Impacto psicológico del trauma: Violencia y agresión sexual
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1. Acontecimiento Traumático (Trauma)
1.1 Concepto
Un acontecimiento traumático es un suceso negativo e intenso que aparece de forma inesperada, incontrolable, y que pone en peligro la integridad física o psíquica de quien lo sufre. La persona se muestra incapaz de afrontarlo, experimentando sentimientos de temor e indefensión. Se produce una pérdida de confianza básica.
2. Tipos de Trauma
2.1 Violencia en la Relación de Pareja
2.1.1 Características de la Violencia
La violencia en el hogar ha experimentado un desarrollo espectacular en las últimas décadas, considerando el número de denuncias. Es un tipo de violencia que ha crecido a un ritmo mucho más rápido que los accidentes de coche, las agresiones sexuales y los robos. La familia es el foco de violencia más destacado de nuestra sociedad.
El hogar, en principio un sitio de cariño y compañía mutua, se convierte en un sitio de riesgo para las conductas violentas, sobre todo si estas quedan impunes. Se produce una situación de cautiverio, ya que la familia es una institución cerrada, que constituye un caldo de cultivo para las agresiones repetidas y prolongadas. En estas circunstancias, las víctimas se sienten incapaces de escapar del control de sus agresores, al estar sujetas a ellos por la fuerza física, la dependencia emocional, el aislamiento social o distintos tipos de vínculos económicos, legales o sociales. Si la violencia tiene de por sí un efecto destructivo y resulta siempre irracional, lo es mucho más cuando se ejerce en un entorno, la familia, del que se espera cariño y apoyo mutuo.
En la violencia de género hacia la mujer hay hechos fundamentales y diferenciadores de otros tipos de violencia, que responden a estas tres preguntas:
- ¿Cómo se produce la agresión? Se produce de forma repetida. La repetición de los hechos da lugar a un mayor daño psíquico, tanto por los efectos acumulativos de la agresión, como por la ansiedad mantenida durante el periodo de latencia hasta el siguiente ataque.
- ¿Quién produce la agresión? Desde el punto de vista de la mujer, el agresor es alguien a quien ella quiere, alguien en quien se supone que la mujer debe confiar.
- ¿Dónde se produce la agresión? En el hogar, el refugio de cariño donde teóricamente se iban a compartir las experiencias vitales de ambos, para desarrollar un proyecto en común.
Cuando un hombre sufre una agresión, esta suele tener lugar en la calle y suele estar relacionada con un robo, una pelea, un ajuste de cuentas o un problema de celos. Las mujeres, en la mayoría de los casos, cuando son víctimas de actos violentos, suelen sufrirlos en el hogar y a manos de su pareja o expareja.
La conducta violenta en el hogar supone un intento de control de la relación en forma de abuso de poder. Así, los maltratadores suelen ser los hombres, y las víctimas suelen ser las mujeres, los niños y los ancianos.
Es una forma de violencia que no suele denunciarse, y si se denuncia, la víctima con frecuencia perdona al agresor antes de que el sistema penal pueda actuar. Es, además, una conducta continua en el tiempo. En ocasiones, la violencia comienza en el noviazgo y no termina tras la ruptura de pareja. El momento de la denuncia suele coincidir con algún momento clave de la relación, como la separación o la extensión de la violencia a los hijos.
La violencia en el ámbito de las relaciones de pareja no empieza de forma repentina; es fruto de un proceso, en la mayoría de los casos lento, que se inicia con controles no demasiado severos y camuflados por las buenas intenciones. Esta forma camuflada de introducir la violencia de relación hace que sea difícil de percibir.
Las primeras agresiones verbales o psicológicas suelen subestimarse y considerarse como inofensivos ataques de celos cuando, en la mayoría de los casos, suelen augurar la aparición de agresiones físicas o el aumento de las psicológicas. La consideración de estos primeros indicios como carentes de importancia, unido al proceso de enamoramiento, y a la tolerancia social de muchas de estas actitudes, provoca que ni la mujer ni las personas de su entorno identifiquen el maltrato, impidiendo que puedan predecir el incremento de la violencia y romper la relación antes de que los efectos sobre la mujer sean devastadores.
Una vez que ha dado comienzo el maltrato en una relación, este va aumentando tanto en frecuencia, como en severidad y diversidad de formas. Suele iniciarse con abusos de “baja intensidad”, que buscan deteriorar la autoestima y autonomía de las víctimas y reafirmar la situación de subordinación de la mujer y de poder del hombre. Esta situación evoluciona hacia formas más graves de maltrato.
2.1.2 Factores que Contribuyen a la Cronificación de la Violencia
En la cronificación de la violencia influye la enorme tolerancia que todavía hoy hay hacia los comportamientos violentos en el seno del hogar. Una de las características de esta forma de violencia es la consideración de que es algo “privado”, que se resuelve en casa.
Creencias erróneas que contribuyen a mantener la situación de tolerancia:
- Pegar una bofetada no está penado por la ley: Falso. Cualquier forma de agresión, ya sea física, psíquica o verbal, en el ámbito de la violencia de género está penada por la ley.
- Maltratar significa pegar a alguien hasta que sangre o se le fracture los huesos: Falso. Maltratar significa causar daño físico o psicológico, independientemente de que haya lesiones visibles o no.
- El abuso de drogas y alcohol es el responsable de la violencia familiar: Falso. Muchas personas que actúan violentamente contra su pareja nunca toman alcohol o drogas y muchos de los que los toman, nunca han maltratado a su pareja.
- El problema de los hombres maltratados por las mujeres es un problema tan serio como el de las mujeres maltratadas: Falso. De todos los adultos maltratados por sus parejas, el 95% son mujeres.
- La mayoría de las víctimas de la violencia de pareja no sufren heridas serias: Falso. El maltrato causa más lesiones a las mujeres que el total de accidentes de tráfico, asaltos callejeros y agresiones sexuales.
- Si una mujer maltratada dejara a su pareja estaría a salvo: Falso. Las amenazas, acosos y agresiones generalmente aumentan cuando la mujer deja al agresor o le plantea seriamente la separación.
- Si se arrestase a los maltratadores y se les metiera en la cárcel, la violencia contra las mujeres terminaría: Falso. La detención no suele ser suficiente, ni de forma individual ni colectiva. Se necesitan medidas de tratamiento individuales para cada maltratador, y procesos de educación colectiva desde la infancia para disminuir el problema en el futuro.
Errores en la percepción de la situación por parte de la víctima:
- Pensar que ya no lo volverá a hacer: La convicción de que no lo volverá a hacer se debe a que la mujer “quiere creer” que no va a volver a pasar. La mujer agredida por primera vez tiende a poner en marcha todos sus mecanismos de defensa con el objetivo de garantizar que la relación familiar continúe. Necesita creer que no volverá a pasar para cumplir su objetivo fundamental como responsable de la familia, y no sentirse culpable del fracaso de la relación.
- Minimización, aceptación o justificación de la agresión por parte de la víctima: La aceptación de la agresión física, e incluso la justificación de la misma, son un primer paso de una alienación de la mujer como persona; es un ciclo progresivo de adaptación a la violencia, como forma de mantener la familia unida.
- "Ha llegado al límite; ya no puede hacer nada más grave": Es falso. La mayoría de las mujeres muertas a mano de su pareja o expareja pensaban que su asesino había llegado al límite, que ya no era capaz de hacer nada más grave que las agresiones a las que la mujer ya se había acostumbrado con el fin de mantener la unidad familiar.
- "Tengo que aguantar por mis hijos": Es un error. En este tipo de situaciones, la mujer no puede garantizar la seguridad de sus hijos. Además, vivir una infancia cargada de violencia predispone a la misma en la vida adulta.
- "No tengo riesgo porque nunca me ha agredido": Es habitual pensar que la agresión se ve venir y mucho más la muerte. No es cierto, el 75% de las mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas nunca habían puesto una denuncia y la mayoría no podían imaginar que se pudiese llegar a la agresión física.
- "No es capaz de matar ni a una mosca": La mayoría de los casos de muertes de mujeres a manos de sus parejas o exparejas en los que no había agresiones físicas previas, sí que existía una idea obsesiva en torno a la víctima. Esta idea puede girar en torno a los celos.
2.2 Agresiones Sexuales en Adultos
2.2.1 Características de las Agresiones Sexuales en Adultos
Las víctimas de agresiones sexuales se sienten avergonzadas y humilladas, más aún cuando el agresor es una persona conocida o cuando la agresión tiene lugar en el ámbito de la relación de pareja. Muchas veces, el miedo a represalias, la vergüenza y el miedo a pensar que no van a creer la agresión, hace que en muchas ocasiones no exista una denuncia. Las agresiones sexuales son mucho más frecuentes en mujeres. Los hombres son víctimas de este tipo de trauma en muchas menos ocasiones, pero cuando lo son, el impacto psicológico es muy grande y se tiende a ocultar.
La aparición de daños en la integridad psicológica de la víctima dependerá de muchos factores:
- Algunos están relacionados con la gravedad del hecho en sí, que depende del tiempo que ha durado, la existencia de penetración anal o vaginal, la posibilidad de quedar embarazada o de contraer enfermedades de transmisión sexual, la amenaza con armas o la agresión en grupo.
- Otros factores están relacionados con la situación psicológica de la víctima y con su grado de adaptación a la vida cotidiana. Las personas con baja autoestima, con problemas de ansiedad o de depresión, con historial previo de victimización, tienen una mayor probabilidad de sufrir mayores consecuencias negativas tras una agresión sexual.
- Otros factores dependen del apoyo social de la víctima, y de la respuesta de la justicia ante el hecho.
La agresión sexual implica no solo un atentado contra la integridad sexual, sino también contra la integridad física y psicológica. Se produce una vivencia repentina de indefensión, pérdida de control sobre el ambiente, temor hacia la propia vida, decepción y humillación. La respuesta inicial de la víctima puede oscilar entre la reacción de sobresalto, gritando, pidiendo socorro, defendiéndose por la fuerza, o bien puede darse la respuesta de sobrecogimiento, quedando inmóvil y paralizada. Ambas respuestas, aunque son potencialmente opuestas, constituyen una forma de reacción adaptativa ante la percepción de un peligro potencial inmediato.
2.2.2 Consecuencias sobre la Salud Emocional de la Víctima
- A corto plazo: Quejas físicas (dolor de cabeza, estreñimiento, diarrea), alteración del apetito, trastornos del sueño que incluye pesadillas, ansiedad y miedo generalizado, con tendencia al aislamiento.
- A medio plazo: Depresión, pérdida de autoestima, dificultades en la relación social y disfunciones sexuales.
- A largo plazo: Irritabilidad, desconfianza, alerta excesiva, embotamiento afectivo, capacidad disminuida para disfrutar de la vida.