El Imperio Bizantino: Iconoclasia, Administración y Evangelización en Moravia
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Segunda Fase Iconoclasta (815-843)
La segunda fase iconoclasta (815-843) se inicia debido a la política de Carlomagno. El emperador se preocupa de que el Papa haya hecho la paz con los bizantinos, por lo que sus pretensiones podrían verse trastocadas. Tras las disputas de la primera fase, se estableció que Jesucristo tiene dos naturalezas, y su plasmación en iconos es posible, pues no se venera la imagen, sino que se adora a quien representa.
Pero el emperador ve que peligra su coronación ante la conciliación religiosa de Roma y Constantinopla. Por ello, encargó a sus teólogos que revisaran las actas del II Concilio de Nicea y que viesen si existía algo que no fuese ortodoxo. El resultado fueron los Libri Carolini, cuatro tomos de contenido teológico al más alto nivel. Se piensa que están hechos o bien por el hispanogodo Teodulfo o por Alcuino de York. Eran un ataque en toda regla al Concilio de Nicea.
Los Libri Carolini parafrasearon las actas del II Concilio de Nicea para rebatirlas. El problema es que las copias que tuvieron los teólogos carolingios de las actas del concilio fueron pésimas, estaban muy mal traducidas y llenas de inexactitudes, por lo que su juicio fue inexacto a todas luces. Esta junta de teólogos ha sido conocida como el Sínodo de Frankfurt.
Ante el nulo reconocimiento de los carolingios, León V el Armenio inició la segunda fase con la convocatoria del Concilio en Santa Sofía y la deposición del patriarca Nicéforo. La sociedad bizantina se encontraba dividida en:
- Iconoclastas: cuyo teólogo principal fue Juan el Gramático, el cual contaba con el apoyo del emperador.
- Iconódulos: cuyos teólogos principales fueron el patriarca Nicéforo y el monje Teodoro el Estudita.
Se intentaron conciliar ambos bandos con Miguel II, el cual permitió el culto privado a las imágenes. Pero la insurrección de Tomás el Eslavo (821-823) torció la paz. Este levantamiento contó con apoyo musulmán y de todos los themas, excepto los de los Armeníacos y Opsikion, que eran iconoclastas y fieles al emperador. El movimiento también gozó de la simpatía búlgara de Omurtag. El final del conflicto lo puso la emperatriz Teodora, viuda de Teófilo I, la cual restauró el culto a las imágenes.
Evangelización de Moravia (863)
Los moravos eran una serie de pueblos germanos que entraron por las estepas asiáticas hacia Centroeuropa. Se asentaron en el antiguo reino de Samo, el cual se consolidó como un reino estable en la frontera carolingia. Al disgregarse esta entidad, con la desaparición estatal, se creó una aristocracia fuerte. Estos reinos participaron en la destrucción del kanato ávaro a manos de los francos. La desaparición de esta entidad supuso la expansión de ambos principados por la antigua región. Finalmente, el principado Moravo se impuso al de Nitra y lo conquistó, estableciéndose así bajo el reinado de Mojmir I.
Bizancio tendrá que hacer frente a un nuevo pueblo. A éste hay que sumarle el Islam, el Imperio Carolingio y una serie de pueblos que han quedado marginados en la frontera carolingia: Bávaros, Bretones, Frisios, etc. Éstos serán conquistados por Carlomagno, pues su objetivo era absorber todos los pueblos centroeuropeos posibles y asimilarlos.