Impacto Global de la Segunda Revolución Tecnológica: Transformaciones Económicas y Sociales
El Mundo en la Época de la Segunda Revolución Tecnológica
4.1.1. Crecimiento Fuerte, Pero Sincopado
La difusión de las innovaciones de la Segunda Revolución Tecnológica ocasionó un crecimiento económico sin parangón en ninguna de las etapas anteriores de duración parecida. Este crecimiento benefició a todas las economías, tanto las industriales como las más rezagadas, aunque de manera muy desigual.
El crecimiento secular global es también un crecimiento desigual, con ritmos muy diferentes según los momentos y los países. El crecimiento entre 1870 y 1913 fue superior al que se observa entre 1913 y 1929 a causa de la incidencia de la Primera Guerra Mundial.
La gran etapa de crecimiento, de 1950 hasta 1973, cuando casi todos los países alcanzaban los porcentajes más altos de crecimiento, muestra el punto máximo de la potencia de crecimiento de la Segunda Revolución Tecnológica.
Entre 1973 y 1990, la tasa de crecimiento global se reduce a menos de una cuarta parte respecto al momento anterior.
En cuanto a la nueva mentalidad empresarial, en Gran Bretaña, hasta la Primera Guerra Mundial, la mayor parte de las inversiones continuaron haciéndose en los sectores tradicionales de la Primera Revolución Industrial o en el extranjero, mientras que en EE. UU. y en Alemania se concentraron sobre todo en sectores nuevos, en los que empresas grandes podían capturar mejor las economías de escala que ofrecían muchos de los productos de la Segunda Revolución Tecnológica. La Segunda Revolución Tecnológica se ha definido como la producción basada en la ciencia. Alemania, EE. UU. e incluso Suiza crearon escuelas técnicas que preparaban a los profesionales necesarios para la investigación.
La desigualdad en el crecimiento se remite dentro de cada país. Los principales factores discriminatorios están relacionados con:
1.1.1. La Época Conflictiva
Según Poyard, la depresión iniciada en los años 1870 representó un punto de inflexión importante del capitalismo: se pasó de una fase de cooperación entre países a una fase de industrialización concurrente y de rivalidad. Las razones fueron el incremento de la capacidad de producción y el crecimiento del poder del Estado. Sin embargo, las causas principales del conflicto a lo largo del periodo giraron en torno al Estado. Se trataba tanto de conflictos internos derivados de causas políticas, sociales o nacionales, como de conflictos externos de enfrentamientos entre estados. Esta conflictividad en torno al Estado está en relación con el aumento de poder del Estado, su renovada intervención en la vida económica y la tendencia a utilizar su fuerza para la resolución de conflictos tanto políticos como económicos.
1.2. Las Coyunturas Políticas y Económicas
De los años 70 del siglo XIX hasta la actualidad se pueden distinguir en la historia mundial, en especial la europea, tres grandes fases, separadas por las dos guerras mundiales:
- (1870-1914): Momento de crisis, recuperación y creciente rivalidad internacional.
- (1914-1918): La Primera Guerra Mundial, con una recuperación insuficiente y la Gran Depresión entre (1919-1939).
- (1939-1945): La Segunda Guerra Mundial y, después de 1945, la recuperación, la llamada Época Dorada.
Hasta la llamada Crisis del Petróleo (1973). Con la Crisis del Petróleo se suele dar por acabada la etapa de la Segunda Revolución Tecnológica. Se ha agotado la capacidad de crecimiento generada por las innovaciones de la Segunda Revolución Tecnológica.
Desde el punto de vista político, los últimos años se caracterizan por el retorno al imperialismo, ahora de la mano de unos EE. UU.
4.2. La Culminación de la Revolución Demográfica
La Segunda Revolución Tecnológica coincide con el fin de la transición demográfica y con la implantación del ciclo demográfico moderno, caracterizado por unos índices de natalidad y de mortalidad bajos.
En la disminución de la mortalidad se pueden distinguir tres fases:
- En la primera, los hechos determinantes de este descenso fueron varios, como el modo de criar a los niños, algunos avances higiénicos y ciertas medidas públicas para evitar la propagación de epidemias.
- En la segunda fase, el factor determinante fue el aumento de la renta (al incrementarse la renta, aumenta la calidad de vida día a día, y con ello la esperanza de vida se amplía).
- Finalmente, en la tercera, el hecho determinante fue la mejora de la sanidad y de la medicina.
El periodo demográfico moderno no comienza hasta que el descenso de la mortalidad no viene acompañado por un descenso de la natalidad. En países avanzados como Gran Bretaña o EE. UU., la natalidad empieza a decaer de manera continua a partir de 1870-1880. Para las naciones europeas, este proceso se ha completado en 1920; sin embargo, para los países asiáticos y del este de Europa se prolonga hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
El ciclo demográfico moderno ha provocado una rápida aceleración del crecimiento de la sociedad mundial. Las previsiones indican que la población mundial continuará creciendo, aunque de forma desacelerada.
La diferente situación en el proceso de modernización demográfica permite distinguir a lo largo de toda la etapa dos modelos demográficos con situaciones y problemas diferentes:
- Los países occidentales o países ricos (que han completado la modernización demográfica).
- El resto o países pobres (que se encuentran en diferentes momentos de la transición o del inicio de la modernización).
2.1. La Población en los Países Ricos
Los problemas demográficos de los países ricos proceden de su baja natalidad. El nuevo descenso en los años setenta tiene razones relacionadas con un nuevo punto de vista sobre la familia, el trabajo y el ocio. Todo ello comportaría una disminución del índice de acumulación de capital, con efectos negativos sobre el avance tecnológico.
2.2. Los Problemas Demográficos de los Países Pobres
Los países no avanzados tienen en común, desde el punto de vista demográfico, un crecimiento que a partir de 1930 duplica los índices más elevados obtenidos en los países avanzados. Las consecuencias son un crecimiento asombroso de la población, con un porcentaje muy elevado de población joven. Es por ello que se tiende a pensar que el crecimiento poblacional impide el desarrollo económico y hace que estos países tengan una renta per cápita descendente. La educación y la urbanización permiten cambios en la mentalidad que tienen una incidencia importante en la disminución de la natalidad y, por lo tanto, en la reducción del crecimiento demográfico.
4.3. La Segunda Revolución Tecnológica
Desde 1870 hasta 1900 empezaron a difundirse una serie de innovaciones que marcarían el desarrollo económico mundial durante un siglo. En conjunto, su difusión no se generalizó hasta después de la Primera Guerra Mundial.
El punto de arranque de este proceso de innovación tecnológica se sitúa en los años de la crisis de finales del siglo XIX (desde 1873 a 1895). En esta etapa, el crecimiento económico de los países más avanzados se ralentizó como resultado del agotamiento de las posibilidades de innovaciones tecnológicas. En consecuencia, las inversiones en los sectores tradicionales resultaban cada vez menos rentables, de modo que aumentó el interés en desarrollar productos y procesos radicalmente nuevos.
La característica que mejor define la Segunda Revolución Tecnológica es la importancia decisiva del conocimiento científico. El inventor individual dio paso a equipos de científicos que trabajaban en laboratorios y en empresas de investigación.
El nuevo modelo tecnológico que surge en estos años presenta las siguientes características:
- Introduce maneras nuevas y más baratas de obtener materiales.
- Aparecen materiales nuevos.
- Se aplican nuevas fuentes de energía.
- Se crean grandes empresas.
- Se ponen en marcha nuevos sistemas de organización de procesos productivos y de la fuerza de trabajo.
La aplicación de estas innovaciones abrió la puerta a una nueva fase de crecimiento económico global y permitió el acceso de la población al uso de bienes de consumo duraderos, así como a los servicios de sanidad, educación y ocio, que es una de las características de la sociedad del siglo XX.
3.1. Las Grandes Innovaciones
3.1.1. Materiales Más Baratos y Materiales Nuevos
El vínculo entre la Primera y la Segunda Revolución Tecnológica lo constituye el acero, que hace de puente tanto por el momento de aparición como por el hecho de que sus nuevas técnicas se encuentran a medio camino entre el invento artesano y la investigación programada.
El acero barato permitió una gran expansión en su uso. Estas ventajas permiten la fabricación de productos mejores, más baratos y de más larga duración. Los principales productos a los que desde el primer momento se aplicó fueron las armas, los relojes, la maquinaria agrícola, las máquinas de coser, bicicletas…
El otro gran metal de la Segunda Revolución Industrial es el aluminio. Su gran cliente será sobre todo una nueva industria, la aeronáutica.
Existió además otro grupo de materiales nuevos surgidos de la industria química. El principal desarrollo se dio en la química orgánica. Esta ha hecho posible la obtención de una amplia y variada gama de productos, que van desde explosivos hasta pinturas y plásticos. Otros sectores importantes de la química orgánica son la industria farmacéutica, que se desarrolló especialmente tras la Segunda Guerra Mundial.
3.1.2. Nuevas Fuentes y Formas de Energía
A pesar de la importancia de los nuevos materiales, la característica más distintiva de la Segunda Revolución Tecnológica es el uso de una nueva fuente de energía, el petróleo, y de una nueva forma de energía, la electricidad.
3.1.2.1. El Petróleo y Sus Derivados
Su importancia procede de su uso como carburante del motor de combustión interna. Aunque fue inventado para funcionar con gas, la adopción del petróleo como combustible permitió su uso en el transporte. El automóvil representa la culminación de la Segunda Revolución Industrial. Nacido como medio de transporte personal que aportaba sobre todo comodidad, pronto se le añadió la rapidez, la disminución del coste del transporte y, tras la Primera Guerra Mundial, un aumento importante de la capacidad. También tras la Primera Guerra, aunque con una lenta difusión en muchos países, el automóvil fue adaptado al trabajo agrícola: el tractor es la base de la mayor transformación jamás experimentada por la agricultura. Hasta los primeros años del siglo XX, el precio del petróleo no bajó lo suficiente para que las compañías privadas y los ministerios de marina se decidieran a equipar sus nuevos barcos con turbinas que funcionasen con petróleo.
Otra de las innovaciones de la Segunda Revolución Tecnológica en el mundo del transporte fue la aviación. Hasta la Primera Guerra Mundial fue sobre todo una actividad deportiva, que pasaría a ser militar durante el conflicto. Posteriormente empezó a tener interés económico, especialmente para el transporte de pasajeros y correo. Tras la Segunda Guerra Mundial, el encarecimiento relativo de los precios del carbón hizo que el fueloil y otros derivados del petróleo pasaran a utilizarse masivamente para otros usos, desde la calefacción hasta la producción de electricidad. En consecuencia, el petróleo se convirtió en la principal fuente de energía mundial. Esta situación no empezó a cambiar hasta 1973, cuando los precios del petróleo se multiplicaron y se tuvieron que tomar medidas de ahorro y de diversificación energéticas. Entre ellas, la utilización del gas natural.
3.1.2.2. La Electricidad
La primera aplicación práctica de la electricidad fue en el mundo de la comunicación con el telégrafo, y posteriormente (en 1876) con el teléfono de Bell.
Sin embargo, lo que convirtió a la electricidad en la principal innovación energética del siglo XX fue su aplicación a la iluminación, al motor eléctrico y la electroquímica.
La electricidad se tenía que obtener de un motor primario, inicialmente la máquina de vapor, y más tarde, con el desarrollo de la turbina de vapor se mejoró el aprovechamiento de los procesos térmicos para la producción de electricidad. Para obtener vapor se continuó utilizando el carbón, aunque posteriormente se utilizarían diferentes derivados del petróleo, y, a partir de 1960, el gas natural y la energía nuclear.
La producción de electricidad también se puede realizar a partir de la energía hidráulica.
Una forma más reciente de obtención de energía eléctrica son las centrales nucleares.
Las principales aplicaciones de la electricidad se desarrollaron muy rápidamente, sobre todo en la iluminación con la invención de la bombilla eléctrica (Edison en 1879), y en máquinas con la aplicación del motor eléctrico, cuya principal característica es su gran versatilidad. La primera aplicación del motor eléctrico fue en el transporte, cuando en 1879 Siemens presentó el primer ferrocarril eléctrico o tranvía.
El motor eléctrico permitió asimismo la aparición de un sector industrial nuevo, aunque de desarrollo lento: los electrodomésticos.
Otro importante campo industrial de uso de la electricidad fue la química. Los primeros inventos importantes en este campo fueron el horno Siemens y el horno Moissan (usados para la fundición de metales y para procesos electroquímicos).
Además de su importancia en todos estos sectores, la electricidad generó un sector industrial propio.
3.2. Cambios en la Organización del Trabajo y de la Empresa
3.2.1. La Organización Científica del Trabajo
La fabricación mediante piezas estándar alcanza su perfeccionamiento en el trabajo en cadena y en la denominada organización científica del trabajo o taylorismo.
El montaje en cadena, teorizado por F. W. Taylor, para facilitar el proceso, el objeto que se monta se desplaza mecánicamente de un trabajador a otro mediante una cinta transportadora. Las propuestas de Taylor no se llevaron a cabo hasta finales del siglo XIX y su primera aplicación se realizó en los mataderos de Chicago. Sin embargo, el hecho más importante fue su adopción por Ford en su nueva fábrica de automóviles en 1904. En Europa no fue introducido hasta la Primera Guerra Mundial.
La cadena de montaje aumentó la productividad del trabajo y repercutió en una reducción de los costes de producción.
Otro cambio relacionado con la estandarización de la producción fue la normalización de las piezas que se utilizaban en diferentes productos. Se llegó paulatinamente a unas normativas internacionales que especificaban las características de los materiales, lo cual permitía fabricar para el mercado en vez de para cada fábrica, cada máquina o cada objeto.
3.2.2. Cambios en la Organización Empresarial
La característica principal de las condiciones del mercado de la Segunda Revolución Tecnológica es la aparición de la gran empresa. La lógica de la gran empresa conduce a la integración tanto vertical como horizontal. Al lado de la gran empresa, los productos diferentes y las situaciones diferentes del mercado permiten el mantenimiento y la competitividad de empresas medianas y pequeñas, más especializadas y más flexibles. Sin embargo, esto hacía que al mismo tiempo surgieran compañías especializadas en el comercio para empresas: los mayoristas. Los dominios principales de los mayoristas eran las materias primas y los productos que muchas empresas necesitaban en cantidades pequeñas o quedaban demasiado lejos de la línea de producción de la empresa.
Las mejoras en la producción hicieron que muchos sectores industriales tuvieran un exceso de capacidad productiva, con secuelas como el descenso de los precios y de los beneficios y el hundimiento de las empresas menos competitivas. Para evitar la competencia se incrementó la doble tendencia a la concentración y a los acuerdos entre empresas.
La concentración de empresas se produce a través de la absorción o la fusión. La absorción es la adquisición de una empresa por otra. Normalmente se absorbe o una empresa que participa en el mismo proceso productivo (integración vertical) o una empresa que fabrica el mismo producto (integración horizontal). Para la fusión, dos o más empresas ponen sus activos en común y pasan a formar una sola empresa, desde el punto de vista del capital y de la toma de decisiones, aunque pueden continuar siendo independientes en lo relativo a la producción y a la comercialización.
La restricción de la competencia se puede realizar también por acuerdos entre empresas que mantienen la independencia de su propiedad y de su producción, pero que llegan a un pacto para fijar la producción, los precios o las zonas de actuación. Estos pactos reciben el nombre de cárteles.
Las economías de escala que se pueden obtener con una producción en masa y con la integración de empresas comportan unas deseconomías de escala en la gestión (el número de directivos, técnicos, administrativos y demás, crece más que la dimensión de las empresas). El primer punto que hay que tener en cuenta es que las nuevas empresas son sociedades anónimas y que en muchas de ellas la propiedad no participa en la gestión más allá del control que ejerce el consejo de administración.
El control de las grandes empresas y de los grupos empresariales requiere una gran cantidad de comunicaciones y contabilidades internas.
3.3. Los Cambios en la Agricultura
Durante la etapa de la Segunda Revolución Tecnológica y en gran parte como consecuencia de esta, la agricultura experimentó importantes transformaciones. La producción y la productividad crecieron hasta el punto de provocar una larga crisis de sobreproducción. La puesta en cultivo de más tierras depende sobre todo del aumento de la población y del estímulo de la demanda, alentada por el crecimiento demográfico y por la mejora y el abaratamiento de los transportes.
La ocupación de tierras marginales fue en contra de los rendimientos agrarios, aunque en conjunto la producción por superficies creció gracias al uso de mejoras tecnológicas. Las mejoras técnicas y la especialización permitieron que el aumento de producción fuera superior al aumento de la población.
3.3.1. Las Formas de Explotación
La característica principal de la explotación agraria en la época de la Segunda Revolución Tecnológica. Las principales formas son la agricultura capitalista extensiva y las plantaciones (también grandes explotaciones, pero de tierra barata), explotaciones típicas de las zonas tropicales de América, Asia o África. Los productos antiguos de plantación eran básicamente el azúcar, el tabaco y, el más importante, el algodón, y los nuevos productos pasan a ser el café, el té, el caucho y los aceites vegetales.
Los productos de plantación no obtienen ni unos rendimientos ni una productividad elevada. Lo que los hace rentables es el bajo coste de los factores tierra y trabajo, de modo que tanto los rendimientos como la productividad resultan muy sensibles a la mejora tecnológica y a la inversión de capital.
3.3.2. La Gran Transformación Agraria
Los principales cambios han sido la práctica desaparición de la agricultura de autoconsumo en Europa y el retroceso en Asia y en parte de África. Sin embargo, la innovación más decisiva en la agricultura fue la difusión.