La infancia prodigiosa de Wolfgang Amadeus Mozart
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Parecía que al niño de cuatro años Wolfgang Amadeus Mozart todo lo que tenía que ver con la música le entusiasmaba y lo aprendía sin ningún esfuerzo. Para él no fue suficiente poder tocar violín y piano como primeros instrumentos musicales. Él ya «compuso» su primer concierto de piano. Leopold Mozart observaba asombrado los borradores escritos en papel por las inexpertas manos de su niño y tuvo que reconocer que aquí existían notas musicales, «todas perfectas y compuestas siguiendo las reglas».
En la calle donde el pequeño Mozart vivía había a menudo mucho ajetreo, jaleo y diversión. Los niños de la familia Mozart jugueteaban con sus amigos por todos sitios, uno de sus juegos preferidos era el tiro al plato con una escopeta de aire comprimido, con lo que se divertían mayores y pequeños. Al pequeño Wolfgang le gustaba cantar, por cierto que le gustó toda su vida. En 1761, cuando tan solo tenía cinco años, hizo su primera actuación en público para el día del santoral del arzobispo al que se le honró con unos juegos musicales en los que Mozart pudo tomar parte.
En su «señor padre» Leopold Mozart tuvo al mejor profesor e impulsor.
Leopold Mozart se dio cuenta rápidamente de que la ciudad de Salzburgo era demasiado provinciana para sus hijos. Su meta era la corte del emperador en Viena. Para prepararse, Leopold planeó un viaje a Múnich que estaba a tres días en carruaje de Salzburgo. Joseph, Wolfgang Amadeus Mozart y Nannerl recibieron un ducado.
Los niños debían ser presentados a la pareja imperial en Viena. Estuvieron en camino durante tres semanas, lo que resultó una tortura especialmente para Wolfgang y Nannerl. Pero Leopoldo Mozart, aún sabiéndolo, aceptó las condiciones. El viaje fue un riesgo, ya que el poder optar a una invitación para la corte imperial de Viena no era nada fácil para la familia Mozart.
Se puede imaginar lo valiente que tuvo que ser el padre Leopold para lograr su objetivo. Wolfgang, con tan solo 6 años y muy seguro de sí mismo, maravilló a todos con su música. La familia Mozart regresó a Salzburgo con una buena remuneración y el padre Leopold estaba contento.