Importancia del ciclo del sueño-vigilia en el aprendizaje
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El ciclo del sueño-vigilia y su influencia en el aprendizaje
El ciclo del sueño-vigilia es una parte importante del sistema de patrones diarios, que reciben el nombre de ritmos circadianos. Estos regulan el sueño, la actitud alerta, la capacidad cognitiva y el funcionamiento de los movimientos.
El estrés y la ansiedad pueden alterarlos. El sueño influye en cómo adquirimos y mantenemos destrezas nuevas y en cómo recordamos información, en la recuperación de células y tejidos corporales, en la regeneración de la energía perdida durante el día, así como en nuestra capacidad de pensar creativamente. Por término medio, un adulto debería de dormir al menos siete horas y media al día.
Tipos de estado cerebral durante el sueño
Existen dos tipos principales de estado cerebral; el sueño REM y el sueño de ondas lentas. Durante el sueño REM todos los músculos permanecen paralizados salvo los oculares. En el sueño de ondas lentas se puede hablar o caminar dormido (sonambulismo).
El reloj circadiano y la producción de melatonina
El reloj circadiano reside en el núcleo supraquiasmático, el cual regula la síntesis de melatonina en la glándula pineal durante la noche. Esta es trasportada por el cuerpo provocando sensaciones de somnolencia. Por eso la producción de melatonina en un momento equivocado del día hace que padezcamos jet lag al viajar.
Impacto de la falta de sueño en el aprendizaje
Tras noches sin dormir resultan gravemente afectadas la concentración y las capacidades de aprendizaje. De hecho, una sola noche sin dormir puede dañar el pensamiento innovador, la toma de decisiones y la capacidad para actualizar planes a la luz de nueva información.
Alimentación y sustancias químicas en el aprendizaje
El cerebro necesita estar alimentado. Está compuesto por más de un 80% de agua, por lo que la deshidratación puede dañar gravemente el aprendizaje. Una de las demostraciones más espectaculares del efecto de comer en la función cerebral se aprecia en el trastorno conocido como “fenilcetonuria”. Se trata de una alteración metabólica por la cual el cuerpo no es capaz de digerir los alimentos que contengan fenilalanina, presente en la mayoría de las cosas que comemos. Al no digerir adecuadamente, comienzan una serie de complejas reacciones químicas que afectan al cerebro, especialmente a los lóbulos frontales. Esto desemboca en un mal funcionamiento intelectual y falta de planificación y control de la atención y la acción.