El Fin del Imperio Colonial Español: Cuba, Filipinas y el Regeneracionismo

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El Imperio Colonial Español se desmoronó en 1898 como consecuencia de la guerra entre España y Estados Unidos, que tuvo lugar en Cuba y Filipinas. Al inicio del Sexenio Revolucionario, se produjeron el “Grito de Lares” en Puerto Rico, rápidamente sofocado, y el “Grito de Yara” en Cuba, que desencadenó la Guerra de los Diez Años, finalizada con la Paz de Zanjón. Tras esta paz en 1878, continuaron los conflictos con la “Guerra Chiquita” en 1879 y las insurrecciones de 1883 y 1885, debido a la falta de representación y una política proteccionista.

Posturas en el Conflicto

En este conflicto, se pueden identificar las siguientes posturas:

  1. España: Cuba tenía un alto valor emocional por ser una de las primeras posesiones en América, con plantaciones de caña de azúcar, tabaco y café, y un mercado exclusivo para productos españoles.

  2. Estados Unidos: Cuba tenía importantes relaciones comerciales y era una zona de influencia en el Caribe, con intereses económicos. En 1853, ofrecieron 120 millones por la isla, alentando el independentismo.

  3. Cuba: La población estaba dividida entre Unionistas e Independentistas, siendo los asalariados del azúcar los principales impulsores del independentismo. Surgió el Partido Autonomista de Rafael Montoro. La burguesía, comerciantes y azucareros españoles se negaban a cualquier tipo de independencia. Propuestas de autonomía fueron rechazadas por las Cortes, aceptándose solo la abolición de la esclavitud en 1886. Antonio Maura, como Ministro de Ultramar, propuso el autogobierno para Cuba en 1892, pero fracasó por la presión de los hacendados cubanos y grupos oligárquicos. Ese mismo año, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, protagonista del Grito de Baire el 24 de febrero de 1895, extendiendo la guerra al occidente de la isla. Tras la muerte de Martí, Antonio Maceo lo sucedió.

Guerra de Filipinas

La presencia española en Filipinas era más débil que en las Antillas, limitada a órdenes religiosas, explotación de recursos y comercio con China. El levantamiento filipino fue reprimido con la ejecución de José Rizal, líder del movimiento independentista Katipunan. La intervención de Estados Unidos provocó un nuevo alzamiento que expulsó a los españoles.

Tras el asesinato de Cánovas en 1897, el gobierno liberal de Sagasta intentó la conciliación otorgando autonomía a la isla en enero de 1898. Sin embargo, en febrero ocurrió la voladura del Maine, culpando EEUU a España y ofreciéndose a comprar la isla. España prefirió la lucha y en abril de 1898, Estados Unidos declaró la guerra a España.

Las fuerzas españolas terrestres resistieron, pero la batalla se decidió en el mar, donde Estados Unidos derrotó a España en Cavite y Santiago de Cuba. Como consecuencia, Cuba se perdió definitivamente, al igual que Puerto Rico, donde no había rebelión. El 10 de diciembre de 1898, se firmó el Tratado de París, por el cual España reconoció la independencia de Cuba y cedió a EEUU Puerto Rico, Guam y Filipinas. En 1899, España vendió los restos del imperio a Alemania.

Regeneracionismo

Tras el 98, surgieron movimientos regeneracionistas respaldados por las clases medias, con ideales representados en el pensamiento de Joaquín Costa, quien propugnaba la modernización de la economía y la alfabetización, destacando el papel de la Institución Libre de Enseñanza fundada por Francisco Giner de los Ríos.

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