La Indumentaria en la Baja Edad Media Española: Moda y Sociedad del Siglo XIII

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La vestimenta estudiada en este periodo se desarrolla en paralelo a la primera arquitectura gótica, la cual buscaba espacios amplios, luminosos y elevados, estableciendo una relación intrínseca entre la edificación y la indumentaria de la época.

Tejidos y Producción Textil en el Siglo XIII

Durante la Baja Edad Media, algunas zonas comenzaron a destacar por su producción pañera, como Frisia (futura Flandes), mientras que otras sobresalían por la confección. París, por ejemplo, contaba con 700 sastres a finales del siglo XIII; en España, estos profesionales eran conocidos como “alfayates”.

Fue una época de importantes innovaciones tecnológicas en la industria textil, incluyendo:

  • El molino de batán: mazos que golpeaban la lana para abatanarla, mejorando su calidad y densidad.
  • El telar horizontal: más manejable y eficiente que el telar vertical.
  • El torno de hilar: una herramienta mucho más rápida que la rueca tradicional.

La producción textil de Flandes era de gran calidad, pero también muy cara, lo que pronto la hizo menos competitiva frente a la italiana. El algodón, introducido por los árabes en la Península Ibérica, comenzaría su esplendor a partir del siglo XIV, en paralelo al auge de la seda. Por su parte, el lino se trabajaba principalmente en regiones como Alemania, Suiza y Baviera.

Leyes Suntuarias y el Uso del Color en la Vestimenta Medieval

Las leyes suntuarias regulaban estrictamente el uso de colores y materiales. Los colores vivos estaban prohibidos para los “hombres de a pie” y los clérigos, pero, paradójicamente, se obligaba a que los vistieran los caballeros. Cada cinco o siete años, una nueva ley o pragmática real intentaba acotar la exhibición indumentaria de los súbditos del rey. Esto respondía a la demanda de la nobleza, que exigía al monarca regular el aspecto de las distintas clases sociales, un claro síntoma de que los burgueses ricos estaban “pisando los talones” a la nobleza en cuanto a elegancia y ostentación.

El color más estimado y difícil de conseguir era el escarlata. Jaime I de Aragón, por ejemplo, prohibió las calzas rojas a quien no fuese caballero. Las cortes de Valladolid fueron aún más explícitas en su prohibición, extendiéndola a “escribas, ballesteros, halconeros, porteros, escuderos”, y establecieron que solamente el rey podía vestir capa aguadera escarlata.

También se regulaba el uso de pieles para forrar y orillar vestidos:

  • Para los humildes: cordero, lirón, liebre.
  • Para las prendas de lujo: cebellina, vero, nutria, armiño.

Dimorfismo Sexual en la Indumentaria Medieval

Varones y mujeres compartían prendas de vestir de idéntica hechura y color. La distinción de género se relegaba principalmente al largo de las faldas, que eran siempre talares para ellas, o incluso barrenderas, y, muy especialmente, a los tocados, afeites y joyas.

La Transición hacia el Traje Anatómico

La evolución hacia el traje predominantemente anatómico, rasgo principal de la indumentaria occidental después del siglo XV, puede apreciarse en el favor que recibieron las túnicas de torso ajustado por medio de cuerdas. También fueron significativos el abandono del palio (la vestimenta más abstracta imaginable) y la moda del pellote escotado, que permitía la exhibición del torso de la túnica.

Coherencia Europea y el Influjo Andalusí en la Moda Española

Bernis afirma que en toda Europa se vestía un traje común, tan coherente como la arquitectura del primer gótico. Sin embargo, España gozaba de una mayor variedad indumentaria a causa del influjo andalusí. Este influjo se observa particularmente entre las mujeres, en sus camisas margomadas (bordadas) y las grandes tocas drapeadas como turbantes.

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