Independencia de Cuba: Guerras, José Martí y el Ocaso del Imperio Español

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Contexto Histórico de la Insurrección Cubana

Al despertar la insurrección que se inició en la isla de Cuba en 1868, contribuyeron diversos factores:

  • La protesta del gobierno norteamericano.
  • El crecimiento económico en la isla.
  • La progresiva dependencia del mercado estadounidense y la actitud de grupos de presión económica.

En 1868, pocas semanas después del triunfo de la Revolución Gloriosa, el Grito de Yara en Manzanillo, provincia de Oriente, dio comienzo a la lucha por la abolición de la esclavitud en las plantaciones e ingenios azucareros y por la autonomía política, similar a la que en aquellos momentos defendían los republicanos federales en la metrópoli.

Las Guerras de Independencia Cubana

La Guerra de los Diez Años (1868-1878) y la Paz de Zanjón

La Guerra de los Diez Años duró hasta 1878 y concluyó con la Paz de Zanjón, en la que participó Martínez Campos. Este acuerdo incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud, la concesión de un régimen jurídico que permitía la legalización de los partidos políticos y la representación en las Cortes españolas con el nombramiento de diputados.

La Guerra Chiquita (1879-1880)

El retraso o incumplimiento de estas promesas provocaría en 1879 la Guerra Chiquita, que estalló el 5 de septiembre. Pocos meses después, los jefes independentistas (Máximo Gómez, Antonio Maceo) se rindieron.

La Guerra de Cuba (1895-1898): La Radicalización Independentista

La radicalización independentista llevó a la Guerra de Cuba de 1895-1898. Este hecho favoreció el surgimiento de nuevas revueltas que condujeron a la independencia, al no existir un verdadero proceso descentralizador que dotase a la isla de órganos representativos y también por una política fuertemente proteccionista.

En 1892, José Martí, abogado, fundó el Partido Revolucionario Cubano, protagonista de la revuelta independentista iniciada el 24 de febrero de 1895 con el Grito de Baire.

En 1895, Martí se puso de acuerdo con los jefes de la Guerra de los Diez Años, Máximo Gómez y Antonio Maceo, y desde Nueva York dio la orden de empezar la insurrección en toda Cuba.

Cánovas, jefe de gobierno, nombró a Martínez Campos Capitán General de Cuba para combinar la represión militar con una flexibilidad política de mediación. Martí murió; con su desaparición, la revolución perdió su guía y mejor cerebro, pero la guerra seguía.

En enero de 1896, Cánovas nombró a Weyler máximo responsable de la isla y lo envió a Cuba. Tras el asesinato de Cánovas, el gobierno de Sagasta intentó una estrategia de conciliación, relevando a Weyler del mando y nombrando en su lugar al General Blanco.

El 12 de agosto, España pidió un armisticio y firmó el protocolo de renuncia de soberanía. Ese mismo año se firmó la Paz de París.

El Conflicto en Filipinas (1896-1897)

La insurrección en Filipinas (1896-1897) era más débil debido a la presencia española, las órdenes religiosas, la explotación de algunos recursos naturales y la utilización del archipiélago como punto comercial con China. El principal dirigente, José Rizal, intentó promover aspiraciones independentistas. Hubo una guerra de guerrillas duramente reprimida, y José Rizal fue ejecutado.

En 1898, la flota norteamericana de Hong Kong se dirigió a las islas para apoyar a los insurrectos. La superioridad militar norteamericana era apabullante. Los barcos estadounidenses tomaron Cavite el 1 de mayo, destrozando la flota española. Manila fue conquistada sin combate cuando ya se había firmado el armisticio. Al ocupar Filipinas, los americanos establecieron un centro de operaciones para los mercados de Asia.

El Tratado de París (1898) y sus Consecuencias

La Paz de París (Tratado de París, 10 de diciembre de 1898). España renunciaba a la soberanía sobre Cuba, que conseguía su independencia, aunque desde el punto de vista económico permanecería bajo influencia americana hasta la Revolución Cubana (1953).

España cedía a EE. UU. Filipinas a cambio de 20 millones de dólares. Puerto Rico y la isla de Guam pasaban a ser colonias de EE. UU.

En 1899, el gobierno español cedió a Alemania, a cambio de una transacción financiera como compensación por su participación en la firma de la Paz de París, los archipiélagos de las Carolinas, Marianas (excepto Guam) y Palaos.

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