Indeterminación, Autodeterminación y Heterodeterminación: Claves de la Libertad Humana
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Indeterminación, Autodeterminación y Heterodeterminación: Claves de la Libertad Humana
Nuestra vida es una tendencia hacia lo infinito, una apertura de carácter ilimitado.
Poseemos la capacidad de decisión, una fuerza que nos permite trascender las necesidades básicas que limitan a los animales. Buscamos algo más, anhelamos romper esas ataduras. A menudo, este querer es más poderoso que el simple desear.
Experimentamos satisfacciones parciales, como el beso final de una película, pero la vida continúa, con sus altibajos, como una gripe inesperada.
- Logramos momentos de felicidad, aunque no la satisfacción total.
Sin embargo, existen factores que nos limitan:
- Involuntariamente, estamos determinados hacia la felicidad. Como dijo Aristóteles, "Todos los hombres tienden a ser felices".
- Buscamos la perfección, que identificamos como plenitud vital.
- Esta orientación hacia la felicidad es irrenunciable.
- Tiene un carácter involuntario. A veces se confunde con egoísmo, pero el egoísmo es un acto voluntario. La felicidad, a menudo, reside en la generosidad.
Límites Parciales
- Síntesis pasivas: Lo involuntario, como el lugar de nacimiento, las enfermedades, la familia.
- Azar: Importante, pero no determinante.
- Ignorancia: No podemos elegir lo que desconocemos. La falta de conocimiento limita nuestra libertad.
- Miedo: Puede limitar la búsqueda de la verdad, aunque siempre deja un espacio para la libertad.
Autodeterminación: El Poder de la Voluntad
Dentro de los márgenes de la libertad y de nuestra tendencia natural, nos movemos y decidimos.
- Querer: Cualquier forma de voluntad (amar, desear...).
Buscamos la causa y el fin en nosotros mismos. Nadie puede arrebatarnos la libertad, ni siquiera delimitarla. Si lo intentan, nos rebelamos. La voluntad humana es dueña de sí misma y de sus actos, que pueden ser internos o externos (estos últimos, menos relevantes).
Es una facultad decisiva donde interactúan lo que quiero y lo que siento (junto con lo que debo y lo que me atrae). La fuerza de la voluntad debe prevalecer sobre los sentimientos, los deberes y las atracciones. Hoy en día, existe una gran tensión entre el deber y el querer.
- Es crucial ser conscientes de nuestra libertad. Debemos aprender a ser libres, a saber lo que queremos.
Cuando queremos algo, hay dos aspectos:
- Queremos un objeto: una situación, basada en una actividad y relacionada con personas.
- Queremos una repercusión del querer en nuestra personalidad. Esto es más importante que el objeto en sí.
- Debemos buscar la conciencia, ser conscientes de nuestra libertad. Muchas personas creen erróneamente que no controlan sus vidas.
La Elección del Mal
Es un tema esencial para comprender la libertad humana. Tenemos la capacidad de elegir entre el bien y el mal. La injusticia y la violencia son expresiones de esta libertad. El mal es la ausencia de bien. A menudo, quienes eligen el mal buscan un bien mayor, sacrificando mucho para obtenerlo. A veces, el mal se quiere por sí mismo, algo confuso y relacionado con la búsqueda de un bien. El mal puede elegirse por error, accidente, debilidad (psicológica o existencial), malicia o hábito.
Heterodeterminación: La Importancia del Otro
A veces, la plenitud del otro nos importa más que la propia.
Un mecanismo fundamental de la existencia humana es la obediencia. Hay obediencias esclavas y libres. No debemos obedecer en los objetivos fundamentales de la vida, pero sí en los medios para alcanzarlos. Otro mecanismo es el amor o la amistad. En el amor, la voluntad es crucial. La mayoría de nuestras acciones se basan en el amor propio, que, si no es egoísmo, es positivo. Debemos disfrutar de nosotros mismos. Pero en las relaciones de amor, el amor propio pasa a segundo plano; lo que importa es el bienestar del otro.
Aristóteles veía el amor como el amor a otro yo. Pero quizás no percibió que, en algunas relaciones, nos preocupamos más por el otro que por nosotros mismos. El amor no es solo un sentimiento, sino una actitud de la libertad. Lo mismo ocurre con la amistad: podemos enfadarnos con amigos sin dejar de serlo.
A veces, surge un "segundo triángulo" donde nos centramos en los demás:
- Obediencia: Mecanismo típico de la existencia humana, con variantes libres y esclavas. La obediencia puede ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos.
- Amor y amistad: El amor es propio de la libertad. Deseamos que el otro sea amado y libre. Queremos su felicidad.
Esto coexiste con el amor propio. Si no es egoísmo, es algo positivo. Aristóteles creía que el amor es amor a otro yo, pero a veces nos centramos más en el otro. El amor es una actitud de la libertad, parte de una lucidez total (cognoscitiva). También hay aspectos tendenciales:
- Existenciales: El amor da importancia a las cosas. Hace que una persona sea especial, generando una energía que nos impulsa a vivir.
- Cognoscitivos: El amor implica un conocimiento intelectual profundo del otro, similar al odio (aunque en menor grado). Así se conoce la intimidad, la comprensión más perfecta. Es intuitivo, nos reconocemos a nosotros mismos. Hay una promesa de dar lo mejor de nosotros, y una revelación de nosotros mismos. Finalmente, el realismo: vemos cualidades y defectos, pero valorados positivamente por el amor.
- Tendenciales: Hay una entrega desinteresada, no damos para recibir. Se busca reciprocidad, con simetría (amigos que pagan a medias) y asimetría (padres que dan más a sus hijos). En estas relaciones, la mejor posición es en la que más se ama. También aparece la compañía, la necesidad de estar con las personas que amamos.