Impresionismo y Postimpresionismo: Contexto y Características
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Contexto Impresionismo
Aparece en Francia en la segunda mitad del siglo XIX. Se desenvuelve en un contexto histórico marcado por el protagonismo de la burguesía tanto en el ámbito político como en el social. Es la época de las revoluciones burguesas y los nacionalismos. En los años 70 se inicia la guerra franco-prusiana que lleva a la comuna de París y a la Tercera República. El imperialismo aumenta, el gusto por lo exótico, el contacto con otras culturas y el comercio se mundializa.
Características generales
A partir de 1860 los artistas rompen los moldes establecidos. Fueron los impresionistas los primeros inconformistas, los primeros en librarse de las normas establecidas. Después de la invención de la fotografía, la función de los pintores se había transformado. Tenían que buscar nuevos campos de expresión. Se apartaron de la pintura tradicional y comenzaron a exponer en diferentes salones, y los tacharon de locos. No dejaron de admirar y reconocer a los grandes maestros de la pintura pero creyeron que la pintura tenía que evolucionar. Son un grupo heterogéneo pero con puntos en común: Rompen con el academicismo de los Salones Oficiales; Quieren pintar las impresiones fugitivas, la movilidad de los fenómenos, pintan paisajes y se centran especialmente en el color; Utilizan una paleta clara, con colores iluminados por la luz; tratamiento de la luz: Luz potente, luz del sol, del exterior. No utilizan el negro para las sombras sino que usan colores más densos para reflejar la ausencia de luz.
Contexto Postimpresionismo
Se los impresionistas pintaron la naturaleza tal y como la veían explorando los reflejos del color y creando una ilusión más perfecta que la impresión visual. Parecía pues que nada más se podía conseguir avanzando por ese mismo camino. A finales del siglo XIX cuando la corriente impresionista parecía agotada, nuevas tendencias comenzaron a emerger como reacción en su contra: el Neoimpresionismo o Puntillismo (Seurat) con sus puntos de color puro que se mezclan en el ojo del espectador reconstruyendo las formas; el Simbolismo con su meticuloso dibujo y cuidadas luces con las que crea atmósferas inquietantes; el Post-impresionismo en el que se engloban un grupo de pintores (Cezanne, Van Gogh y Gauguin), son artistas solitarios que partiendo de las premisas del Impresionismo acaban por superarlo. Sus personalidades y el modo de entender la pintura presentan claras diferencias, pues mucho hay de subjetividad en su obra, pero están vinculados por su conciencia generacional y por la insatisfacción del movimiento impresionista. Cada uno en su soledad inició el camino de la recuperación de las formas que priman sobre la luz, procuran lo estable en oposición a lo fugitivo y transitorio de la lenguaje impresionista.
Constituyen una puente entre la pintura del siglo XIX y las vanguardias del siglo XX, tanto desde el punto de vista estético como personal. El inconformismo, el riesgo, la ruptura con la tradición y, sobre todo, una enorme vocación creadora, sitúan sus figuras más cerca del dramatismo del siglo XIX que de la propia época.
Lo que denominamos arte moderno nace de sus sentimientos de insatisfacción y de las distintas soluciones por ellos creadas. Cezanne con la geometrización de las formas y los sólidos volúmenes obtenidos a través de planos de color, ha de tener consecuencias en el Cubismo surgido en Francia (Picasso); Gauguin en una vuelta al primitivismo del lenguaje sencillo y directo y con el empleo de colores planos y arbitrarios estará en la base del Fauvismo, también nacido en Francia (Matisse); las formas serpenteantes y apasionadas de Van Gogh sustentan el movimiento Expresionista (Munch) que tuvo en Alemania sus principales representantes.
Fusilamientos de la moncloa o 3 de Mayo
-Ficha técnica: Autor: Goya/ Fecha: 1814/ Estilo: Etapa romántica/ Material: Óleo sobre lienzo/ Localización: Museo del Prado
-Comentario: La obra fue pintada en 1814 para conmemorar la insurrección de 1808. Goya trabaja con pinceladas largas y fluidas una escena llena de dramatismo, que representa un hecho real. La composición y la luz concentran la atención del espectador sobre las figuras de los que van a ser fusilados, y especialmente sobre el hombre de la camisa blanca que con los brazos en alto es una imagen de un mártir. Hay dos grupos: el de las víctimas y el de los soldados del pelotón de fusilamiento. Los condenados están individualizados más por la acción que por la fisonomía y presentan distintas actitudes ante la muerte: desesperación, dolor. El farol situado en el suelo ilumina la escena y está parcialmente oculto por los soldados franceses. Hay un fuerte contraste entre las víctimas, con las caras iluminadas por la luz portátil, con la escuadra de fusilamiento, cuyos soldados inclinan sus invisibles rostros sobre los cañones de los fusiles. Hay tres grupos en las víctimas: los que se acercan a la muerte, los que están siendo ejecutados y por último, delante, los muertos en el suelo ensangrentado. Este primer plano de los mártires de la independencia ya muertos son los que nos introducen en la escena, caen en desorden, con violentos escorzos, detrás, otros esperan al disparo fatal agrupados en torno a la figura de blanco, arrodillado y con los brazos en alto. A su alrededor los que van a morir inmediatamente reaccionan de distintas formas. El tercer grupo son los hombres que, subiendo el montículo, se acercan a la muerte con las manos cubriendo su oos, bajando la cabeza, en definitiva, reflejando el terror que los embarga. En el lado izquierdo aparece medio borrosa una figura de mujer con un niño en brazos, parece una viuda o una madre que viene de perder a su hijo. En cierta medida recuerda a la figura de la Virgen María. Las líneas del cuadro, el barranco al fondo, los tejados de las casas y el margen de zona de la oscuridad en el primer término, llevan todas a la fila de soldados con sus fusiles. Pero la luz brilla sobre las víctimas que pronto van a morir, para que veamos la expresión de sus caras. Especialmente iluminada está la figura central, su camisa blanca reluce en la oscura noche. Detrás de la escena hay un paisaje simplificado, característica de Goya. Una parte importante de la superficie del cuadro es el cielo negro, que contrasta con el espacio iluminado. Las contraposiciones de luz y oscuridad, de individuo y masa anónima, refuerzan el dramatismo visual de la representación, con rasgos próximos al romanticismo. Predominan los tonos oscuros junto con el blanco. Goya dibuja desde el color y con el pinta las manchas, de forma impresionista, con rapidez y espontaneidad. También utiliza en color de manera expresiva. Trabaja con pinceladas gruesas, llenas de empaste, pero en las partes luminosas emplea pinceladas sueltas. El tratamiento de los rostros, deformados, responde a una técnica expresionista en la que el dibujo casi desaparece.