Infancia y Juventud: Una Mirada Antropológica desde la Diversidad y la Desigualdad
Enviado por Chuletator online y clasificado en Ciencias sociales
Escrito el en español con un tamaño de 9,02 KB
María Adelaida Colangelo
Este texto aborda la infancia y la juventud desde una mirada antropológica, centrándose en dos ejes principales:
- Diversidad de la experiencia humana: Se analiza la variedad de formas de vivir en sociedad y las representaciones del mundo social que han creado los seres humanos.
- Comprensión de los fenómenos sociales desde la perspectiva de los propios actores implicados: Se busca entender el punto de vista del “otro”, del “nativo”.
Captar la perspectiva de los propios actores sociales para intentar penetrar en la lógica del otro social o cultural lleva a reconocer que nuestro sistema de pensamiento —científico, moral, intelectual— no es más que uno entre los posibles (Fonseca).
Las miradas hacia otros sistemas socioculturales producen una nueva forma de ver la propia sociedad en un constante juego de aproximación y distanciamiento que resulta en una inevitable desnaturalización de categorías y prácticas. Esto implica efectuar rupturas epistemológicas con nuestro sentido común.
Si nos paramos desde la visión de la diversidad, lo que llamamos infancia no representa lo mismo ni es vivido de la misma manera en todos los grupos humanos.
¿De qué hablamos cuando hablamos de niño o infancia?
Los procesos de crecimiento y desarrollo físico, sumados a la edad social, remiten a procesos de clasificación a través de los cuales en cada grupo social se instituyen las divisiones del mundo social, se hacen y se deshacen grupos, como la infancia, la adolescencia o la adultez (Bourdieu).
Así, la niñez como grupo no comienza a existir como tal hasta que no es distinguida y recortada a través del conocimiento y reconocimiento de ciertas características que la transforman en una categoría social.
Las ideas sobre la infancia son construidas socialmente en el espacio y el tiempo.
Fortes señala que no son las fases de maduración biológica, sino las relaciones que el individuo establece dentro de su grupo doméstico y de la sociedad como un todo, las que delinean y expresan los cambios dentro del ciclo de vida.
Se destaca la influencia de la escolarización en las formas de recortar y definir etapas de la vida, como la extensión de la infancia y la adolescencia, y las prácticas rituales de pubertad e iniciación que en diversas sociedades marcan el tránsito de los niños o jóvenes a la vida adulta.
Diversidad y Desigualdad en la Infancia
La autora plantea la necesidad de articular el abordaje de la diversidad de modos de ser niños con la dimensión de la desigualdad social, considerando la existencia de clases sociales.
Las sociedades no están aisladas. De uno u otro modo, están insertas bajo la égida del sistema capitalista.
La articulación de estas dos dimensiones —diversidad y desigualdad— hace posible analizar los problemas sociales de la infancia en toda su complejidad. Es necesario abordar la infancia y la familia de los sectores populares, dando cuenta de sus condiciones materiales de existencia, pero sin dejar de examinar los factores socioculturales a través de los cuales la pobreza es vivida.
Por ejemplo, al analizar las pautas de crianza y atención de la salud infantil en un grupo toba, la autora tuvo que considerar los modos de crianza como producto de la construcción de saberes y prácticas de un grupo étnico particular, incluyendo el lugar que ocupa la lengua materna en las primeras etapas de la socialización y la utilización de ciertas plantas medicinales para tratar enfermedades infantiles.
Género: Una Dimensión Fundamental
Una tercera dimensión que atraviesa la infancia es que no se vive de la misma manera la vida como niño que como niña. “La historia de la niñez y de la infancia se desdobla en la historia de cada género” (Gilberti).
Desde la perspectiva de la diversidad, se conjugan tres dimensiones:
- Variabilidad cultural
- Desigualdad social
- Género
Las identidades tienen que ver con estas tres dimensiones conjugadas simultáneamente en diferentes grupos sociales:
- Se es niña o niño.
- Se pertenece a un grupo de edad y no a otro.
- Se adscribe a una historia grupal particular (indígena, descendiente de migrantes de ultramar, migrante interno).
- Se vive en un hogar pobre o en uno donde pueden ser satisfechas sus necesidades.
Desde esta perspectiva, las identidades pueden ser pensadas como construcciones relacionales contrastantes: porque nos diferenciamos de los “otros”, nos reconocemos como “nosotros”.
La Construcción de la Infancia: Un Proceso Dinámico y Político
Entonces, la construcción de la infancia es un proceso dinámico y conflictivo a la vez.
Las divisiones entre edades o etapas de la vida son objeto de disputas y manipulaciones.
La forma en que se defina y caracterice la infancia es un fenómeno eminentemente político, en el sentido de que tiene que ver con la distribución de poder entre distintos grupos de la sociedad, dado que las clasificaciones por edad son maneras de producir un orden en el cual cada uno debe ocupar su lugar.
Existe una disputa por imponer una visión particular como la legítima y universal en referencia a cómo es definida la niñez o infancia.
Aquellas que no están dentro de estos parámetros son vistas como “anormales” y/o “disfuncionales”.
Una vez instituida como categoría, la infancia tiende a homogeneizar y enmascarar una gran variedad de experiencias de la vida por las que atraviesan los niños.
Justamente, experiencias que se relacionan con la diversidad cultural y la desigualdad social.
Actualmente, se intenta dar cuenta de la pluralidad de miradas de la niñez y adolescencia, por ejemplo, en relación con el agotamiento de las instituciones escuela y familia.
Aportes a las Políticas Públicas
Desde la perspectiva de la diversidad:
- Se hace posible entender las diferentes concepciones del niño, de los vínculos familiares y los distintos modos de organizar el parentesco que pueden presentarse, por ejemplo, en sectores populares como modos alternativos de organización familiar vinculados a una cultura popular urbana.
- Ya no se puede hablar de modelos familiares moralmente superiores o culturalmente más civilizados.
- Por ende, existe un enorme abanico de posibles prácticas de organización doméstica o familiar.
- En vez de ver al niño como agente social con amplias posibilidades de reflexión y acción sobre la sociedad, usualmente se lo define a partir de sus carencias (madurez sexual, de autonomía, de responsabilidad, facultades cognitivas) o como receptores pasivos en torno a la educación y protección.
¿Qué aportes puede ofrecer la elaboración de políticas públicas hacia la infancia?
¿Para qué niño se está pensando y diseñando políticas?
- Es necesario considerar las nociones de clase social, pertenencia étnica y de género a la hora de proponer cualquier tipo de acción educativa destinada a la niñez.
- Se debe desnaturalizar la noción de infancia para así poner en tela de juicio las ideas y acciones que se formulan en términos ambiguos como “lo mejor para el niño”.
- Es fundamental la incorporación y el diálogo con el otro: la necesidad de una escucha atenta de los diversos grupos a fin de diseñar políticas para la infancia acordes a la realidad de los sujetos sociales involucrados.
- Prácticas y representaciones diferentes sobre la niñez y la familia, gestadas desde diferentes grupos sociales, serían vistas como opciones válidas para responder a la compleja realidad.
- Se debe incluir a los niños como interlocutores válidos para la planificación de políticas.
- Se debe incluir a los niños como portadores de conocimiento que puedan dar cuenta de sus necesidades y contribuir a la búsqueda de soluciones.
Interrogante Crucial
¿Qué contradicciones surgen de la aplicación de una legislación que presupone la igualdad en abstracto de todos los niños y niñas, como es la legislación que se ajusta a los principios de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CIDN), en términos del “interés superior del niño”, en una sociedad profundamente desigual?
La idea de la niñez como una categoría socialmente construida que expresa los intereses de un determinado momento histórico y, como tal, guía las políticas sociales y las prácticas concretas de los actores sociales, es fundamental.
La infancia debe dejar de ser pensada desde un concepto neutro y abstracto para recuperar toda la riqueza de sus determinaciones sociohistóricas. Así comenzaremos a hablar de “infancias”, plurales y múltiples.