La Ilustración y la Literatura del Siglo XVIII en España

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La Ilustración en España

Durante el siglo XVIII, se desarrolla un movimiento ideológico y cultural denominado **Ilustración** o **Siglo de las Luces**. Este movimiento se basa en una filosofía renacentista que defiende y se guía por la **razón** como fuente de conocimiento, en contraposición a la fe. En el ámbito político, se manifiesta a través del **Despotismo Ilustrado**, donde se considera al pueblo, pero sin permitir su participación activa. En la sociedad, se promueven valores optimistas, aunque España seguía siendo una sociedad estamental. En cuanto a la cultura, se destaca la **Enciclopedia**, un intento de abarcar todo el conocimiento (Diderot y D'Alembert). En España, se fundaron instituciones ilustradas de gran importancia, como la Biblioteca Nacional (1712), la Real Academia Española (1713), la Real Academia de la Historia (1735), el Jardín Botánico (1744) y el Museo del Prado (1785). La Ilustración se extendió rápidamente por toda Europa, siendo Francia un importante difusor, buscando fundamentar el conocimiento y mejorar el nivel de vida (Voltaire, Montesquieu, Rousseau).

Etapas Literarias del Siglo XVIII

La crítica actual tiende a distinguir cuatro corrientes literarias en el siglo XVIII español, donde los rasgos pueden estar presentes en diferentes momentos, autores e incluso obras:

El Posbarroquismo

El **Posbarroquismo** es la continuación de la tradición del siglo anterior (Góngora, Quevedo y Calderón), aunque con menor acumulación de recursos y sin su genio creador. Diego de Torres Villarroel es su mejor representante.

El Neoclasicismo

El **Neoclasicismo** es la corriente del Movimiento Ilustrado. Toma como modelos a los clásicos greco-latinos y a la tradición hispánica humanista del Renacimiento (Garcilaso, Fray Luis de León…). Tiene una finalidad didáctica: la literatura ha de ser útil a la sociedad.

El Prerromanticismo

El **Prerromanticismo** presenta un fuerte sentimentalismo y se muestra receloso ante las reglas, aunque las cumple. Sustituye la naturaleza ordenada y tranquila por espectáculos con tormentas, escenas nocturnas, tumbas y fantasmas. Ejemplos notables son *Noches lúgubres* de Cadalso y *El delincuente honrado* de Jovellanos.

Poesía y Prosa Didáctica

La **poesía y prosa didáctica** buscan enseñar y entretener con nuevas ideas, utilizando un lenguaje sencillo. El **ensayo** se destaca como obras de carácter reflexivo que manifiestan opiniones sobre aspectos de la realidad con intención didáctica y temas diversos. Feijoo inició este género en España. Sus obras (*Teatro crítico universal*, *Cartas eruditas*) buscaban combatir el atraso cultural de España, utilizando el humor como una de sus principales armas. Jovellanos es la figura más representativa de la Ilustración española. Sus obras están dirigidas a las autoridades y tienen como finalidad un reformismo posibilista. Escribe informes, memorias y discursos (*Informe sobre la Ley Agraria*, *Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas*…). Su afán reformista le granjeó enemigos y acabó siendo desterrado a Mallorca.

Crítica

José Cadalso aporta al género del ensayo epistolar sus *Cartas marruecas*, un intercambio entre tres personajes: el español Nuño, el joven marroquí Gazel y el anciano Ben-Beley, maestro y consejero de Gazel. Los temas son variados, pero giran en torno a la decadencia de España. Su actitud es más templada que revolucionaria y su estilo es elegante y transparente.

Teatro

El **teatro** fue el género más popular, aunque solo la clase burguesa asistía a las representaciones. Se utilizaba un lenguaje culto y formal. El teatro se utilizaba para enseñar y entretener, pretendiendo ser educativo y moralizante, difundiendo los valores universales de la cultura y el progreso para regenerar la sociedad, aunque nunca gozó del aplauso popular. Se respetaban las tres unidades (una única acción, un solo lugar y un día como marco temporal). Se recupera el teatro clásico, separando la tragedia (La Raquel de G. de la Huerta) de la comedia (Moratín, *El sí de las niñas*). Los sainetes y las comedias sentimentales tuvieron más éxito popular que las tragedias y comedias neoclásicas. Los primeros eran piezas teatrales breves, de carácter cómico y lenguaje chispeante, siendo Don Ramón de la Cruz el autor más destacado. La comedia sentimental era un género híbrido entre la tragedia y la comedia, de carácter realista pero con gran exaltación de los sentimientos, dando paso posteriormente al melodrama. *El delincuente honrado* de Jovellanos es un buen ejemplo de este tipo de obras.

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