Importancia de la Anatomía Patológica en el Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades
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Casos Clínicos de Tumores
Una mujer de 42 años, colega del narrador, presenta en el seno izquierdo un tumor del tamaño de una almendra, sin retracción del pezón ni adherencia a la piel. El diagnóstico inicial, realizado por el marido y dos cirujanos, es de tumor benigno. Sin embargo, el examen extemporáneo realizado durante la operación por el Profesor agregado Leroux revela que se trata de un epitelioma con ausencia total de reacción fibrosa del estroma. Estas constataciones histológicas podrían explicar la ausencia del signo de retracción de la piel.
Otra mujer, de 29 años, con mal de Pott, presenta un pequeño tumor en el cuadrante supero-externo del seno derecho. Un médico diagnostica un tumor benigno y un cirujano realiza la extirpación parcial del tumor.
La enucleación se realiza fácilmente y el diagnóstico de tumor benigno parece confirmarse. No obstante, el cirujano solicita un examen histológico, que muestra que se trata de un epitelioma (Leroux).
Una joven de 19 años es operada en agosto de 1930, en un servicio hospitalario de París, por un tumor en el seno izquierdo, en el cuadrante supero-interno. El tumor es descubierto por la paciente tres semanas antes de la intervención; tenía el volumen de un huevo y no era doloroso. Se constató el signo de la piel de naranja, así como la adherencia al músculo pectoral mayor.
Un cirujano procede a una intervención amplia con vaciamiento axilar. El examen microscópico muestra que se trata de un adenoma vegetante de los más típicos.
Estos ejemplos son elocuentes y merecen ser conocidos por médicos y cirujanos que aún no han comprendido esta noción: en materia de tumores, nunca se extiende demasiado el dominio de la investigación y siempre es peligroso fiarse únicamente de los signos revelados por el examen clínico.
La Anatomía Patológica como Base de la Investigación Médica
La Anatomía Patológica es una de las bases fundamentales de la investigación en Medicina. A continuación, veremos cuáles son los nexos que unen esta ciencia a las otras disciplinas de la Biología.
Tomemos algunos ejemplos entre las adquisiciones más recientes, que la Medicina debe a los documentos del orden anatomopatológico.
La noción nueva del sistema retículo-endotelial de Aschoff está esencialmente basada en conocimientos histo-fisiológicos. Los trabajos de Anatomía y Fisiología patológicos han permitido distinguir, en el dominio de este sistema, diversas entidades nosográficas.
Se sabe que las células del tejido retículo-endotelial pueden infiltrarse de sustancias diversas, notablemente de cuerpos grasos, de donde proviene la tumefacción considerable de los órganos ricos en células retículo-endoteliales, como el bazo, los ganglios linfáticos y el hígado. Este es el sustrato anatómico de la enfermedad de Gaucher. También se sabe que, según la naturaleza de los cuerpos grasos infiltrantes en los tejidos retículo-endoteliales, las imágenes histológicas y los caracteres clínicos pueden variar.
Esto ha permitido distinguir diversos estados mórbidos, tales como la enfermedad de Niemann-Pick, que afecta solo a niños y cuya imagen clínica es muy particular.
En cuanto a la linfogranulomatosis, enfermedad inflamatoria del tejido linfo-hematopoyético, son los estudios de los anatomopatólogos, como Paltauf, Sternberg y otros, los que han permitido aislarla de las leucemias, de los linfosarcomas, de las linfadenias tuberculosas y sifilíticas, con las cuales Hodgkin la había confundido.
Aportes de la Anatomía Patológica a la Neurología
En el campo de la Neurología, se conoce la inmensa contribución de los estudios anatomopatológicos y el papel que corresponde a la escuela francesa, con Charcot, Vulpian, Dejerine, Pierre Marie y Babinski, en el desarrollo de esta ciencia.
Todavía hoy, los trabajos más sólidos y relevantes en neurología tienen como base la histopatología.
Es así como los estudios microscópicos de estos últimos años sobre los núcleos grises centrales han contribuido a aclarar las funciones del tono y las del equilibrio psicomotor.
Estas investigaciones han mostrado que, en ciertos trastornos de la energía psicomotriz, las lesiones afectan al mismo tiempo a los diversos elementos del sistema estriado, la corteza cerebral y las formaciones subtalámicas, que están en correlación funcional íntima. Pierre Marie y Lhermitte han podido atribuir la corea crónica a una lesión del striatum. Después, los azares de la clínica han permitido a Claude, Lhermitte y Bielchowsky observar enfermedades con rigidez post-coreica en las cuales la lesión anatómica se extendía del striatum al pallidum, a los centros hipotalámicos y mesencefálicos: cuerpos de Luys, núcleo rojo, locus niger. También se está en derecho de pensar, como Lhermitte, que la adición a la alteración estriada de una degeneración pálida e hipotalámica es la razón de la aparición de la hipertonía y, por consiguiente, de la supresión de la corea, pues corea e hipertonía no pueden sino excluirse. Los elementos palidales y subpalidales pueden considerarse como centros reguladores, cuyas alteraciones destructivas e inflamatorias cambian el equilibrio del tono muscular y generan la rigidez, la hipertonía. Desde el punto de vista práctico, se está autorizado para afirmar, sin temor a exagerar la realidad, que la superposición a un estado coreico de un síndrome de rigidez puede estar ligada a la irradiación de un proceso mórbido del striatum al pallidum y a los centros subyacentes, en particular al locus niger.
Más recientemente aún, se han emprendido estudios sobre la corea aguda. Morcan, y después Lhermitte y Pagniez, han mostrado, sobre piezas anatómicas, que la corea de Sydenham, de evolución aguda, afecta a territorios diferentes: el aparato cerebeloso, los ganglios basales y la corteza cerebral. En ciertos casos, las lesiones se acusan con una particular severidad sobre el cerebelo (corteza y núcleos dentados). Forzando un poco las cosas, se podría concebir que la corea de Huntington, cuya expresión clínica es tan diferente de la corea de Sydenham, es de origen estriado, mientras que esta última es de origen cerebeloso.
Tomemos, por último, algunos ejemplos en el cuadro de los tumores.