Impresionismo y Surrealismo: Dos Revoluciones Artísticas

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Impresionismo: La Captura de la Luz y el Color

Hacia 1860, un grupo de pintores realistas, reunidos en torno a Manet, decidieron organizarse como un grupo independiente. Esta decisión fue una forma de supervivencia profesional ante sus fracasos en las exposiciones nacionales. Su denominador común era el interés por el color, los reflejos de la luz en el paisaje y la práctica de pintar al aire libre para observar las variaciones lumínicas. La invención de la pintura en tubos de estaño favoreció esta práctica, permitiendo captar la "impresión" de forma rápida y directa.

Esta corriente debe su nombre al cuadro de Monet, “Impresión, amanecer”. El cuadro provocó tal impacto que la crítica calificó a todo el grupo como "impresionista".

Los integrantes dejan los talleres para pintar al aire libre, buscando la captación atmosférica del momento a través de la luz y el color. Aplican el color en pequeñas manchas sueltas y brillantes; no mezclan los colores en la paleta, sino que su fusión se produce en la retina del espectador al mirar de lejos la composición.

Sus temas principales son el paisaje, retratos, figuras y bodegones, ya que el interés principal reside en la luz y su reflejo sobre los objetos, captados del natural según la intensidad lumínica que reciben.

El impresionismo se desarrolló fundamentalmente en Francia, pero estos artistas tuvieron una enorme repercusión en el arte europeo y americano.

Principales Autores Impresionistas

  • Manet: “Almuerzo en la hierba”
  • Monet: “Impresión, amanecer”, “Catedral de Ruan”

Renoir: La Celebración de la Vida y la Figura Femenina

Renoir, pintor impresionista francés de gran sensibilidad, contaba con experiencia como pintor de porcelanas. Esto explica el carácter traslúcido de su pintura, en la que muestra su gran interés por la luz y los matices del color, con pinceladas dinámicas y borrosas.

Es el pintor de la vida parisina. A diferencia del resto de los impresionistas, la figura femenina está muy presente en sus composiciones. Capta a estas mujeres tanto en ambientes despreocupados (por ejemplo, “El baile en el Moulin de la Galette”, donde logra una total unidad entre la atmósfera y el movimiento a través de toques sueltos y superpuestos, dando al conjunto una gran vivacidad) como intimistas, desnudas, al aire libre o en interiores urbanos de moda. Su ideal femenino es de formas rotundas y voluminosas, de rostro rosáceo, mejillas encendidas y labios carnosos.

Tras su viaje a Italia en 1881, se aleja de las técnicas impresionistas, prestando más interés al dibujo, con contornos más definidos y tonos más suaves.

Obras destacadas: “Los bañistas”.

El Surrealismo y la Exploración del Inconsciente

El Manifiesto Surrealista

La aparición del surrealismo se vincula a la publicación del primer Manifiesto Surrealista en 1924, firmado por el escritor francés André Breton, jefe ideológico del grupo surrealista y conocedor directo de las teorías de Freud relacionadas con la interpretación de los sueños, así como de las técnicas de psicoanálisis basadas en la Asociación Libre de Ideas.

El surrealismo es un movimiento literario y artístico, elitista y de izquierda, que nació en Francia. Defendió en su manifiesto la inconsciencia, el sueño y la locura. Los surrealistas intentaron expresar, por medio de la plástica, las imágenes procedentes del mundo onírico, del inconsciente, fuera de toda preocupación estética y moral.

Corrientes dentro del Surrealismo

Dentro de este movimiento se distinguen dos corrientes:

  1. Corriente automatista: El artista reproduce un universo de símbolos surgidos del inconsciente y del azar. La ejecución de las obras se produce sin el control de la razón; es decir, son una expresión libre, rápida y fluida. Joan Miró es su máximo representante.
  2. Corriente onírica: El artista recrea asociaciones extrañas e inquietantes propias del mundo de los sueños. Salvador Dalí y René Magritte son sus mayores representantes.

Otros importantes componentes del grupo fueron Max Ernst y los escultores Alberto Giacometti y Henry Moore. Mención especial merece Frida Kahlo, síntesis del surrealismo y realismo social.

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