La Ilustración en España: Cultura, Literatura y Pensamiento del Siglo XVIII
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El Siglo XVIII en España: Ilustración, Neoclasicismo y Prerromanticismo
Durante el siglo XVIII se dieron tres etapas en el ámbito cultural: el Rococó o Posbarroquismo (hasta 1730 aprox.), el Neoclasicismo (desde mediados a finales de siglo) y el Prerromanticismo (a finales del siglo XVIII). Este siglo es conocido como “el Siglo de las Luces” debido a un reformismo generalizado que en el ámbito científico-filosófico se conoce también como la Ilustración. Esta corriente se basaba en la experimentación, las reformas y el progreso que mejoraran la sociedad, eso sí, desde las élites políticas. Este planteamiento como forma de gobierno es conocido como Despotismo Ilustrado y su lema era “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
La Ilustración se inició en Francia y se extendió a buena parte de Europa. En esta época hubo una proliferación de obras divulgativas del saber, como la Enciclopedia en Francia, por ejemplo.
En España, el siglo comienza con una nueva dinastía de reyes, los Borbones, entre los que destacó en la segunda mitad de siglo Carlos III, un reformista que impulsó la creación de monumentos neoclásicos como la Puerta de Alcalá o la Cibeles, y la creación de instituciones culturales clave como la RAE, la Biblioteca Nacional o el Museo del Prado. Este ambiente de progreso y reformas desembocó a finales de siglo en las revoluciones burguesas, entre ellas la independencia de los EE. UU. y la Revolución Francesa (1789).
La Poesía Neoclásica
En la segunda mitad del siglo se impone la poesía neoclásica, basada en unas normas muy marcadas recogidas en La Poética de Luzán, que encerraba una doble intención: ser útil y deleitar. La mentalidad ilustrada no favorece el desarrollo de la poesía y menos aún la basada en los sentimientos y la originalidad. Las formas poéticas más cultivadas eran:
- La anacreóntica: aquella que canta a los placeres del amor, el vino y la fiesta.
- Las odas y las fábulas: que responden al espíritu didáctico del siglo.
Sus principales representantes fueron Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte, cuyos modelos fueron La Fontaine y Esopo. Otros poetas destacados de este periodo fueron José Cadalso, Jovellanos, el extremeño Meléndez Valdés con su poesía anacreóntica y Nicolás Fernández de Moratín.
El Ensayo y la Crítica Ilustrada
Como dijimos anteriormente, el ensayo es el género más cultivado por el afán didáctico de la época. A mediados de siglo se componen bastantes ensayos, con estructura libre y un lenguaje moderno; sirvieron para tratar temas diversos como la educación, el trabajo o la religión.
El primer ensayista fue el fraile Benito Feijoo, quien quiso modernizar la mentalidad de nuestro país. Otro ensayista importante fue Jovellanos, que ocupó diversos cargos públicos y fue un reformista ilustrado. Entre sus obras están Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos o Informe sobre el expediente de la Ley Agraria.
En la crítica destaca José Cadalso y su obra Cartas marruecas, donde mediante cartas entre tres personajes (un español y dos marroquíes) revisan temas preocupantes de la vida española: la falsa cultura, los toros, la educación de las mujeres, etc. A finales de siglo, Cadalso cambió de estilo con Noches lúgubres, obra de carácter prerromántico.