Immanuel Kant: Imperativos Morales, Fundamentos del Derecho y la Paz Perpetua

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Imperativos Categóricos: Fundamentos de la Moral Kantiana

Los Imperativos Categóricos se caracterizan porque determinan nuestra voluntad sin consideración al fin: “tú debes porque debes”. Son universales y necesarios, aunque no como las leyes de la naturaleza, ya que estos imperativos categóricos pueden ser quebrantados por el hombre (lo que los críticos de Kant denominan el formalismo moral).

La Ética de Kant: Intenciones, Deber y el Imperativo Categórico

La ética kantiana es una ética de las intenciones; es decir, una ética para la cual lo moral no radica en lo que nosotros realizamos por su resultado externo, sino que vale por la intención con la que lo efectuamos.

El imperativo categórico establece: “Actúa de manera tal que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como una ley universal”. A este imperativo se le dio después el nombre de “regla de oro”. Para ilustrarlo, Kant habla del suicidio, argumentando que no es bueno y que uno no puede desear el suicidio a los demás.

Kant reformula la regla de oro en la Crítica de la razón práctica, añadiendo la noción de dignidad humana: “El hombre no pertenece al mundo de las cosas; no tiene un precio porque es un fin en sí mismo”. A partir de esto, reformula la regla de oro: “Actúa de modo tal que consideres la humanidad, sea en tu persona o en la del otro, siempre como un fin y nunca como un mero medio”. Esto implica tratar al otro como persona.

Lo anterior conlleva la libertad de la voluntad. Todos los fenómenos están sometidos a hechos causales. Esto ocurre en el ámbito de los fenómenos (no así en el nóumeno). Kant postula: “Yo debo suponer al hombre como libre para que puedan tener sentido los preceptos morales; sin libertad, no puede haber moralidad”. Para Kant, la esencia de la moralidad de un acto reside en la libertad, incluso para la inmoralidad. La existencia del deber moral presupone que soy libre, una dimensión no fenoménica de la libertad, aunque el deber moral no me dé a conocer la libertad en su esencia. El nóumeno se mantiene incógnito; el deber moral nos propone la necesidad como una necesidad a priori.

Libertad y Autonomía: Pilares de la Moralidad

La libertad designa la aptitud del hombre de autodeterminarse, lo que Kant llama Autonomía. Según esta autonomía, cada cual, en su voluntad, es originalmente un legislador. La autonomía del hombre es lo opuesto a la heteronomía (determinación de la voluntad por una voluntad ajena).

La Filosofía del Derecho según Kant

Kant no concibe el derecho como un ordenamiento absoluto e incondicionado, ni como la teología cristiana lo entendió. Tampoco hace depender el derecho de necesidades subjetivas, sino que lo entiende como una exigencia de la razón práctica: “El derecho es un conjunto de condiciones según las cuales el libre uso de la voluntad puede coexistir con la libertad de los demás conforme a una ley general”.

Esta concepción se basa en su visión del hombre como un fin en sí mismo, un ser libre y volente. En materia penal, Kant rechaza los fines preventivos de la pena. Argumenta que si la pena sirve para prevenir delitos futuros (“que la pena sirva para prevenir delitos futuros”), se estaría usando al hombre como un medio, lo cual contradice su imperativo ético.

Kant y el Derecho Internacional: Hacia la Paz Perpetua

En el ámbito del derecho internacional, Kant se opone a la guerra y a la resignación ante el fatalismo bélico. Propone una idea de comunidad de naciones y una serie de principios para alcanzar la paz perpetua, entre ellos:

  • Que desaparezcan los tratados secretos.
  • La prohibición de considerar a países enteros como si fuesen entidades negociables.
  • La abolición de los ejércitos permanentes.
  • La independencia política de cada país.

Sostiene que cada nación debe adoptar una constitución republicana (propia) que asegure los derechos de sus ciudadanos. A nivel internacional, se debe aspirar a una constitución que apunte hacia una sociedad cosmopolita o una Federación de Naciones (también referida como Sociedad de Naciones).

Esta sociedad de naciones no debe ser un superestado o una supernación, sino una federación de estados libres, capaz de crear derecho internacional. De esta manera, se podrían sustituir las discordias entre los estados por una sociedad basada en pactos, con la buena voluntad de cumplirlos.

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