La Influencia de la Dinastía Borbónica en Galicia durante el Siglo XVIII
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La dinastía de los Borbones practicó a lo largo del siglo XVIII una política reformista que pretendía ajustar el país a nuevas necesidades y mejorar la eficiencia de su administración. El reformismo que practicaron, como en otros países de Europa, consideró el poder real como medio para incrementar la riqueza del reino y lograr la felicidad y el bienestar de los súbditos. El poder, junto con la razón y los avances de la época, debía servir para impulsar las reformas que transformaran la situación en lo político y, sobre todo, en lo económico y social.
Reformas Administrativas en Galicia
Galicia no se sustrajo a esta actuación, y le afectaron reformas que se aplicaron a todos los territorios del reino. Un ejemplo de ello fue la implantación de la Intendencia del Reino de Galicia desde 1718, que, con funciones militares, fiscales y jurídicas, así como de policía, era un instrumento para la centralización administrativa. La Matrícula del Mar, por su parte, establecía la obligación de matricular, es decir, alistar y controlar a todo aquel que trabajase en el mar, estableciendo categorías para conocer sus habilidades. Era un sistema de reclutamiento de tripulaciones competente para los buques de la Armada, que se producía por sorteo y que establecía la obligatoriedad del servicio. Tras un largo período de preparación, la Ordenanza de matriculación fue finalmente establecida en 1751 por el Marqués de Ensenada y estuvo en vigor hasta 1802. Resultó ser complicada de gestionar, dejaba un amplio margen para el fraude y, en Galicia, posiblemente desalentó la inversión en el sector pesquero. También falló en el alistamiento y control del total de los profesionales del mar y en cubrir las necesidades de la Armada en lo que respecta a tripulaciones especializadas.
La Importancia Geoestratégica de Galicia
La importancia geoestratégica de Galicia, vista como baluarte en defensa del imperio colonial americano, frente al paso de las armadas enemigas (en especial las inglesas), provocó actuaciones específicas en este territorio, como la construcción del Arsenal de Ferrol. A partir de la creación de los tres departamentos navales de la Armada (Cádiz, Cartagena y Ferrol), en 1726 se ordenó crear Reales Arsenales en la cabecera de cada uno de ellos. El arsenal ferrolano aprovechaba las privilegiadas cualidades de la ría de Ferrol como puerto natural y la situación geográfica para rechazar las flotas, sobre todo inglesas, que se dirigían a saquear las ciudades costeras o a capturar los barcos y mercancías procedentes de América.
Transformación de Ferrol
Los astilleros y el arsenal convirtieron a Ferrol en la principal ciudad de Galicia, pasando de ser un pueblo de pescadores de poco más de 250 habitantes a ser una ciudad admirada por los extranjeros que la visitaban gracias a su urbanismo racionalista de trazado hipodámico, tal como aún se conserva en el barrio de la Magdalena. Ferrol albergó también la Academia de Guardias Marinas para la formación de los mandos militares de la Armada desde 1776.
Iniciativas Económicas en Galicia
Galicia fue también objeto de actuaciones de tipo económico, que intentaban paliar la desigualdad con otros territorios de la corona. En este sentido, se establecieron en el país las Reales Fábricas, correspondiéndole a Galicia la Real Maestranza de Mantelería que se creó en La Coruña en 1702, para la fabricación de lienzos de lino de lujo que cubrieran dicha necesidad para la familia real y las familias nobiliarias, pero que no fue capaz de crear un tejido industrial que pudiera haber pasado a un proceso industrial. Sin embargo, la mayor iniciativa económica entre las que tuvieron los Borbones en Galicia fue la concesión a esa misma ciudad de los correos marítimos para comerciar con América a partir de 1764. Esto superaba el régimen de monopolio en el comercio con Indias que habían tenido Sevilla y, posteriormente, Cádiz. Consistía en un servicio regular de barcos que comunicaban el puerto coruñés con Montevideo y La Habana, para llevar correo principalmente, pero también personas y mercancías entre ambas orillas del océano. Más adelante, el puerto de La Coruña fue autorizado para comerciar directamente con tierras americanas. Estas concesiones favorecieron especialmente a la ciudad, que comenzó en el siglo XVIII a crecer en población, y más una renovación urbanística y portuaria que acompañaba a su nueva función comercial. Una consecuencia más fue conectar a la ciudad con las tendencias liberales que comenzaban a gestarse.
El Movimiento Ilustrado
El movimiento ilustrado es una forma de entender el mundo, la existencia y la sociedad que no derivaba de los textos sagrados, sino de la iluminación que la razón hacía sobre cada uno de estos temas, y que se extendió por Europa y América colonial durante el siglo XVIII. Aplicar la razón permite a los hombres conocer y explicar la realidad sin atender a las mentiras impuestas por la superstición, y mejorar y perfeccionar la sociedad en general y a cada individuo en particular, por lo cual la educación tenía una especial importancia dentro de este sistema de valores. La Ilustración era crítica, por todo esto, contra la Iglesia, contra el absolutismo y contra los privilegios.
Particularidades del Movimiento Ilustrado en España
En España, este movimiento presenta una serie de particularidades que hacen que el movimiento esté a veces muy diferenciado de la corriente en el resto de Europa. El movimiento en España solo se difundió entre las élites (algunos nobles, muchos clérigos en comparación con la Ilustración de otros países, y algunos profesionales acomodados dentro del estado llano), y siempre afectó a una minoría dentro del país, eso sí, muy dinámica e influyente. Sin embargo, siempre fueron mayoría los tradicionalistas y enemigos de las Luces, como se destaparía en la política de épocas posteriores.
La Relación entre Ilustración y Religión
La característica más exclusiva del fenómeno en España fue que todos los ilustrados mantuvieron su fidelidad al catolicismo, sin desviaciones de la doctrina ni ateísmo, considerando que razón y religión mantenían una misma origen divina. El gran número de clérigos ilustrados produjo una crítica menos ácida a la Iglesia y a sus privilegios que en otros países, aunque muchos, como Feijoo y Mayans, estuvieron a la vanguardia de la lucha contra la superstición. Por otro lado, la presencia de la censura religiosa y política sobre las obras que se publicaban en el país llevó a la amputación de algunas obras traídas del extranjero, dificultándose, por ejemplo, la difusión de la Enciclopedia de Diderot (a pesar de que muchas de las colecciones que se conservan en España proceden de las grandes bibliotecas catedralicias y monacales), o prohibiéndose desde 1762 toda la obra de Rousseau y de Voltaire (pero esto más bien por razones políticas que religiosas). A pesar de esto, nunca faltaron libreros que atendiesen al comercio clandestino de estas obras. A la vista del pueblo, la acción de la Iglesia contra ideas ilustradas difíciles de casar con la doctrina cristiana llevó al rechazo popular contra novedades que parecían ir en contra de la devoción popular.
Vinculación de la Ilustración con el Estado
Otra particularidad fue la vinculación de la Ilustración con el Estado, lo cual se tradujo en un amplio programa político reformista que intentaron llevar a cabo los diversos ministros de los Borbones, con aplicaciones prácticas sobre la organización y administración territorial, y la educación del pueblo, y principalmente, sobre la fiscalidad (Catastro de Ensenada) y la economía (Reales Manufacturas, apertura del comercio con América). Especialmente el reinado de Carlos III (1759-1788) estuvo apoyado en una serie de reformadores de tendencia ilustrada (Wall, el conde de Aranda, el conde de Floridablanca), plenamente convencidos del concepto de despotismo ilustrado, por el cual el rey no dejaba de ser un monarca absoluto, pero tenía como obligación emplear su poder para mejorar la situación del pueblo mediante las reformas necesarias para transformar la situación vigente y llevar a los súbditos a la felicidad. El éxito de las reformas, sin embargo, fue desigual.
Creación de Instituciones Ilustradas
Dicho reformismo político tenía su correspondencia con los propios sectores ilustrados de la sociedad, que se tradujo en la creación de instituciones respaldadas por la corona, entre las que podemos encontrar las academias, como la Real Academia Española (1713) o las de Medicina (1734) o la de Historia (1738), o Sociedades Económicas de Amigos del País (en Galicia fueron muy relevantes las de Santiago y Lugo), que tenían como objetivo fomentar la economía local y la educación de los habitantes de los territorios donde se instalaban.
Conclusión
Para finalizar, podemos incidir en que la Ilustración significó en Galicia una primera reivindicación del país y la primera toma de conciencia de la realidad gallega, tanto física como de estudio de la lengua propia.