La Ilustración en España: Pensamiento, Reformas y el Despotismo Ilustrado
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La Ilustración: Origen y Principios Fundamentales
La Ilustración surge a finales del siglo XVII en el Reino Unido, pero es en Francia, a lo largo del siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, donde encuentra su centro difusor. Es una nueva corriente de pensamiento que se caracteriza por la utilización de la razón para la comprensión de la realidad. Nada puede estar por encima de la razón: ni la autoridad, ni la tradición, ni la revelación. Solo con la razón se podría alcanzar el conocimiento, que es la base de la felicidad. Por eso, la Ilustración defiende la educación y el progreso. La idea central del pensador ilustrado es aplicar la razón para conocer la naturaleza, resolver los problemas y mejorar la sociedad.
La Ilustración en España: Un Camino Lento y Moderado
La introducción y difusión de las nuevas ideas ilustradas en España fue lenta y difícil. Aunque con varios decenios de retraso respecto a algunos países europeos, en esencia se expandieron los mismos principios y se intentaron parecidas reformas.
Características y Obstáculos
Las ideas de la Ilustración calaron en una minoría de intelectuales españoles, pertenecientes principalmente a la baja nobleza y a la burguesía. El principal obstáculo para su difusión fue el fanatismo religioso y el temor a la Inquisición.
En general, la Ilustración española fue más moderada y prefirió colaborar con la Corona; era partidaria de compaginar las reformas con el mantenimiento del orden establecido.
Preocupaciones y Acciones de los Ilustrados Españoles
La preocupación básica de los ilustrados era encontrar soluciones a la decadencia española. La crítica se dirigía a la realidad vigente:
- La ignorancia y la falta de cultura.
- El atraso técnico y económico.
- Los prejuicios sociales y los abusos de los poderosos.
Algunos criticaron la miseria en la que vivía el campesinado, el predominio de la propiedad privada vinculada y el escaso rendimiento de los montes. Potenciaban el desarrollo de las actividades económicas, fomentado por las «Sociedades Económicas de Amigos del País»; en Galicia destacó el Real Consulado de La Coruña. También impulsaron el desarrollo de la prensa para difundir esas ideas, como El Pensador y El Censor, y las tertulias de salón, donde se reunían las personas cultas como un medio para intercambiar experiencias. Además, los ilustrados criticaban a los estamentos privilegiados por considerarlos clases improductivas que paralizaban la modernización de España.
El Despotismo Ilustrado: Carlos III y las Reformas
Carlos III impulsó parte de estas ideas de la Ilustración, uniéndolas con el absolutismo monárquico; este periodo fue conocido como el Despotismo Ilustrado. El objetivo era reforzar el poder del rey e impulsar reformas para aumentar la riqueza y la felicidad de los súbditos, pero sin contar con ellos, bajo el lema: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo».