlos cada cual dentro de sí (influencia socrática).

La Necesidad de las Ideas Trascendentes

Elaborar tales conceptos solo sería posible si se aceptaba la existencia de realidades objetivas que se correspondieran con dichos conceptos, actuando como sus contenidos y confiriéndoles las características de estabilidad, permanencia y universalidad. A estas realidades las llamó Ideas y las consideró distintas y trascendentes a la realidad física.

Se postulan, por tanto, dos niveles de realidad (Dualismo):

  • La Realidad Física, alcanzada por las Sensaciones.
  • La Realidad Ideal, alcanzada por la Razón.

En el conocimiento que aportan las sensaciones se reconocen diversos grados, agrupados bajo el término Opinión (Doxa), que a su vez se divide en:

  1. Conjetura (Eikasía)
  2. Creencia (Pistis)

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