La industria textil en Cataluña: Desarrollo y expansión

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La industria textil en Cataluña

La industria del algodón se inició en Cataluña en el S. XVIII. Se trata de las fábricas de Indianas, tejidos de algodón estampados, destinados a los mercados americano, catalán y español. Fueron las primeras industrias modernas españolas, ya que concentraban gran número de telares en un mismo edificio, propiedad de un empresario, frente a los obreros que sólo poseían su fuerza de trabajo. Se extendieron por toda la región (Barcelona, Reus, Manresa, Mataró...). Barcelona se convierte en la 'pequeña Inglaterra'.

Hacia 1830 sólo un sector y una ciudad habían iniciado su industrialización: el textil de Barcelona, pasando de producir 3.000 Tm a 25.000 Tm en 1850. Ya en el siglo XVIII hay constancia de la existencia de un número apreciable de telares de algodón, aunque el desarrollo de la manufactura algodonera moderna se inició a finales del siglo XVIII y principios del XIX, aunque su capacidad era modesta. La importancia de esta incipiente industria radica en que se producía para el mercado y no para el autoconsumo. La industria catalana experimentará una fuerte crisis a raíz de la Guerra de Independencia y de la pérdida de las colonias. Sin embargo, a partir de 1832 comenzó una nueva fase de expansión, lenta al principio, más acelerada desde 1840, tras finalizar la guerra, y que se prolongó hasta 1862.

Las causas de ese despegue, único en España, hay que buscarlos en una serie de factores:

- La mecanización acelerada (introducción de la máquina de vapor para mover los telares, el uso de las 'selfactinas', etc...)

- La política proteccionista de 1832 y 1849 (que dificultan la llegada de textiles ingleses) y la repatriación de capitales coloniales. Este fue el caso de la fundación de 'El Vapor Vell', por Juan Güell en 1840.

- La introducción de la energía del vapor y la mecanización de las fábricas textiles se produjo en esos treinta años, y dio lugar a una disminución de costes y precios y a una multiplicación de las ventas, pero con la contrapartida de sustituir la mano de obra masculina por niños y mujeres, con salarios mucho más bajos (no en vano fue aquí donde se inició el Movimiento Obrero). Otra consecuencia fue el traslado de las fábricas junto a los ríos y costas y la concentración fabril, pasándose de 4.583 fábricas en 1840 a 3.500 en 1860.

- Gracias a estos avances, la industria algodonera catalana se convirtió en la cuarta del mundo, permitiendo abaratar considerablemente los precios, con lo que una parte importante de la población pudo adquirir prendas que antes les resultaban inasequibles. De esta manera, la industria catalana pudo prosperar y abastecer al débil mercado interior y a las colonias insulares.

- Esta política permitió mantener la expansión de la producción, pero ralentizó las inversiones y la modernización. Cuando la crisis estalló en 1862-1863, ante el encarecimiento del algodón ocasionado por la guerra de secesión estadounidense, las fábricas se encontraron sin recursos para afrontarla, quebrando muchas de ellas y produciendo un paro creciente. En estas circunstancias se desarrolló la industria moderna de la lana, gracias a las mejoras introducidas que permitieron su tratamiento mecánico. Sabadell y Tarrasa se convirtieron en el centro de la producción lanera y pronto se beneficiarían del trazado ferroviario que uniría estas localidades entre sí al construirse el eje que enlazaba Aragón con la costa.

Las razones del éxito de la industrialización en Cataluña deben buscarse en:

- Ambición empresarial y su capacidad para expandir la producción en unas condiciones institucionales desfavorables

- Sustitución de importaciones por productos elaborados en el interior, sustitución que estuvo apoyada por la política arancelaria.

- Ampliación de la demanda del textil de algodón a costa del textil tradicional.

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