Imágenes y simbolismo en la obra poética de Miguel Hernández: Un recorrido por sus principales poemarios

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Imágenes y símbolos en la poesía de Miguel Hernández

Perito en lunas (1933)

Compuesto de 42 octavas, los poemas son adivinanzas, cuya solución está en los títulos. En el primer poemario destaca el toro, que significa sacrificio y muerte, o la palmera, que es comparada con un chorro, lo que recuerda el soneto de Gerardo Diego «El ciprés de Silos». En su libro hay imágenes y símbolos típicos de su tiempo, como cuando alude a la bailarina de moda, Joséphine Baker. Por último, en Sexo en instante, con el canto impuro a la masturbación.

El rayo que no cesa (1936)

Como tema principal diremos que es el amor insatisfecho y trágico. El rayo representa el deseo amoroso. La sangre es el deseo sexual; la camisa, el sexo masculino, y el limón, el pecho femenino. La pena es uno de los grandes asuntos de este libro, y el toro de lidia destaca un destino trágico de dolor y muerte, y está marcado por un hierro infernal, que simboliza la pena. También hay amistad y muerte, con la «Elegía» dedicada a Ramón Sijé. Además, hay poemas que no muestran el toro bravo, sino el buey como un perro fiel.

Viento del pueblo (1937)

El viento representa la voz del pueblo, identificado con el buey, símbolo de sumisión, mientras que el león simboliza rebeldía e inconformismo. Miguel Hernández se identifica con leones, águilas y toros, además del ruiseñor. El poeta sigue teniendo la lengua “bañada en corazón”, como en El rayo que no cesa, pero ahora expresa su pena amorosa. La mirada del poeta se hace solidaria hacia los que sufren. La tierra es la madre. En «Las manos» se muestran las diferencias entre ricos y pobres, y están simbolizadas las que para Miguel Hernández eran las dos Españas. El símbolo ahora es el vientre.

El hombre acecha (1939)

Nos encontramos el tema del hombre como fiera, con colmillos y garras. La “garra” es símbolo de fiera que simboliza la animalización del hombre, a causa de la guerra y del odio. Del libro cabe destacar los poemas que tratan de los desastres de la guerra. Las dos Españas, enfrentadas, aparecen en «El hambre» (luchar “contra tantas barrigas satisfechas”) donde critica el capitalismo. La sangre, que antes era deseo, es ahora dolor. En «El tren de los heridos», la muerte se simboliza con un tren que solo se detiene en los hospitales. El amor a la patria se manifiesta en «Madre España». El símbolo es tierra-madre (vientre)-España. Miguel Hernández y los hombres del pueblo simbolizan el tronco y los árboles. Con «Canción última» acaba el poemario, con la casa simbolizando España.

Cancionero y romancero de ausencias

Son elegías a la muerte de su primer hijo, que es evocado mediante imágenes intangibles. Vuelve la esperanza con un nuevo hijo, al que dedica «Nanas de la cebolla». El amor es ahora la luz, identificada con su hijo y la esposa, que ahora también es madre, simbolizada en el vientre. En este Cancionero, Miguel Hernández enuncia las tres “heridas”. La herida se simboliza con el mar.

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