Inestabilidad en el Sahel: Desafíos post-coloniales, dependencia económica y auge del sentimiento antifrancés
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Inestabilidad política en el Sahel
Desde 2020, el Sahel ha sido escenario de ocho golpes de Estado. Comenzando con el derrocamiento del presidente Ibrahim Boubacar Keita en Malí. En 2021, se produjo la muerte del presidente de Chad, Idriss Déby. Malí volvió a sufrir otro golpe en mayo de ese año, seguido por Guinea en septiembre y Sudán en octubre. En 2022, militares tomaron el poder en Burkina Faso, solo para ser derrocados meses después. En 2023, Níger sufrió otro levantamiento.
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El camino hacia la independencia
Resistencia y alianzas durante la colonización
La imposición de políticas coloniales generó una fuerte resistencia en varios grupos étnicos del Sahel, especialmente entre los tuareg, quienes se rebelaron contra el dominio francés en múltiples ocasiones. Sin embargo, muchos líderes locales se aliaron con los colonizadores para asegurar sus posiciones y privilegios, lo que jugó en su contra. La resistencia cobró mayor relevancia durante las décadas de 1940 y 1950, con el surgimiento de movimientos independentistas en toda África Occidental.
La independencia y el legado colonial
Durante la posguerra, la presión de los movimientos independentistas en el Sahel y otros territorios coloniales obligó a Francia a reconsiderar su control sobre la región. En 1958, tras un referéndum, los países de la AOF (África Occidental Francesa) votaron para independizarse, y en 1960, Malí, Níger, Mauritania y Burkina Faso, entre otros, obtuvieron oficialmente su independencia.
El Franco CFA: ¿Instrumento de control o cooperación?
Un billete del Banco de Senegal y otro del Congo, a primera vista diferentes, son parte del mismo esquema. Un esquema que somete ambas monedas al euro, con una tasa determinada por el Tesoro Francés. Es la cúspide de la política francesa, controlando la soberanía monetaria de 14 naciones, casi 200 millones de personas: Benín, Burkina Faso, Camerún, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón, Guinea-Bisáu, Costa de Marfil, Malí, Níger, Senegal, Togo y República Centroafricana.
En la época precolonial, muchas sociedades africanas usaban conchas de cauri como medio de intercambio. Estas tenían un tipo de cambio oficial con la moneda francesa en 1800. Pero al expandirse en África, París monopolizó la producción y el comercio, exigiendo impuestos en francos y obligando a los comerciantes a aceptar su moneda.
Inicialmente, el Franco CFA estaba vinculado al franco francés a una tasa de 1,7 a 1, pero en 1948 se incrementó a 2 a 1. Al sobrevaluar el Franco CFA, París mantuvo su ventaja económica, aplastando la competitividad de las exportaciones africanas y cimentando su recuperación de posguerra a expensas de África.
Ha habido intentos de reemplazar el CFA con una moneda alternativa, como el ECO propuesto por ECOWAS (Comunidad Económica de Estados de África Occidental), sin embargo, no han prosperado debido a divisiones internas y la resistencia de Francia.
Consecuencias económicas de la dependencia
Entre 1970 y 2010, Costa de Marfil perdió 40 mil millones de dólares debido a la fuga de capitales, lo que podría haber reducido la pobreza en un 10% anual si se hubiera reinvertido internamente. Guinea Ecuatorial y Congo, principales productores de petróleo, transfirieron el equivalente al 43% y 30% de sus respectivos PIB entre 2000 y 2009.
Algunos países incluso están retrocediendo económicamente. El PIB real per cápita de Costa de Marfil es un tercio más bajo que en 1978. En 2016, Senegal estaba en su nivel de 1960. Camerún, Congo y Gabón no han superado sus picos de los años 80, mostrando poco o ningún crecimiento económico real en décadas.
La mano de Francia: Intervención y desestabilización
Chad no es el único ejemplo. En 1958, Sékou Touré, líder de Guinea, rechazó el franco CFA, prefiriendo "ser pobre en libertad que rico en esclavitud". Francia respondió cortando pensiones a veteranos de guerra, desmantelando la red eléctrica e intentando bloquear su entrada en la ONU.
Francia indujo hiperinflación en Guinea inundando el país con billetes falsos y financiando grupos armados antigubernamentales. Aunque no lograron desalojar a Touré, la economía de Guinea nunca se recuperó por completo.
Cuando Togo intentó abandonar el franco CFA, Francia respondió de manera similar. El líder togolés, Silvanus Olympio, fue asesinado en enero de 1963. Se sospecha la participación francesa, pero los registros oficiales permanecen clasificados.
Estos ejemplos demuestran cómo Francia, buscando mantener control e influencia, ha orquestado golpes de estado, financiado grupos armados y desestabilizado la región durante décadas.
El nuevo colonialismo: El papel de las multinacionales
Bolloré Group & Logistics, una multinacional francesa, ha aprovechado las políticas de privatización del Banco Mundial y el FMI para controlar más del 25% de la capacidad portuaria de África, más de 3000 kilómetros de red ferroviaria, terminales de petróleo y gas, rutas de transporte terrestre, vías fluviales y aeropuertos.
Estas concesiones perpetúan la pobreza en naciones ricas en recursos como Níger. París negocia directamente con líderes corruptos, permitiendo a las multinacionales pagar salarios precarios y mantener condiciones insalubres.
Crisis humanitaria y auge del sentimiento antifrancés
La población del Sahel se ha movilizado contra la presencia francesa y el control a través del franco CFA y el monopolio de recursos naturales. Denuncian la ineficacia de las tropas francesas, el aumento de la violencia, las víctimas civiles y los desplazados. Cada vez más personas queman banderas francesas y los gobiernos se muestran reacios a colaborar con Francia.
ACNUR estima que hay más de 3,3 millones de desplazados en el extranjero y más de 2 millones de desplazados internos. Decenas de miles de civiles mueren cada año en una guerra que no entienden. Los sobrevivientes enfrentan explotación sexual, tortura y otras violaciones de derechos.
Francia se encuentra en una posición debilitada, con su influencia reducida y relaciones bilaterales rotas. Líderes como Traoré (Burkina Faso) y los jefes de estado de Níger y Malí han roto relaciones con Francia y expulsado a sus tropas. Líderes europeos critican su gestión en el continente.