Impacto Humano en la Biodiversidad Española y sus Ecosistemas

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La Intervención Humana y sus Consecuencias Geográficas

La biodiversidad de la Tierra, incluyendo la variedad de genes, especies y ecosistemas, es inmensa y su preservación es crucial. La eliminación de elementos de un ecosistema puede tener consecuencias negativas significativas.

España destaca por su rica biodiversidad, tanto marina como continental, siendo el país europeo con mayor número de especies. Su fauna y flora son muy variadas, con un alto número de endemismos, tanto en la Península como en las islas.

España cuenta con aproximadamente 10.000 especies de plantas, representando el 80% de las existentes en la Unión Europea y cerca del 60% de las de todo el continente. De estas, 6.500 son autóctonas y unas 1.500 son endémicas. En cuanto a la fauna, se estima entre 50.000 y 60.000 especies animales, que representan el 50% de las existentes en la Unión Europea. Algunas especies, como el águila imperial y el lince ibérico, son exclusivas de España.

Sin embargo, también existen especies en peligro de extinción, como el lagarto gigante de El Hierro y el pato malvasía. Además, algunas especies vegetales, como el drago, son muy vulnerables. Para proteger este valioso patrimonio natural, España cuenta con la Red Natura 2000, que abarca más de 12 millones de hectáreas, el 25% del país, consideradas de gran interés por la Unión Europea.

El impacto de la actividad humana en la naturaleza ha provocado la extinción de al menos el 40% de la biodiversidad en las últimas décadas. El daño a los ecosistemas ha facilitado la proliferación de especies invasoras, que desplazan a especies nativas, causan enfermedades, dañan cultivos y generan diversas problemáticas para la sociedad. La influencia humana ha alterado el equilibrio natural de los ecosistemas, con graves consecuencias como la extinción de especies animales y vegetales.

Formaciones Vegetales

1. Región Atlántica

Esta región, de espacio reducido y modificada por la acción humana, se caracteriza por un bosque denso con árboles altos de tronco recto y hoja caduca, que compiten por la luz. La escasa insolación resulta en un sotobosque pobre.

Especies primarias:

  • Haya: árbol atlántico que no tolera la aridez, requiere mucha humedad y tiene buena resistencia al frío. Se encuentra en suelos calizos y silíceos.
  • Roble: exige humedad y temperatura templada, soporta más el frío y se asienta sobre suelos silíceos. El roble carballo está presente hasta los 600 metros de altura.

Especies secundarias:

  • Castaño: de alto valor económico por su madera y frutos.
  • Pino: especie de repoblación con buena adaptación y excelente explotación de recursos.
  • Eucalipto: de rápido crecimiento y gran rentabilidad.

La degradación del bosque atlántico ha dado lugar a landas (arbustos en suelos pobres) y prados (originados por la destrucción de las landas).

2. Región Mediterránea

Esta región se caracteriza por la aridez estival, que condiciona la adaptación de las especies. El bosque perennifolio, con hojas pequeñas y endurecidas, y árboles de raíces profundas que no suelen superar los 20 metros de altura, es predominante. Este bosque es el que más ha retrocedido debido a su gran extensión inicial.

Especies primarias:

  • Encina: principal especie de la península por su gran adaptación y escasa necesidad de agua. Se ubica en cualquier tipo de suelo.
  • Alcornoque: no soporta el frío y requiere más humedad que la encina. Su madera es muy apreciada.

Dehesa: bosque aclarado, con espacios abiertos.

Especie secundaria:

  • Pino: especie con gran variedad (pino piñonero, resinero, etc.).
  • Garriga: formación vegetal inferior a la maquia, ubicada en zonas donde la encina está presente.
  • Estepa: formación abierta compuesta por especies arbustivas. Se desarrolla como una formación regresiva a la maquia y la garriga. Destaca el esparto.

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