Impacto Histórico: Reforma Protestante y Renacimiento Europeo

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La Reforma Protestante: Un Cambio de Paradigma Religioso y Social

La Reforma Protestante, iniciada en el siglo XVI, marcó un punto de inflexión en la historia europea. Aunque el texto menciona Gran Bretaña y el año 1400, la figura central fue Martín Lutero en Alemania, seguido por Juan Calvino. Este movimiento, a menudo interpretado como una rebelión de la burguesía contra los impuestos feudales, tuvo un impacto profundo en la estructura de poder, debilitando la autoridad feudal y poniendo en tela de juicio el discurso religioso y filosófico establecido. A pesar de su naturaleza rupturista, la protesta se mantuvo dentro de un marco religioso, utilizando a Dios como justificación para sus postulados.

Juan Calvino, una figura crucial de la Reforma, propuso que el trabajo, el comercio y el ahorro eran vías para acercarse a Dios, justificando así la actividad económica desde una perspectiva religiosa. Esta visión cuestionaba directamente a la nobleza feudal, que no trabajaba por su condición hereditaria. La Reforma representó una ruptura religiosa significativa, ya que, si bien desafió y rompió el orden establecido, lo hizo manteniendo las creencias religiosas y la figura de Dios como pilar central.

Los protestantes, a menudo identificados como evangélicos, enfatizaron lo abstracto, la letra y la escritura, prestando menos atención a las representaciones visuales y más al desarrollo del intelecto a través de la palabra. Su desapego de lo "natural" y su inclinación hacia lo abstracto los impulsaron a explorar y descubrir nuevas realidades, desde fenómenos celestes como la noche y la luna hasta nuevos planetas. Este cuestionamiento de lo establecido, impulsado también por el desarrollo del comercio, fomentó una nueva forma de pensar.

El Renacimiento: El Despertar del Humanismo y la Ciencia

El Renacimiento, que floreció alrededor del siglo XV y XVI, significó un "renacer" de las artes y ciencias. Este periodo marcó una transición del teocentrismo (Dios como centro) a un pensamiento antropocéntrico (centrado en el ser humano). Se rompió con la idea religiosa de la predestinación, promoviendo la noción de que los individuos podían construir su propio destino. En consecuencia, se comenzó a cuestionar la ubicación de Dios en la Tierra y si esta era realmente el centro del universo.

El Renacimiento estuvo intrínsecamente ligado al individualismo y a una nueva comprensión del mundo como un sistema natural y coherente. Esto se reflejó en la pintura renacentista, con la reaparición de la perspectiva y la representación de la profundidad tal como la percibe el ojo humano, ejemplificado por maestros como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci.

La era vio el surgimiento de científicos pioneros como Copérnico, Kepler y Galileo, quienes, a través de sus teorías y descubrimientos (como la existencia de más planetas), demostraron que la Tierra no era el centro del universo, lo que a su vez llevó a cuestionar la centralidad de Dios en el cosmos. Aunque la ciencia emergía con fuerza, enfrentó una considerable resistencia.

La invención de la imprenta fue un catalizador fundamental, potenciando la difusión de estas nuevas ideas, el pensamiento abstracto y la filosofía. La imprenta facilitó la lectura colectiva, permitiendo que más personas accedieran al conocimiento y fomentando la reflexión crítica, lo que a su vez llevó a un mayor cuestionamiento del pensamiento eclesiástico. Además, la capacidad de escribir y anotar impulsó el crecimiento del comercio.

En este contexto, la burguesía experimentó un ascenso significativo, adquiriendo títulos que les permitían reclamar poder político. La nobleza, con su poder menguante, incluso buscaba alianzas matrimoniales con familias burguesas. La noción de naturaleza fue un concepto transversal en todo el Renacimiento.

Filósofos como Thomas Hobbes reemplazaron la idea del derecho divino por el derecho natural, postulando que todos los seres humanos nacen iguales, lo que contradecía las doctrinas religiosas y sentó las bases para el desarrollo de la filosofía política. El creciente poder de los burgueses atrajo a la población a los burgos en busca de comercio y trabajo, un fenómeno que también trajo consigo el surgimiento de la delincuencia.

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