La Influencia del Cristianismo en la Filosofía y el Derecho: De la Patrística a San Agustín de Hipona
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El Cristianismo Antiguo y Medieval
Durante el declive de la civilización grecorromana, los filósofos occidentales abandonaron la investigación científica de la naturaleza y la búsqueda de la felicidad en el mundo, preocupándose en su lugar por el problema de la salvación en otro mundo mejor. Hacia el siglo III, el cristianismo se había extendido a las clases más cultas del Imperio romano, marcando así el punto de inflexión decisivo en la historia de la filosofía y del derecho.
El nuevo paradigma toma como centro a Dios y, como resultado, revaloriza la personalidad humana, estableciendo como atributos por excelencia la justicia (como la exigencia primordial), la misericordia y la providencia. Es importante destacar que el problema ideológico que tuvo el cristianismo no fue con lo pagano, sino con la filosofía, implicando la distinción, la armonía y las mutuas relaciones entre ellas (el binomio Razón y Fe).
La Literatura Patrística y los Padres de la Iglesia
Con anterioridad al siglo VIII, ciertos autores teólogos establecieron la doctrina cristiana y se les otorgó el título de Padres de la Iglesia. Sus escritos (denominados, en su conjunto, literatura patrística) se fundamentan en:
- Los textos de la Biblia (especialmente del Evangelio).
- Los escritos de los Padres Apostólicos (discípulos y sucesores de los doce apóstoles).
- Las máximas eclesiásticas.
- Las decisiones de los concilios de la Iglesia.
Este cuerpo doctrinal articulado facilitó la enseñanza cristiana para que pudiera ser difundida por todos los rincones del mundo.
San Agustín de Hipona (354-430 d.C.)
“El Derecho como Orden y Paz de la comunidad del Amor”
Nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, Numidia (actual Argelia). Su padre, Patricio (fallecido hacia el año 371), era un pagano (más tarde convertido al cristianismo), pero su madre, Mónica, era una devota cristiana que dedicó toda su vida a la conversión de su hijo, siendo posteriormente canonizada por la Iglesia católica.
Agustín fue un teólogo cristiano (354-430), el más grande de los Padres de la Iglesia y uno de los más eminentes doctores de la Iglesia occidental.
La importancia de San Agustín entre los Padres y Doctores de la Iglesia es comparable a la de San Pablo entre los apóstoles. Como escritor, fue prolífico, convincente y un brillante estilista. Su obra más conocida es su autobiografía Confesiones (397-401), donde narra sus primeros años y su conversión.
Obras Fundamentales de San Agustín
En su gran apología cristiana, La ciudad de Dios (413-426), formuló una filosofía teológica de la historia. De los 22 libros que componen esta obra:
- Diez están dedicados a polemizar sobre el panteísmo.
- Los otros doce se ocupan del origen, destino y progreso de la Iglesia, a la que considera como oportuna sucesora del paganismo.
Sus otros escritos incluyen las Epístolas, de las que 270 se encuentran en la edición benedictina, fechadas entre los años 386 y 429; y sus tratados, entre los que destacan:
- De libero arbitrio (388-395)
- De doctrina christiana (396-397)
- De Trinitate (399-401)
- [El texto original termina aquí]