La Independencia de Hispanoamérica: Un Proceso Transformador

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Contexto y Causas de la Independencia Hispanoamericana

La crisis de la Monarquía española en 1808 desencadenó el proceso de independencia de la mayor parte de los territorios de los virreinatos americanos entre 1810 y 1824.

Hispanoamérica en 1800

Los virreyes dirigían una Administración colonial que, con el paso de los años, mostraba mayor ineficacia y lentitud. Se basaba en el desarrollo de una política en nombre del rey, dictada desde la corte real y con una nula participación de la sociedad americana.

La dependencia económica se manifestaba mediante un Pacto colonial por el que las colonias americanas enviaban a España metales preciosos y materias primas a cambio de productos manufacturados, cuya elaboración estaba prohibida en las colonias. Sin embargo, la extendida práctica del contrabando con potencias rivales, principalmente Gran Bretaña, erosionaba su efectividad.

Las reformas de Carlos III habían modificado la relación con las colonias, incidiendo sobre los siguientes aspectos:

  • El Proteccionismo económico sobre los virreinatos, tratando de mantener al margen a otros países europeos.
  • La marginación de la población criolla con respecto a la participación política, un grupo social cuyas élites se habían enriquecido gracias al crecimiento comercial experimentado durante el siglo XVIII.

Con estos cambios, la agricultura creció de manera notable gracias a la demanda de productos coloniales en Europa y a la roturación de nuevas tierras en las pampas. Lo mismo sucedió con la minería, especialmente con la extracción de plata. Pero todo esto, en vez de favorecer a las colonias, sólo sirvió para consolidar el Pacto colonial con la metrópoli y acrecentó el descontento de los propietarios americanos, que cada vez se sentían menos españoles.

Esto explica las demandas de mayores libertades económicas por parte de la población americana, que no era desconocedora de las nuevas doctrinas librecambistas.

La sociedad colonial era muy desigual y compleja. Por un lado, existía un grupo dominante, integrado por población peninsular y criolla, con acceso a la cultura y un nivel económico más elevado; por otro lado, había una masa mestiza, personas mulatas o negras esclavas o libertas, y la población indígena, sometida a duras condiciones de trabajo.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX se desarrolló en Hispanoamérica una conciencia revolucionaria que alcanzó su momento culminante en la crisis de 1808 tras las Abdicaciones de Bayona.

Causas de la Independencia

La independencia fue el resultado de una compleja trama de causas interiores y exteriores:

  • Las deficiencias de la Administración virreinal y la postergación política de la población criolla.
  • El régimen mercantil que, aunque liberalizado, mantenía restricciones comerciales con terceros países. Ante esto, los libertadores recibieron el apoyo directo e indirecto de Estados Unidos y Gran Bretaña, muy interesados en los mercados hispanoamericanos.
  • Las duras condiciones de trabajo de amplios grupos sociales (indígenas, personas esclavizadas, libertas...).
  • La influencia de la independencia de Estados Unidos, de la Revolución francesa y de sus Constituciones, así como de las ideas de la Ilustración, primero, y del liberalismo.
  • La relación de las élites criollas con centros culturales y políticos.
  • La tarea de los jesuitas expulsados de España, que exaltaban lo americano y la independencia.
  • La carencia de una marina capaz de conectar los puertos peninsulares con los americanos tras la derrota de Trafalgar.

Desarrollo del Proceso de Independencia

La primera fase (1808-1814)

Al igual que en la Península, las Abdicaciones de Bayona provocaron la formación de Juntas en las que predominaba la población criolla. En un principio acataron la autoridad de la Junta Suprema Central, pero después depusieron a las autoridades españolas y expresaron el derecho a gobernarse por sí mismas.

En el virreinato de Nueva Granada, Simón Bolívar declaró la independencia, pero la situación fue controlada por las autoridades españolas, así como una segunda intentona de Bolívar en 1813 en Caracas. La capitanía de Chile, en el virreinato del Perú, se sublevó liderada por Bernardo O'Higgins en 1810, mientras que la de Lima se mantuvo fiel a las autoridades españolas.

En el virreinato del Río de la Plata, la facción alzada destituyó al virrey en 1810, pero ejerció el poder en Argentina al margen de las autoridades españolas en nombre de Fernando VII. En la capitanía de Paraguay, la oficialidad logró su independencia al derrotar a las autoridades realistas en 1811.

En Nueva España, la independencia comenzó en Querétaro, con el llamado «grito de dolores» (1810) del cura Miguel Hidalgo. Desde entonces, se propagó una revolución protagonizada por la población indígena y con contenido social por la abolición de la esclavitud, pero que fue derrotada en 1811.

La primera fase de la emancipación americana se cerró con un relativo fracaso ya que solamente Paraguay logró independizarse.

La segunda fase (1815-1819)

La respuesta de Fernando VII a las rebeliones que se produjeron en los virreinatos americanos entre 1811 y 1814 fue la exigencia de sumisión. La negativa a realizar reformas de carácter liberal y a conceder cierta autonomía provocó la reactivación del proceso emancipador, desafío al que se respondió con el envío de una fuerza expedicionaria de 10.000 efectivos.

En el virreinato del Río de la Plata, el histórico Congreso de Tucumán proclamó la independencia de Argentina. Desde Buenos Aires, el general argentino José de San Martín, en una proeza, logró atravesar con su ejército la cordillera de los Andes y, ayudado por las tropas de criollos chilenos de O'Higgins, derrotó a las tropas españolas en Chacabuco en 1817. O'Higgins fue designado director supremo de Chile y suscribió el Acta de Independencia chilena (1818).

José María Morelos en Michoacán proclamó la independencia de México. Sin embargo, Morelos también fue fusilado y el movimiento independentista quedó fraccionado.

Simón Bolívar regresó a Venezuela, se constituyó la República de la Gran Colombia, compuesta por las circunscripciones de Caracas y Bogotá, y Bolívar fue proclamado su presidente. Tras reorganizar sus tropas, venció al general Pablo Morillo en Boyacá (1819) y comenzó a organizar políticamente los territorios liberados.

La tercera fase (1820-1826)

La inestabilidad política en España a partir de 1820 y la falta de refuerzos de la Península propició el triunfo de las campañas de los grupos patriotas hispanoamericanos, que culminaron los procesos de independencia iniciados años antes.

España había pedido la intervención de la Cuádruple Alianza, pero Gran Bretaña, en defensa de sus propios intereses comerciales, se negó. Así, las tropas españolas quedaron solas frente a los independentistas. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, James Monroe, se opuso a toda injerencia europea en los asuntos del continente americano.

La liberación de Ecuador fue posible mediante una acción conjunta de Bolívar y su lugarteniente Antonio José de Sucre, desde Colombia, y José de San Martín, desde Perú. Los españoles fueron derrotados y la región se incorporó al proyecto de la Gran Colombia.

El ejército español realizó un último intento por revertir la situación. Sin embargo, las tropas realistas fueron vencidas en Ayacucho, Perú (1824).

Ayacucho significó el fin de la dominación española en América del Sur. El General Agustín de Iturbide se autoproclamó emperador constitucional de México.

Consecuencias de la Independencia de las Colonias

España perdió sus colonias a excepción de Cuba, Puerto Rico, Filipinas, los archipiélagos del Pacífico y las plazas norteafricanas y del golfo de Guinea. Se redujo drásticamente el comercio con América y una de las fuentes principales de aprovisionamiento de metales preciosos y materias primas. La economía y la Hacienda española quedaron al borde de la quiebra y el papel de España en la esfera internacional pasó a un segundo plano.

Nuevos países adoptaron la fórmula de repúblicas presidencialistas con unos líderes con amplios poderes, y con el protagonismo del ejército y de la oligarquía criolla.

El sueño de la gran América unida de Bolívar se diluyó, especialmente tras la disgregación de la Gran Colombia en Venezuela, Colombia y Ecuador, y la independencia de las repúblicas de América Central (Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica). Uruguay se separó de Brasil.

Además, la independencia política de la metrópoli no significó para los nuevos Estados su independencia económica. El dominio español fue sustituido por el diplomático y económico de Gran Bretaña y Estados Unidos.

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