La idea de Imagen Corporal: Una revisión

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La idea de Imagen Corporal:


En inicios del Siglo XX se instauró el término esquema corporal de indudables resonancias y contenidos neurológicos. Se definí́a como una representación diagramática del cuerpo en la conciencia del individuo. Por su parte, la imagen corporal (IC) es el cuerpo, la silueta, la apariencia física, que una persona experimenta tener en cada momento de su desarrollo. La IC no es fija e inamovible, sino que es dinámica ya que cambia a lo largo de la vida, aunque mantiene un fuerte anclaje en la infancia y adolescencia. Constituye, como hemos dicho, una de las fuentes principales de influencia en la formación del autoconcepto y la autoestima del individuo, por lo que reviste una especial importancia en la adolescencia en donde el aspecto físico se convierte en uno de los ejes de preocupación, cosa que resulta lógica ante la gran cantidad de cambios en relación al peso, la altura, o el sexo que experimenta el adolescente. La IC fue definida tempranamente por Schiller (1935) como la “representación que nos formamos de nuestro propio cuerpo”, de manera que se concibe como una representación diagramática de la conciencia corporal del individuo. Sin embargo, posteriormente se han abierto paso concepciones más dinámicas en las que, junto a los aspectos perceptivos, se contemplan otros como los cognitivos y conductuales (Thompson, 1990). En este sentido, podemos afirmar que la IC es un constructo compuesto de tres componentes: - Perceptivo: información sobre el tamaño y forma de nuestro cuerpo y sus partes, en relación a cómo se percibe el tamaño corporal, cuya alteración pueda dar lugar a sobreestimaciones o subestimaciones. - Cognitivo-afectivo: Referido a los pensamientos, automensajes, sentimientos, actitudes, creencias y valoraciones sobre nuestro cuerpo. - Conductual: Conductas derivadas de la percepción positiva o negativa del cuerpo y de los sentimientos de satisfacción o insatisfacción asociados. En definitiva, según Cash la IC es un constructo multidimensional que se refiere a la "experiencia psicológica de encarnación, especialmente, pero no exclusivamente, la apariencia física de uno". También pone de manifiesto la relación del individuo con su propio cuerpo, sus sentimientos y acciones. Baile la define como constructo psicológico complejo que se refiere a cómo la autopercepción del cuerpo o apariencia genera una representación mental, compuesta por un esquema corporal perceptivo, así́ como las emociones, pensamientos y conductas. Características: - Concepto multifacético. - Relacionada con sentimientos de autoconciencia. - Socialmente determinada. -No es fija ni estática. - Influye en el comportamiento, procesamiento de la información, y la forma de percibir el mundo.


Modelos teóricos de IC


1. Perspectiva sociocultural (Smolak): - Las diferentes culturas tienen ideales de belleza propios. - Dichos ideales se transmiten a través de diferentes canales socioculturales. - Los referidos ideales son internalizados por la sociedad. - La satisfacción de los individuos con su propia apariencia depende de lo próximos que se sientan al modelo de referencia. Desde esta perspectiva se ha enunciado el modelo de Influencia tripartita que establece tres principales elementos que influyen en la imagen corporal: los padres, los amigos y los medios de comunicación. Además, se indica que la relación entre una imagen corporal negativa y los trastornos del comportamiento alimentaria está mediada por otros dos elementos que son la internalización del ideal de belleza y la comparación social.
2. Teoría de la objetivización: Manifiesta las consecuencias negativas para la mujer el desarrollarse en una cultura que objetiviza el cuerpo femenino atribuyéndole unas características estandarizadas, lo que otorga a la forma corporal y apariencia un gran valor. 3.Perspectiva cognitivo conceptual:Cash diferencia entre factores históricos y próximos, los primeros hacen referencia a los hechos del pasado, la cultura y las experiencias que influyen en las personas, en especial, aquellas relacionadas con la imagen corporal y su grado de satisfacción. Por su parte, los factores próximos hacen referencia a los hechos del presente como es el caso de las influencias y experiencias sobre la propia imagen que incluyen las emociones, las acciones autorreguladoras y los diálogos internos.


Desarrollo de la IC Educación Infantil


La etapa que comprende desde la gestación hasta los 6 años es un período decisivo en el desarrollo biológico, psicológico, cultural y social del ser humano, así́ como también en la formación de la personalidad, la inteligencia y el comportamiento social. Por consiguiente, la etapa de preescolar supone un momento primordial para la formación de la imagen corporal, pudiendo ésta condicionar el resto de la infancia, adolescencia y adultez. Por ello, en esta etapa deben promoverse actitudes saludables hacia el cuerpo, la comida y el ejercicio.
En cuanto a la autoconciencia y su desarrollo tenemos los siguientes ‘escalones’:

1. Autoconciencia subjetiva o pre-reflexiva (antes de los 2 años): Base del desarrollo de la conciencia humana y consiste en la experiencia subjetiva del cuerpo, en donde el cuerpo de uno mismo no es percibido como otro objeto más que interactúa con el mundo, sino como el lugar desde el cual se experimentan el resto de objetos.

2. Autoconciencia objetiva o reflexiva (2 años):-
Autoreconocimiento, comprensión y uso de los pronombres personales, así́ como la autodescripción y evaluación de sí mismo, relacionado con la maduración del cerebro, particularmente la corteza prefrontal. - Una vez que los niños son capaces de reconocerse a sí mismos, desarrollan el ‘yo categórico’ e identifican su género, edad y dimensiones evaluativas. - Reconocimiento de otros cuerpos. - Añaden palabras como mi o mío. - Pensamiento consciente de las características corporales propias y las de otros.

3. Conciencia corporal (3-4 años):-
Conciencia rudimentaria de la forma del cuerpo, tamaño corporal y la topografía del cuerpo incluso en los niños de 3-4 años. -Conocimiento y reconocimiento de las partes del cuerpo mejora considerablemente entre los 1-3 años, pero los de 1 año no son capaces de señalar partes específicas. -A lo largo de la infancia los niños desarrollan su IC aprendiendo los ideales estéticos y qué apariencia física deben tener para ser socialmente aceptados (medios de comunicación y entorno).

4. Imagen Corporal (5 años):-
Los niños de 4 y 5 años son capaces de reflejar algunos aspectos de su identidad. -Smolak señala que existen dos avances vitales en el desarrollo de la IC que ocurren durante la infancia temprana: Comparación social: más frecuente en adolescencia y se utilizan para el desarrollo de la identidad personal. Las comparaciones vienen dadas por el grado en el que se han internalizado los ideales de belleza. Conciencia de los ideales sociales de apariencia.


Percepción corporal:


Los problemas asociados con la IC aparecen en edades muy tempranas. Muchos niños de preescolar presentan inexactitud en la percepción del tamaño de su cuerpo, siendo mayor en niños con obesidad/sobrepeso. Además, los niños son más exactos al estimar el tamaño corporal de otros. Algunos estudios proponen que la percepción corporal es más inexacta en el género femenino; sin embargo, unos dicen que esa inexactitud se debe a una subestimación del peso, y otros encontraron que la percepción estaba sobreestimada, como un reflejo del deseo de crecer.

Insatisfacción corporal:


Puede estar relacionada con la apariencia en general o con un aspecto específico del cuerpo, como el peso y la forma, o con partes concretas del cuerpo como las piernas. Los niños de preescolar tienen más preocupación por su pelo o ropa que por su cuerpo, ya que apenas le prestan atención, mientras que las niñas hacen comentarios sobre su cuerpo y muestran preocupación por el exceso de peso. Por lo tanto, la insatisfacción corporal es distinta según el género, lo que revela los ideales de belleza distintos. En niñas, el descontento se refiere al peso y forma corporal, y está relacionada con características faciales o de la apariencia de la piel; y en niños, las preocupaciones se inclinan al rendimiento deportivo y el deseo de tener mayor velocidad, fuerza, condición física y resistencia.

Instrumentos de evaluación de la IC en niños de 3 a 6 años:


La investigación se ha centrado principalmente en las autopercepciones, sentimientos, pensamientos y actitudes relacionadas con la apariencia, ya que todo ello está a menudo relacionado con problemas psicológicos y diferentes psicopatologías. La evaluación de la imagen corporal comenzó́ en los años 60 y 70, pero las técnicas e instrumentos eran mucho menos sofisticados que las actuales, por lo que al final, la falta de validez y fiabilidad de estos instrumentos llevó a un desinterés de la comunidad científica que posteriormente volvería a desarrollarse y aparecer nuevos instrumentos. A partir de los 3 años, la IC se mide con instrumentos visuales, ya que podrían tener limitaciones para verbalizar y describir sus representaciones. Los más usados son las escalas de figuras o siluetas corporales, las cuales consisten en 7 o 9 siluetas con rostro y altura idénticas, y un aumento del tamaño corporal de izquierda a derecha. Se les pide a los participantes que elijan la figura que se parece más a ellos y a cuál les gustaría parecerse, con el fin de evaluar la percepción del tamaño corporal. Si elige una figura diferente a la real, existe una distorsión de la percepción del tamaño corporal. Por otro lado, para ver si presenta insatisfacción corporal respecto al ideal delgado, se utiliza una puntuación de discrepancia (figura ideal - figura elegida). Una puntuación positiva significa el deseo de tener un cuerpo más grande que el percibido, mientras que una puntuación negativa representa el deseo por un cuerpo ideal más delgado que el actual. La puntuación neutra (0) indicaría satisfacción corporal.


La IC en la adolescencia:


pubertad y adolescencia son etapas de cambios físicos y psíquicos en los que la construcción de la IC tiene una especial relevancia. Las influencias sociales también tienen un peso fundamental, de manera que la cultura de la delgadez tiene un gran impacto sobre el ideal de belleza de los adolescentes, ya que han interiorizado desde su infancia un modelo corporal femenino más delgado que el de la mujer promedio. Así́, cuanto más delgado sea el modelo ideal que haya interiorizado el adolescente, más probable será que su cuerpo le cree preocupación e insatisfacción. Sin embargo, el desarrollo físico a estas edades contradice el ideal de la cultura de la delgadez, lo que en algunos casos desencadena patologías del trastorno de la IC y perjudica la autoestima. En cuanto maduración, mientras que en los chicos el incremento de peso se debe en gran parte al aumento del músculo, en chicas se produce por aumento del tejido adiposo en las zonas en que más les preocupan como son las nalgas, muslos y abdomen. En este sentido, se sabe que los adolescentes con una maduración temprana pueden presentar mayor predisposición a la insatisfacción corporal. En resumen, la adolescencia representa una fase de la vida vulnerable para la salud psicológica. La práctica de AF parece tener una influencia positiva en los adolescentes, aumentando la autoestima y produciendo una IC más positiva. Los estudios revisados mostraron que la participación de la AF puede ser eficaz para proteger de las preocupaciones sobre la percepción de la IC y mejorar la satisfacción corporal. Por lo tanto, las futuras intervenciones deberían promover la AF estructurada y no estructurada durante la adolescencia para mejorar la autoestima y la IC.

IC/Obesidad:

La obesidad es un motivo de preocupación en temas de salud, puesto que aquellas personas que tienen sobrepeso u obesidad sufren problemas psicosociales como la discriminación social y burlas, problemas emocionales, restricciones escolares y funcionales, baja calidad de vida y problemas físicos. Esta vinculación se ha observado en algunos estudios, donde se ha comprobado que aquellos niños con IMC más altos desean cuerpos más delgados. Además, esta relación entre el peso y la insatisfacción corporal es más fuerte con el aumento de la edad y aparece antes en chicas. Dada la importancia que tiene la obesidad en la IC y teniendo en cuenta la influencia de los padres en el desarrollo de los niños, diversos estudios han observado que la mayoría de los padres subestiman el tamaño corporal de sus hijos, especialmente cuando tienen sobrepeso/obesidad, lo que es un grave problema ya que no cambian ciertos hábitos ni los animan a conseguir un peso saludable. Los medios también fomentan el rechazo social que existe hacia la obesidad, lo cual puede desencadenar en una estigmatización del peso, puesto que las personas con peso elevado son consideradas como menos atractivas, y la delgadez se equipara con la belleza. Por tanto, existen mayores preocupaciones de la IC en personas obesas, así́ como también mayor estigmatización hacia ellas, considerado un factor influyente en el desarrollo de la IC pobre.


Trastorno de la IC:


El término dismorfofobia fue introducido por Morselli en 1886 otorgándole el significado de miedo a la propia forma. El problema de la IC es multidimensional, por ello la utilización del término ‘trastorno de la IC’ implica: 1. Se trata de una constelación de aspectos como un conjunto. 2. Representa un grado de malestar e inhabilitación más severo que el expresado por otros términos o una simple alteración. En este sentido, un autor propone que el trastorno de la IC se define como una preocupación exagerada, que produce malestar. Hacia algún defecto imaginario o extremado de la apariencia física. Las causas del trastorno de la imagen corporal son muy variadas:

Causas históricas:

Es muy importante el concepto de belleza en la cultura en la que uno se desarrolla. La individualización de la presión social viene dada en muchas ocasiones por la propia familia (comentarios sobre la importancia de la apariencia delgada, reforzamiento comportamientos de dieta, rechazo hacia el sobrepeso/obesidad) y también los amigos, ya que ser criticado o recibir burlas puede influir sobre la IC que uno tenga en la edad adulta. Existe una correlación entre una IC negativa y una autoestima más negativa y sentimientos de ineficacia, destacando en estos aspectos las mujeres con TCA.

Causas actuales y mecanismos de mantenimiento:

Trata de cómo juzgamos, interpretamos o entendemos nuestras posibilidades, ya que de acuerdo a esto nos sentiremos de una manera determinada y actuaremos también en esta línea.

Especial consideración de la IC en relación a la insatisfacción corporal:


Bruch fue la primera en sugerir la existencia de una alteración de la IC en la AN. El malestar producido por la percepción de la IC y su evaluación estética negativa constituye el principal factor que precede a la intención de adelgazar. A tal malestar le llamamos insatisfacción corporal, también denominado por la literatura estima corporal negativa. En el contexto de los TCA, la insatisfacción corporal es consecuencia de la discrepancia existente entre el cuerpo percibido y el cuerpo real.  Recientemente se ha puesto de manifiesto un nuevo concepto o constructo sumamente próximo a la insatisfacción corporal; se trata de la ansiedad física social. Se define como los sentimientos negativos causados por las evaluaciones negativas reales o anticipadas de la apariencia física de un individuo. Se trataría más de la reacción ante la desaprobación real o supuesta de los demás. Son bastantes los estudios que han puesto de manifiesto que la distorsión perceptiva corporal es significativamente superior en pacientes con TCA que en controles, y han observado que existe una sobrevaloración en partes como el tamaño de las caderas, el grosor relativo del cuerpo, el tórax y la cintura. Las personas con TCA tienden a fijar más su atención en las partes del cuerpo que más les insatisfacen. Todo ello conduce a suponer, por un lado, que la distorsión perceptiva es en la actualidad un fenómeno normativo, es decir, bien asentado en la generalidad de la población.


Factores de riesgo en el desarrollo de la IC:


son aquellos que incrementan las posibilidades de que los sujetos desarrollen o aumenten una insatisfacción hacia su propio cuerpo. Se pueden dividir en tres grandes criterios: factores biológicos, socioculturales y personales o psicológicos. 

Factores biológicos:


IMC


Edad


La edad ha sido una variable muy estudiada en la evaluación de la IC, con el fin de determinar en qué momento empieza el desarrollo y las preocupaciones, así como también observar cómo cambia a lo largo de los años la percepción, las preferencias y las preocupaciones hacia éste. El descontento hacia el propio cuerpo aumenta con la edad, así como la exactitud de la percepción.

Género

Cambios físicos:


Durante la infancia y la adolescencia son numerosos los cambios físicos que existen, así como los cambios con la llegada de la pubertad. Las niñas que se desarrollan más tempranamente son las que más insatisfechas están con sus cuerpos.

Factores socioculturales:


Rechazo hacia obesidad

Determinado por la creencia de que las personas obesas tienen una conducta y personalidad diferentes debido a los mensajes sociales, lo que implica prejuicios y actitudes negativas (insultos, discriminación, burlas..). Este rechazo influye en el desarrollo de una IC negativa y se evidencia en niños de 3 años que empiezan a ser conscientes de que el exceso de peso es indeseable y de la desaprobación social, aumentando con la edad. La estigmatización hacia el peso se refleja en un estudio donde los niños de preescolar eligen a las figuras más delgadas como sus amigos.

Medios de comunicación

Familia


Es el agente de socialización primaria, ya que a través de comentarios y conductas modelan la de los niños, lo que podría convertirse en un factor de riesgo para el desarrollo de insatisfacción corporal y trastornos relacionados.

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Iguales


A través de diferentes comentarios o conductas (burlas, ánimo para hacer dieta, preocupación por el peso/forma corporal) tienen una gran repercusión en la IC de los demás.

Sociodemográficas

Factores personales o psicológicos


Internalización de los ideales de belleza


Es la aceptación de los estándares e incorporación de éstos en nuestro enfoque individual. Dicha internalización es un factor de riesgo para el desarrollo de insatisfacción corporal, distorsión de la percepción corporal y TCA con las consecuencias negativas que esto conlleva.

Comparaciones sociales:

Autoestima


La autoestima tiene una gran importancia en el desarrollo de la IC, ya que ésta es un componente de la autoestima física, y gran parte está marcada por la imagen que cada uno tiene de su propio cuerpo y el valor que le da. Respecto al género, en el caso de las mujeres, la autoestima depende del atractivo físico, mientras que en los hombres es la fuerza o destreza física.

Perfeccionismo

Mecanismos de mantenimiento:



Atención selectiva

Trata de poner atención en las zonas del cuerpo que más insatisfacción crean. Cuanto más tiempo dediquen, más se mantiene la preocupación.

Conductas de evitación:


Rituales de comprobación:

comprobar repetidas veces la presencia o ausencia de un defecto provoca inseguridad y preocupación.


Instrumentos de medición de la distorsión de la IC:


En el ámbito de la evaluación de la IC en TCA, se emplea un enfoque dual que abarca tanto el componente perceptual, relacionado con la precisión en la estimación de dimensiones corporales por parte del paciente, como el componente afectivo, que aborda las actitudes y cogniciones respecto a la propia imagen corporal. Para evaluar el componente afectivo, se utiliza el Body Shape Questionnaire (BSQ), un cuestionario compuesto por 34 ítems que explora la ansiedad, el miedo a engordar, la autoestima, el deseo de perder peso y la insatisfacción corporal. La puntuación total clasifica a los sujetos en categorías que van desde "No preocupados por la imagen corporal" hasta "Extrema preocupación por la imagen corporal". En cuanto al componente perceptivo, se utiliza la Escala de valoración de la imagen corporal de Gardner, Stark, Jackson y Freedman, que presenta 13 siluetas esquemáticas que representan variaciones en el peso corporal. Se obtienen índices que reflejan la percepción actual, la imagen ideal y la evaluación objetiva de la imagen corporal. Para evitar sesgos, se incorpora el IMC como medida objetiva de la composición corporal, aunque se reconoce que tiene limitaciones, como la incapacidad para distinguir entre masa grasa y masa libre de grasa en niños y adolescentes. Además del IMC, se destaca la importancia de distinguir entre masa grasa y masa muscular en la evaluación de la composición corporal, especialmente durante la pubertad, donde se observan cambios significativos en estos parámetros. Se mencionan herramientas como la antropometría, la valoración de pliegues cutáneos y la bioimpedancia para obtener datos fiables sobre estos aspectos.

Diagnóstico TCA:


Los TCA, según la Asociación Americana de Psiquiatría, se caracterizan por una perturbación persistente en la alimentación que resulta en un deterioro significativo de la salud física o el funcionamiento psicosocial. El DSM-5 clasifica los TCA en 8 diagnósticos distintos, que incluyen trastorno de rumiación, trastornos de evitación/restricción de la ingesta de alimentos, AN, BN, TA, otro trastorno de la alimentación especificado, y trastorno de la alimentación no especificado. La AN se caracteriza por tres criterios diagnósticos principales: restricción de la ingesta energética que conduce a un peso corporal significativamente bajo, miedo intenso a ganar peso y una alteración en la percepción del propio peso o constitución corporal. Se subdivide en 2 tipos: restrictivo y con atracones y purgas. En el caso de la BN, el DSM-5 identifica 5 carácterísticas fundamentales, como episodios recurrentes de atracones y comportamientos compensatorios inapropiados para evitar el aumento de peso. Estos comportamientos incluyen el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Además, la autoevaluación está indebidamente influenciada por la constitución y el peso corporal, y la alteración no se limita a los episodios de anorexia nerviosa.


Comorbilidad y factores de riesgo asociados:


Los TCA pueden presentar diversas comorbilidades psiquiátricas y complicaciones médicas. En cuanto a las comorbilidades psiquiátricas, en población clínica, están asociados con trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, de la personalidad, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), y abuso de sustancias. En la población general adolescente, la sintomatología alimentaria se asocia con niveles elevados de ansiedad, depresión, problemas de salud mental y una menor calidad de vida en varios aspectos. Respecto a las complicaciones médicas, se caracterizan por una alta incidencia de estas complicaciones, cuya gravedad dependerá de factores como la velocidad de pérdida de peso, el nivel de infrapeso, la duración de la enfermedad y la intensidad de las conductas compensatorias. La detección temprana de estas complicaciones es crucial. La inanición asociada puede afectar negativamente los niveles de ciertas hormonas y provocar un deterioro en el desarrollo de áreas cerebrales como la amígdala y el hipocampo, generando déficits neuropsicológicos como la inflexibilidad cognitiva. Además, los TCA presentan un alto riesgo de mortalidad, siendo la tasa de mortalidad más elevada en comparación con otros trastornos psiquiátricos, especialmente en la AN. El suicidio es una de las principales causas de mortalidad en los TCA. 

Comienzos tempranos de TCA:

La edad de inicio de los TCA está disminuyendo con el tiempo, siendo la adolescencia el periodo de mayor vulnerabilidad para su desarrollo. En niños de cinco a 12 años, la incidencia de comienzos tempranos de TCA oscila entre 1.4 a 3.01 por cada 100,000 niños, y el inicio temprano se asocia con síntomas psicológicos similares a los de adultos con TCA. Un estudio internacional prospectivo en niños de cinco a 12 años identificó dos grupos diferenciados en cuanto a sintomatología alimentaria. Uno presentaba evitación de alimentos y pérdida de peso sin preocupación por la forma o peso, mientras que el segundo, conformado por el 66-75% de los niños, mostraba carácterísticas propias de la AN. La incidencia de TCA en la adolescencia está aumentando tanto a nivel internacional como nacional. En España, estudios epidemiológicos muestran que el riesgo de TCA oscila entre el 4% y el 12%, con una prevalencia entre el 1% y el 5%. Además, hay una variación en la incidencia en población no clínica, con una reducción en el diagnóstico de Trastorno de la Conducta Alimentaria no Especificado (TCANE) y un aumento en la incidencia de la AN, la BN y TA.


El Trastorno Dismórfico:


El término dismorfofobia es un sentimiento subjetivo de fealdad que causa una intensa preocupación y temor entre los que lo padecen aunque su apariencia física pueda considerarse normal. Posteriormente, se añadió la naturaleza obsesiva a la idea. Es en el último cuarto del s.XX cuando se establece de manera formal el concepto de Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), como una preocupación persistente por una presunta deformación que causa ansiedad y conlleva conductas repetitivas de comprobación que generan aún más malestar. La ocultación del supuesto defecto lleva a la realización de camuflajes como por ejemplo el maquillaje, arreglarse la ropa repetidamente, llevar ropa para ocultar o taparse con la mano. Las áreas más frecuentes en las que se centran suelen ser el cabello, los ojos, la nariz, el labio,  el pecho y el vientre. Con frecuencia se comparan con los demás e insisten si se ven bien, lo que puede provocar relaciones tensas. El elemento central del diagnóstico es el tiempo dedicado a centrarse en la percepción de estos defectos (al menos 1h/día o incluso 3-8h/día). También existen otros aspectos como: - Pensamientos negativos. - Sentimientos de vergüenza, asco, desesperanza, depresión, enfado, ansiedad. - Comportamientos repetitivos. - Creencias sobre apariencia y defectos patológicas. - Aislamiento social. En la actualidad existe la llamada Dismorfia de Snapchat, en la que se solicita al cirujano plástico para efectuar un parecido en su aspecto con los filtros de la red social. Dichos filtros y el exceso de Selfies pueden provocar un TDC al eliminar las imperfecciones al instante. El TDC es un trastorno común con alta prevalencia en la adolescencia, etapa la cual constituye ⅔ de los casos, con presentación de síntomas subclínicos a los 12 años, una clínica más evidente a los 14 y criterios establecidos a los 16. Tiene una heredabilidad del 44%. El inicio normalmente es gradual, y cuanto más temprano aparezca existe mayor riesgo de comorbilidad y suicidio. En la adolescencia se produce el tránsito de la identidad infantil a la adulta, que implica nuevos aspectos físicos, convirtiéndose en una etapa de muy alta sensibilidad y vulnerabilidad. Existe una falta de detección del TDC en esta etapa, con una importante brecha temporal entre la edad de inicio y de diagnóstico por aspectos como: tendencia de negación a lo clínico, preocupaciones por apariencia a aspectos propios de la adolescencia, sentimiento de vergüenza, no pedir ayuda por miedo a rechazo, a sentirse juzgado… No hay ninguna causa identificada con certeza, pero se cree que la genética, la deficiencia de serotonina, los rasgos de personalidad, las experiencias de abuso o trauma y los factores estresantes durante la adolescencia pueden desempeñar un importante papel. El encuadre nosológico del TDC ha ido variando:
1. Caracterización como forma de neurosis fóbica de un aspecto parcial de la IC. 2. Tipo de trastorno somatomorfo crónico que implica síntomas somatognósticos y resistencia a aceptar el origen psicológico y emocional. 

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3. (Actual) Trastorno relacionado con el espectro obsesivo-compulsivo con temática obsesiva de la propia imagen

Los fundamentos de dicho encuadre incluido dentro del grupo de TOC y Trastornos relacionados en el DSM-5 y CIE-11: - Base genética: mayor prevalencia de TDC en familiares de primer grado de pacientes con TOC, habiéndose descrito también genes compartidos con el TOC. - Base psicopatológica: el TDC guarda semejanzas con la psicopatología del TOC. - De respuesta terapéÚtica: al igual que el TOC, la respuesta del TDC al tratamiento con inhibidores de la recaptación de serotonina es alta.

Existirían por tanto, elementos comunes con el TOC en relación a los bucles de hiperactividad neural córtico-subcortical que activan la urgencia obsesiva, la sensación de malestar y la ansiedad, así como con otros trastornos del esquema corporal (AN), en relación a anomalías en la percepción de la IC.

Aproximación histórica y conceptual de la vigorexia:


La relación entre insatisfacción corporal y realización excesiva de práctica deportiva, principalmente de ejercicios de fuerza, se denomina Dismorfia Muscular (Vigorexia). Las personas que lo padecen suelen tener preocupaciones obsesivas con respecto al desarrollo y aumento del tamaño de sus músculos. Fue por primera vez estudiado en un estudio sobre el uso de esteroides anabolizantes en fisicoculturistas, que tuvo como hallazgo colateral la gran presencia de TDC al verse pequeños y débiles. La Dismorfia Corporal ha sido denominada de muchas formas: AN reversa, Megorexia nerviosa, Machismo Nervioso, Vigorexia y Complejo de Adonis. Con este último término está mal relacionado, ya que corresponde a una subcategoría dentro de la vigorexia que se dirige única y exclusivamente a hombres, mientras que la vigorexia puede aparecer en ambos géneros.

Prevalencia de la vigorexia:


Es difícil estimar el grado de prevalencia en un número exacto pero parece que la población de riesgo tiene las siguientes carácterísticas: 15-35 años, aparece en hombres más que en mujeres, aquellos adolescentes entregados compulsivamente al ejercicio con pesas para aumentar la masa muscular, y un nivel socioeconómico medio-alto (precio de los esteroides anabolizantes €€€).

Dieta en dismorfia corporal:


Organizan sus propias dietas, sin tener conocimientos, y están basadas en un alto consumo de proteínas e HC, bajas en grasas y consumo también de suplementos proteicos o sustancias ergogénicas. Son restringidas, escasas en variedad y altas en cantidad. → Proteínas >15% recomendado (2 g/kg peso/día), frente al 1-2-1’7 g/kg/día recomendado o 1’6-1’8 en aumento de masa muscular. → Consumo de fibra inferior al recomendado por el alto consumo proteico. → Cantidad de colesterol diario ingerido >300 mg/día, lo que conlleva riesgo de ECV.


Indicadores en la aparición de vigorexia



INTERNOS

- Se autoperciben débiles y flojos. Nunca están satisfechos. - No aceptan que tienen un problema. - El trastorno se asocia a un pasado atormentado (problemas de sobrepeso y burlas, mala relación familiar). - Personas inseguras de sí mismos y con autoestima baja. Piensan que su vida carece de sentido (tentación suicidio) - Se sienten poco atractivas para el sexo opuesto. - Usan la vestimenta para camuflar sus defectos (‘grooming’). Evitan asistir a sitios públicos donde tengan que exhibir su cuerpo. - Ingieren dietas restrictivas basadas en HC y proteínas y nada de grasas - comorbilidad con TCA. Gastan un promedio de 3h planificando y preparando la comida. - Emplean un promedio de 3h pensando en lo que les produce su cuerpo. Algunos autores dicen que están todo el día y otros +5h/día. - Conductas de verificación tales como la comparación, mirarse en el espejo.. - Media de 6h/diarias en el gimnasio y se sienten mal si se modifica su rutina, y siguen entrenando aún estando lesionados. - Se asocia a fisicoculturistas o en su defecto la persona que realiza ejercicios de fuerza. Pueden sacrificar hasta las relaciones más afines. - Uso de esteroides anabolizantes e incluso sustancias ilegales, para alcanzar dimensiones muy elevadas. - Descuidan las responsabilidades diarias e incluso las obligaciones. - Descuidan las relaciones sociales, automarginación… - La influencia de la orientación sexual es más prevalente en sujetos homosexuales que heterosexuales.

EXTERNOS: -


Sociocultural: poder de los medios de comunicación. - Psicológica: historia en la niñez conflictiva. - Biopsicosocial: hábitos culturales para poseer el cuerpo deseado, modificaciones de conducta y alteración del SN para conseguirlo. - Bioquímica: liberación de endorfinas y adrenalina que libera el cuerpo con la AF.

Predicción del uso-abuso de esteroides anabolizantes:


Para la detección del uso-abuso de esteroides anabolizantes debemos atender a los cambios sufridos físicos y/o conductuales de los alumnos. Un alumno que padece vigorexia tendrá un cuerpo musculoso, especialmente el torso, siendo la hipertrofia del músculo trapecio especialmente destacada. También tienen excesivo acné. Existe una fórmula para detectar el uso-abuso. Es necesaria la altura y el peso y la medición de los pliegues cutáneos:
- Hombres (tríceps, subescapular, supraespinal, pectoral, abdominal y muslo frontal). - Mujeres (tríceps, supraespinal y muslo frontal). Por otro lado, existe otra fórmula para medir la grasa corporal total del alumno (FFMI). La interpretación de los resultados será la siguiente: si en hombres es ≽25-26 kg/m2 y en mujeres ≽22 kg/m2, hay sospecha del uso de esteroides.


Diagnóstico y naturaleza de la dismorfia muscular. -


Preocupación crónica con la musculatura. - Malestar y deterioro significativo. - Evitación de la exposición. - Deterioro de las relaciones interpersonales. - Estilo de vida en torno a la AF y la dieta. -Estados de extrema ansiedad si se les priva de AF. -Adhesión estricta a dietas hiperproteicas. - Uso combinado de drogas, dieta y AF extrema. - Comportamientos asociados (comparación, verificación, pesarse..).

Los hombres con dismorfia muscular presentan un perfil patológico similar a los pacientes con TCA en cuanto al perfeccionismo, presencia de obsesiones, rasgos anhedonia y sospechas sostenidas y relacionadas significativamente con la IC, dieta y el físico. También, la dismorfia muscular se considera como parte de un espectro obsesivo compulsivo, y por lo tanto según el DSM-5 es considerada un subtipo de TDC, dentro de los trastornos relacionados con el TOC.

Etiología de la dismorfia muscular



Modelo hipotético

La aparición del trastorno se debe a la interacción de 3 factores: Predisponentes (cuestiones sociodemográficas, ambientales y psicopatológicas). Precipitantes (exposición traumática con el cuerpo y consumo de sustancias). De mantenimiento (conductas evitativas y refuerzo positivo).

Modelo conceptual

Interacción de factores socioambientales, emocionales, psicológicos y fisiológicos. Se destaca la insatisfacción corporal como un componente central en el desarrollo, además del perfeccionismo, la alteración de la IC y el afecto negativo que son factores fundamentales.

Modelo tentativo

Modelo cognitivo-conductual


Interacción de factores predisponentes, carácterísticas psicológicas y conductuales (preocupaciones nutricionales y físicas) y consecuencias negativas. La autoestima negativa y la insatisfacción corporal son variables precipitantes.

Estudios analizan TCA centros educativos y su relación con la EF:

Se realizó con el fin de analizar el contexto en el que, sobre todo, las adolescentes y las niñas se encuentran, para poder entender cúal es el caldo de cultivo de los TCA. Las jóvenes del estudio realizado coincidían en los siguientes aspectos: - La cultura de los ‘movimientos orientados a la salud’ inculca unas jerarquías en el cuerpo basadas en el tamaño, la forma y el peso. El mensaje que estas mujeres han escuchado es que tienen que tomar control de su salud tomando decisiones saludables, dieta especialmente, pero no han escuchado, entendido o no se les ha dicho, que el fin es la salud. - Sus historias coinciden en demostrar una importante falta de afecto; para algunas de ellas era una manera de demostrar autocontrol, autonomía y reconocimiento. - No encontraron en los centros educativos un lugar donde sus voces pudieran ser oídas, es más, el entorno educativo es visto por ellas como un reforzador.


IC y AF:  Las relaciones entre imagen corporal y la práctica de actividad física son dos caras de la misma moneda. En efecto, hay una relación positiva derivada de la propia práctica, ya que desarrolla un cuerpo cercano al ideal estético y socialmente los deportistas son reconocidos como más atractivos. Por otra parte, puede haber una relación negativa dado que la existencia previa de insatisfacción corporal usa la AF para mejorar la apariencia. Dados los matices de la IC para hombres y mujeres en relación a los diferentes cuerpos idealizados, existen diferencias posibles en las variables moderadoras que afectan a la relación entre AF y IC de mujeres y hombres. Estas variables son las carácterísticas individuales, la edad, carácterísticas AF, tipo e intensidad de la misma y las carácterísticas de operacionalización de la IC, por ejemplo, el impulso de la delgadez versus el impulso para la musculatura. Si bien es probable que muchos mecanismos se compartan en mujeres y hombres, es plausible que haya mecanismos únicos. Por ejemplo, en un estudio se identificaron específicamente las diferencias de sexo; entre las mujeres, el cambio en la IC se relaciónó con cambios objetivos y percibidos en la aptitud física y la composición corporal. En hombres, los cambios en la IC se relacionaron con aquellos percibidos en la aptitud física y corporal. El marco de trabajo más frecuentemente empleado es el Modelo de ejercicio y Autoestima (EXSEM) que identifica 3 posibles mecanismos para explicar los efectos de la AF en la IC:
- Cambios objetivos en el estado físico. - Cambios percibidos en el estado físico. - Cambios en la autoeficacia. También identifica dos variables moderadoras: - Carácterísticas individuales (sexo, etnia, edad (variable significativa en hombres adultos)). - Carácterísticas de la AF (duración, intensidad, frecuencia, tipo). Cuando la intensidad de la AF alcanzó niveles vigorosos, los resultados dejaron de ser significativos. La intensidad de la AF es otra variable que puede afectar la relación entre AF y la IC. Metaanálisis han encontrado que la AF de intensidad baja-moderada tiene una relación positiva con la IC, sin embargo, la AF vigorosa no obtiene resultados significativos, por su falta de estudios. Sin embargo, agencias de AF recomiendan AF de moderada a vigorosa para obtener beneficios de salud física y mental. En cuanto al tipo de AF, generalmente no modera la relación AF-IC. Tanto la AF aeróbica como la anaeróbica tienen una relación positiva con la IC. En definitiva, podemos afirmar que la AF se asocia positivamente con la IC entre hombres, en especial con la IC operacionalizada como la satisfacción corporal, ansiedad del físico social, impulso por la musculatura y generalidades de la IC. Es importante también apuntar que la delgadez no es un indicador significativo de la IC de muchos hombres.


Dismorfia Muscular y percepción física en el deporte:


La AF incide positivamente en el autoconcepto y más concreto en el autoconcepto físico, especialmente en las percepciones de habilidad deportiva, condición física y fuerza, tanto en deportistas amateur como en deportistas de élite. Algunos estudios han encontrado relación entre determinadas AF y un peor autoconcepto físico, sin embargo, no es el deporte en sí, sino la baja satisfacción previa o las motivaciones estéticas en la práctica de dicho deporte. La Dismorfia Muscular es un trastorno de la IC en el que el individuo afectado se percibe con menos masa muscular de la que realmente tiene, y en donde el ejercicio de levantamiento de pesas se convierte en una forma de aliviar la insatisfacción corporal. En cuanto a la percepción física y el autoconcepto que tienen las personas con Dismorfia Muscular, han surgido dos hipótesis: la primera, dice que estos dos conceptos están devaluados como consecuencia de la insatisfacción corporal u otros factores psicológicos, y por otro lado, otros dicen que las percepciones en relación a la habilidad deportiva, condición física y fuerza serían positivas. Con el fin de comprobar el cumplimiento de dichas hipótesis se realizó un estudio y se obtuvieron los siguientes resultados: → Las puntuaciones en las escalas del Cuestionario de Autoconcepto
Físico disminuyen a medida que aumenta la categoría de Escala Satisfacción Muscular. → Aquellos que sufren de Dismorfia Muscular o puedan tenerla, se perciben con menor capacidad deportiva, condición física y fuerza, a pesar de tener un FFMI mayor. → Los satisfechos con su musculatura se consideran más físicamente atractivos y con mayor capacidad deportiva, pero menor FFMI. Tras la valoración de los resultados obtenidos, se acepta la primera hipótesis y se rechaza la segunda. También se observó que aquellas personas que practican uno o más deportes obtuvieron peores percepciones de todos los subdominios del autoconcepto físico. Por tanto, es necesario, a la hora de estudiar el autoconcepto físico de un individuo, conocer los motivos por los que se practica la AF. En conclusión, las personas que padecen síntomas de Dismorfia Muscular tienen percepciones más devaluadas en todos los subdominios de autoconcepto físico. Es decir, estos individuos, a pesar de su intenso entrenamiento, se perciben con menor capacidad deportiva y condición física para la práctica deportiva, y con menor fuerza y atractivo físico. Además, muestran peores percepciones en su autoconcepto físico general, y en consecuencia también se devalúa su autoconcepto, por tanto, se utiliza el deporte como medio para intentar paliar su insatisfacción corporal. Otro estudió planteó que aquellos deportes en los que la masa muscular y la fuerza fuesen determinantes para su rendimiento, los deportistas tendrían más síntomas de Dismorfia Muscular. Dicha hipótesis sólo se rechaza en parte, ya que los datos muestran que en hombres, los deportes que más síntomas de DM muestran son: halterofilia, fútbol, natación y triatlón.


Estudios que relacionan la práctica deportiva y TCA: 1


Existe un menor riesgo de sufrir un TCA en deportistas habituales que en no habituales. 2. Los no deportistas suelen sentir una mayor insatisfacción con su cuerpo que los deportistas habituales. 3. La aparición de los síntomas de TCA en deportistas coincide con motivaciones hacia la pérdida de peso y la apariencia física. 4. Los deportistas de élite tienen una mayor prevalencia de TCA o de sus síntomas: -Inicio de dietas restrictivas a temprana edad. - Entrenador que recomendara pérdida de peso. - Medidas restrictivas sin supervisión. - Inicio precoz de entrenamientos específicos. 5. En cuanto al tipo de deporte, algunos estudios no encontraron diferencias y otros observaron que los bailarines, gimnastas, monitores de aeróbic tenían mayor preocupación por el peso, perfeccionismo, insatisfacción corporal y deseo de adelgazar. 6. En aquellos deportes de especialidades ‘’estéticas’’ o ‘’dependientes del peso’’ se han encontrado enfermos de lo que se hace llamar ‘Anorexia de Actividad’, en donde existe una AF excesiva.

Estudios que analizan la problemática de los TA en relación a la formación del profesorado de Educación Física y de los técnicos deportivos:
Dada la importancia de enfocar adecuadamente la enseñanza de la EF y el deporte desde diversos ámbitos, es lógico que los responsables de deportistas y estudiantes adquieran una formación mínima en este sentido. Sin embargo, hasta el momento, no se ha encontrado ningún estudio en el ámbito educativo que aborde este tema, excepto en lo relacionado con los técnicos deportivos. Al analizar la situación de los formadores que se enfrentan a casos de TCA en deportistas, se observa una gran escasez de trabajos que aborden este tema específico. Un estudio realizado por Vaughan et al en EEUU involucró a 5,236 entrenadores de atletismo femenino. Sus principales hallazgos indicaron que solo 1 de cada 4 se sintió seguro de poder identificar casos de TCA, y solo 1 de cada 3 se sintió seguro de preguntar a un atleta si padecía uno. Además, uno de cada 4 entrenadores de atletismo trabajaba en una institución que no tenía una línea de actuación en el tratamiento de los TCA. La mayoría de ellos expresaron la necesidad de una mayor formación para prevenir esta enfermedad. Los resultados también revelaron que los entrenadores que trabajaban en instituciones con directivas claras relacionadas con los TCA se sentían más seguros al identificarlos. Este hallazgo se alinea con otros estudios que indican que la implementación de directivas y procedimientos en las plantillas de entrenadores reduce el riesgo de TCA.


Actividad Física, ¿Cuándo deja de ser saludable?: el ejercicio compulsivo


La práctica regular de ejercicio aporta beneficios fisiológicos, psicológicos, cognitivos y sociales; sin embargo, al estudiar su relación con la insatisfacción corporal, los resultados son contradictorios debido a diversos factores que influyen en la actividad física. Algunos estudios señalán un efecto positivo en la mejora de la IC, mientras que otros sugieren que este no es un factor determinante y podría tener un efecto negativo. La relación entre IC y AF muestra un doble efecto: por un lado, la práctica activa puede conducir a un cuerpo más delgado y proporcionado, acercándose a los estándares estéticos dominantes, generando así una retroalimentación positiva. Socialmente, los deportistas son percibidos como más atractivos, lo que contribuye a una IC positiva. Por otro lado, existe una relación negativa relacionada con la insatisfacción corporal previa, llevando a participar en actividades físicas con el objetivo de mejorar la apariencia. En deportes competitivos, la presión por cumplir con modelos corporales estrictos puede generar insatisfacción y trastornos de la conducta alimentaria. Cuando el ejercicio se vuelve compulsivo, se asocia con TCA, menor calidad de vida, malestar psicológico y riesgo de conductas suicidas. Dado que el ejercicio es socialmente aceptado como una conducta saludable de control del peso, puede ocultar síntomas alimentarios en adolescentes. A pesar de la alta prevalencia de ejercicio compulsivo en adolescentes con TCA, no se ha establecido un perfil de riesgo confiable, posiblemente debido a la falta de consenso en su definición.


Dimensiones relevantes en el ejercicio en los TCA:


En este apartado, nos basaremos en la investigación de Cuesta Zamora para analizar el papel del ejercicio en los TCA. El análisis se aborda desde dos perspectivas: la cuantitativa y la cualitativa. La dimensión cuantitativa se centra en carácterísticas objetivas del ejercicio, como duración, frecuencia e intensidad, dando lugar a conceptos como ejercicio excesivo o hiperactividad. En cambio, la dimensión cualitativa se enfoca en variables subjetivas, utilizando el término compulsividad y abordando conceptos como ejercicio compulsivo, obsesión por el ejercicio y adicción al ejercicio. Ambas dimensiones, debido a sus distintas naturalezas, emplean instrumentos de medición diferentes en sus evaluaciones.

1.1. La perspectiva cuantitativa

La expresada dimensión cuantitativa se ha medido de dos formas: - A través de la evaluación de la intensidad, duración y frecuencia de AF mediante autoinforme o acelerometría. - Mediante la determinación de determinadas carácterísticas de cuándo el ejercicio podría ser considerado excesivo. 

Ejercicio excesivo

Se define en función de la frecuencia, duración e intensidad, aunque no existe consenso sobre la cantidad de ejercicio que podría ser excesiva o no saludable, ni tampoco sobre el momento cronológico en el que se produce. Pese a que, como hemos dicho, la dimensión cuantitativa está basada en datos objetivos del ejercicio se ha querido también conceptuar con algún componente adicional diferente como es realizar ejercicio por motivos de estética corporal o los sentimientos de culpa cuando no se realiza la AF.  En este sentido, se ha concebido como la AF realizada con la intención de bajar peso y con una frecuencia igual o superior a 4 horas por semana, o igual o superior a dos días a la semana. Asimismo, en relación a los sentimientos generados cuando no se practica AF, un instrumento de evaluación empleado frecuentemente en adolescentes es el SIAB-EX, en donde el ejercicio excesivo se mide teniendo en cuenta la frecuencia de ejercicio y los sentimientos ocasionados cuando dicho ejercicio no puede ser realizado. 

Ejercicio como hiperactividad, inquietud motora o difusa:

El ejercicio excesivo desde una dimensión cuantitativa en personas con TCA, concretamente con diagnóstico de AN, podría estar explicado por la dimensión neurobiológica. Desde dicha perspectiva, el ejercicio se define también como una forma urgente de ser físicamente activo y a la inhabilidad de estarse quieto. Esta concepción se encuentra en línea con el modelo animal denominado Anorexia Basada en la Actividad (ABA), en el cual se sugieren diferentes hipótesis que explicarían los mayores niveles de inquietud motora, entre las que cabe destacar la hipoleptinemia y la hipotermia. 
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Perspectiva cualitativa:


La dimensión cualitativa podría ofrecer una mejor caracterización de la actividad física en relación a la psicopatología alimentaria. A continuación, se define cada uno de los conceptos que se han evaluado en adolescentes:

Ejercicio compulsivo

En este apartado se aborda la especial consideración del Ejercicio Compulsivo, basándose en el modelo cognitivo-conductual desarrollado por Meyer, que identifica 4 constructos clave que no solo se correlacionan con el ejercicio compulsivo, sino que también contribuyen a su mantenimiento: psicopatología alimentaria, compulsividad obsesiva, regulación del afecto y perfeccionismo.

Psicopatología alimentaria

Regulación del afecto


El ejercicio en los TCA puede mantenerse a través de un mecanismo de refuerzo positivo debido a los efectos en la mejora del estado de ánimo tras su práctica. Además, actúa como refuerzo negativo para evitar o mitigar la experiencia de culpa extrema o afecto negativo. El ejercicio compulsivo se presenta como una conducta disfuncional de regulación emocional, sirviendo para escapar de las cascadas emocionales y regulando de manera inadecuada el afecto negativo.

Compulsividad

Perfeccionismo


Se identifican dos aspectos clave de la personalidad obsesivo-compulsiva que están fuertemente asociados con los TCA en general y desempeñan un papel fundamental en el ejercicio compulsivo: 1) el perfeccionismo, específicamente, sus dimensiones de elevadas metas personales y tendencia hacia la autocrítica, y 2) la rigidez, manifestado a través de conductas repetitivas destinadas a filtrar estímulos extraños y cogniciones afectivas perturbadoras.

Otras formas de aproximación cualitativa:


Obsesión hacia el ejercicio:

AF realizada con una fuerte obsesión o de manera compulsiva como forma de controlar la forma y el peso.

Dependencia al ejercicio:

Para medirla, se ha empleado la Escala de Ejercicio Excesivo como una forma de evaluación sobre carácterísticas obsesivas y patológicas del ejercicio.

Compromisos hacia el ejercicio

Refleja la obsesión y rigidez en la adherencia al hábito de ejercicio, y el grado el cual se mantiene a pesar de las consecuencias adversas como lesiones o compromisos sociales.

Ejercicio obligatorio:

ocupa un objetivo central en la vida de las personas, independientemente de las consecuencias, y se presenta ansiedad y disforia si no se practica la AF. Se han hallado tres factores que predicen los TCA: - Elemento emocional - Frecuencia e intensidad. - Preocupación.


Estado actual del problema. Anticipando conclusiones:


Aunque aún no se ha logrado establecer un perfil de riesgo confiable para el ejercicio compulsivo, se sugiere que la falta de consenso en su definición podría ser un motivo. La variabilidad del ejercicio en términos cuantitativos y cualitativos, así como la diversidad de conceptos asociados, no solo afecta la prevalencia, sino también su relación con otros parámetros relacionados con los TCA.  A pesar de la escasa literatura al respecto, se observa que los resultados apuntan en cuatro direcciones: 1. El ejercicio desde la dimensión cuantitativa no es un adecuado punto de corte de TCA. Por ello, la evaluación de las cogniciones hacia el ejercicio desde una dimensión cualitativa resulta fundamental. 2. Desde la dimensión cualitativa, los cuatro pilares propuestos (TCA, perfeccionismo, síntomas de TOC y afecto) en el modelo de ejercicio compulsivo parecen manifestarse tanto en población clínica como en no clínica. Sin embargo, desde la dimensión cuantitativa del ejercicio, algunos parámetros psicológicos (ej., depresión, síntomas de TOC, adicción) no parecen tener efectos directos en el ejercicio. 3. El ejercicio podría desarrollarse antes del comienzo de la adolescencia, pero debido a la aceptación social del mismo como conducta de control de peso, podría pasar desapercibido, y de este modo enmascarar el progreso y la severidad de la enfermedad. 4. Los resultados sugieren que el ejercicio en los TCA podría estar desencadenado por diferentes factores psicológicos, biológicos, ambientales y sociales, los cuales pueden contribuir de diferentes formas al progreso de la enfermedad. En esencia, en la adolescencia, el ejercicio no saludable podría estar influenciado desde una perspectiva biopsicosocial. 

Componentes del autoconcepto general


1.


Componente cognitivo: opinión que se tiene de la propia identidad, personalidad y conducta. Determina el modo que se organiza, codifica y usa la información que nos llega sobre nosotros mismos. De esta manera, el autoconcepto ocupa un lugar privilegiado en el origen, crecimiento, proceso y consolidación de la autoestima. 2. Componente afectivo: valoración que hacemos de nuestras propias cualidades, interviniendo la emotividad y sensibilidad ante valores y contravalores que encontramos en nosotros mismos. Podríamos decir que el componente afectivo del autoconcepto sería la autoestima. 3. Componente conductual: proceso final de toda dinámica interna. Sería la intención y decisión de llevar a la práctica un comportamiento consecuente y coherente. Es la autoafirmación dirigida hacia el propio yo y en busca del reconocimiento y consideración por parte de los demás. El componente conductual del autoconcepto sería la autoeficacia. 


Definición Autoconcepto general


En una primera aproximación se considera que el autoconcepto hace referencia a lo que cada persona piensa o percibe de sí misma, ocupando, posiblemente, uno de los aspectos centrales de la vida de las personas. En consecuencia, nos encontramos ante un concepto complejo, por lo que no existe una definición única de autoconcepto, tal como podemos observar en las diferentes concepciones de los autores: - La imagen que tenemos de nosotros mismos (Hoge y Renzulli, 1993). - Las percepciones sobre uno mismo (Cazalla-Luna y Molero, 2013). - Nuestras actitudes, sentimientos y conocimientos sobre nuestras capacidades, habilidades, apariencia y aceptación social (Byrne, 1984). Una definición más extensa la presenta Oñate en 1998. Es importante destacar sobre todo la última parte, ya que nos hace una idea de la relevancia que el autoconcepto tiene en ciertos aspectos del aprendizaje y de la vida de nuestros alumnos: “Se entiende como un sistema complejo, continuamente activo, constituido por un conjunto de creencias acerca de la propia existencia cuya función principal es interpretar la información autorreferente entrante, guiar la conducta y capacitar al individuo para asumir y desempeñar cierto roles en su desarrollo vital”. La investigación psicológica sobre el autoconcepto ha experimentado un significativo punto de inflexión desde mediados de los años setenta del siglo pasado, marcado por trabajos clave como los de Shavelson et al. (1976), Marsh (1986), y Marsh (1990). Hasta los 80, el autoconcepto era considerado una realidad unidimensional, sin posibilidad de entender sus partes por separado, ya que se abordaba como un todo. Aunque algunos autores anteriores, como James, Cooley y Coopersmith, distinguían factores en el autoconcepto, argumentaban que estas dimensiones múltiples estaban dominadas por un factor general. Sin embargo, a partir de 1976, con el modelo teórico de Shavelson, Hubner y Stanton, la concepción del autoconcepto experimentó una transformación significativa hacia la multidimensionalidad, siendo aceptada por gran parte de la comunidad investigadora, como respaldan los estudios de Marsh, Marsh y Shavelson, y Shavelson y Bolus. Este cambio de paradigma ha enriquecido la comprensión del autoconcepto y su influencia en diversos ámbitos, consolidando la importancia de abordarlo desde una perspectiva multidimensional. Según esta nueva concepción, el autoconcepto global se produciría como resultado de un conjunto de percepciones parciales del propio yo (multidimensionalidad), que se estructuran en una organización jerárquica. Incorpora lo físico entre sus dimensiones; el autoconcepto físico, en efecto, ocupa un espacio propio y fundamental dentro del modelo multidimensional y jerárquico dado que el autoconcepto general se compondría del autoconcepto académico y del no-académico y este último, a su vez, incluiría tanto el autoconcepto social como el físico. 


Funciones del autoconcepto


- Mediadora en el proceso de información social: especialmente en los relacionados con una información relevante para sí mismo. - Reguladora del afecto: para favorecer el autoconcepto es necesario defenderse de estados emocionales negativos. Para conseguirlo se reinterpreta y selecciona la información referente a sí mismo de manera que sea consistente con autoconcepciones previas, positivas generalmente.  - Comparación social: depende mucho de la edad y del estado evolutivo personal, adquiere especial importancia en el ámbito escolar, donde se encuentran niños y niñas de muy variadas capacidades, actitudes, niveles y procedencias.  - Fuente de motivación.

Aclaración conceptual



Dominios del autoconcepto


1


Las dimensiones del autoconcepto personal

El dominio personal del autoconcepto hace referencia a la idea que cada persona tiene de sí misma en cuanto ser individual. Entendemos que el autoconcepto personal consta al menos de cuatro dimensiones: el autoconcepto afectivo-emocional (cómo se ve a sí misma en cuanto a ajuste emocional o regulación de sus emociones), el autoconcepto ético/moral (hasta qué punto una persona se considera a sí misma honrada), el autoconcepto de la autonomía (la percepción de hasta qué punto decide cada cual sobre su vida en función de su propio criterio) y el autoconcepto de la autorrealización (cómo se ve). 2.

La estructura del autoconcepto social

El autoconcepto social representaría la percepción que cada cual tiene de sus habilidades sociales con respecto a las interacciones sociales con los otros y se calcula a partir de la autovaloración del comportamiento en los diferentes contextos sociales. Este conjunto de habilidades pueden agruparse adecuadamente en las categorías de competencia social y de aceptación social. Existen varias definiciones, pero la diferencia entre ellas radica en el hecho de que la autoevaluación de las habilidades sociales no implica necesariamente la comparación con otros mientras que la autopercepción de la aceptación social sí.

Las dimensiones del autoconcepto académico

El autoconcepto académico se subdivide en la percepción de la competencia que se tiene respecto a las diversas materias escolares tales como inglés, historia, matemáticas o ciencias. Se ha comprobado que el autoconcepto matemático y el lingüístico mantienen una fuerte relación con el autoconcepto académico general de orden superior pero que, sin embargo, no se relacionan sustancialmente entre sí. Por lo tanto, se plantea un modelo alternativo al inicialmente propuesto por Shavelson et. Al. Que únicamente postulaba dos factores de segundo orden (uno académico y otro no académico) ya que los datos del estudio se ajustan mejor a esta nueva propuesta de tres factores de segundo orden. 


Modelos del autoconcepto


El autoconcepto general sería la cúspide de un sistema de dimensiones más concretas, agrupadas en subáreas e interrelacionadas entre sí, que influyen en mayor o menor medida en las áreas y en el autoconcepto general.  Tras la comprobación empírica del anterior modelo, Marsh y Shavelson determinaron la siguiente estructura del autoconcepto,que parece que se va debilitando con la edad, por lo que se va ganando mayor independencia en cada una de las facetas. Harter, por su parte, afirmaba que el autoconcepto general se define mejor con la edad, lo contrario que defendía Marsh.

Carácterísticas del autoconcepto


Otros modelos de estructura del autoconcepto

Harter → Presenta la autoestima fuera de los dominios específicos y de manera global. Las escalas las denomina de autopercepción. Concretamente tiene dos en función de la edad de los sujetos a las que se le va a pasar: para niños (de 8 a 12 años) y para adolescentes (de 13 a 18 años). Especialmente, el autoconcepto entre estos últimos en un constructo de gran importancia dentro de sus vidas, vemos cómo aparecen otros que antes no estaban: como son la Competencia laboral, el Atractivo ROMántico y la Amistad cercana. Modelo taxonómico de Soares → las dimensiones son relativamente independientes entre sí. Modelo compensatorio de Winne y Marx → las relaciones entre dimensiones son inversas. Modelo de cuerda de Hattie → estrategias y procesos que seguimos a la hora de seleccionar, predisponer e interpretar la información que recibimos y presentamos más que en las dimensiones en sí.

Dimensiones del autoconcepto físico


Entre los modelos más relevantes del autoconcepto se encuentra el elaborado por Fox y Corbin que incluye tres niveles. En el nivel superior está la autoestima, en el nivel inferior los subdominios de competencia en el deporte, atractivo corporal, fuerza física y condición física, y en el nivel intermedio la autovaloración física que actúa como mediador de la relación entre cada uno de los subdominios y la autoestima global.  Otro modelo relevante es el de Mars et al. Contiene nueve subdominios: fuerza, obesidad, AF, Resistencia, habilidad deportiva, coordinación, salud, apariencia, flexibilidad. En su instrumento de medida, el Physical Self-Description Questionnaire se añade además un factor para el autoconcepto físico global y la autoestima. 


Especial consideración del autoconcepto físico


Desde la perspectiva multidimensional del autoconcepto, el autoconcepto físico se sitúa como una dimensión esencial dentro del ámbito no académico, desempeñando un papel fundamental en la configuración del autoconcepto general y la autoestima de un individuo. Esta dimensión, especialmente la apariencia física, influye significativamente en la autoestima de adolescentes, tanto en chicos como chicas. Varios estudios han destacado la relevancia del autoconcepto físico en la autoestima y el autoconcepto general. Algunos autores sostienen que las diferencias en el autoconcepto de individuos se deben en gran medida al tratamiento diferencial basado en el atractivo y la competencia física. Incluso en la elección de amistades, se privilegian más las habilidades y la apariencia física que los aspectos académicos, resultando en un mayor éxito social para aquellos con destrezas deportivas y atractivo físico. La naturaleza multidimensional del autoconcepto físico es incuestionable, aunque el número e identidad exactos de las dimensiones siguen siendo temas abiertos a discusión y cruciales para la construcción de cuestionarios. Diferentes investigadores han propuesto diversas subescalas, como habilidad física, apariencia física, competencia física, forma física y salud. La medición del autoconcepto físico se lleva a cabo mediante cuestionarios como los SDQs, que incluyen subescalas de habilidad física y apariencia física u otros instrumentos, como el PSDQ y el PSPP, que han incorporado más dimensiones, como fuerza, obesidad, actividad física, resistencia, coordinación, y flexibilidad. Diferentes modelos, como el PSPP, han servido de base para la construcción de cuestionarios específicos de autoconcepto físico, destacando el Cuestionario de Autoconcepto Físico (CAF) y el AFI.

Definición de autoconcepto físico


El autoconcepto físico es una representación mental, compleja y multidimensional, que las personas tienen de su realidad corporal, incluyendo elementos perceptivos y cognitivos (percepción de rasgos físicos, tamaño y formas del cuerpo), afectivos y emocionales (grado de satisfacción o insatisfacción), evaluativos (autovaloración), sociales (experiencias de aceptación y rechazo) y otras representaciones sobre aspectos relacionados con lo corporal (salud, atractivo físico, apariencia, peso, etc). Al igual que ocurre con el autoconcepto general, existen varias definiciones sobre el autoconcepto físico: “Representación mental, compleja y multidimensional que las personas tienen de su realidad corporal” (Marchago, 2002, en Fernández-Bustos et al., 2015, p. 26).  Concepción mental de las carácterísticas corporales o de apariencia física, fuerza, condición y habilidades deportivas (Esnaola, 2004).  Una de las dimensiones más importantes del autoconcepto, especialmente entre los adolescentes, y está incluida por aspectos de la cultura y el contexto (Rodríguez, González y Goñi, 2013). Influye de manera significativa en el autoconcepto general y la autoestima (Harter, 1985). 


Variabilidad del autoconcepto físico:


Numerosos estudios han encontrado relaciones positivas entre el autoconcepto físico y la práctica deportiva de los adultos y personas mayores, particularmente en los subdominios de la habilidad física y de la condición física, sin embargo queda más investigación. Se ha podido establecer también una clara relación entre un bajo autoconcepto físico y el riesgo de TCA, con lo que la utilización del primer índice, un pobre autoconcepto físico, sirve de alerta diagnóstica. Además, la relación observada entre el IMC y el autoconcepto físico es muy precisa: las personas más delgadas son las que ofrecen la percepción física más positiva, mientras que las personas con sobrepeso manifiestan peor autoconcepto físico que las de peso normal y que las de peso bajo. También se ha verificado que quienes muestran un pobre autoconcepto físico en la adolescencia son más vulnerables a la presión cultural en pro de un cuerpo más delgado y atractivo y se muestran más ansiosos. Aunque la investigación sobre las relaciones entre hábitos de vida y autoconcepto físico requiere más estudio, se sugiere una clara conexión entre ambos. Individuos con alimentación equilibrada y buenos hábitos tienden a tener mejores índices de autoconcepto físico. Las pautas evolutivas del autoconcepto físico aún no se conocen con suficiente precisión, y la información disponible en este aspecto es incompleta y contradictoria. Otra línea de investigación necesaria es identificar posibles relaciones del autoconcepto físico con variables psicológicas como habilidades sociales, la importancia que los padres otorgan a la práctica deportiva, experiencias de socialización y hábitos de vida.

El papel de la AF en el autoconcepto físico en niños y adolescentes


IC, actividad y autoconcepto físico

El estudio “Understanding the relationship between physical activity and physical self-perception in adolescent females: the role of body image” tenía objetivo principal explorar rol preocupación por la IC en la relación entre la AF y el autoconcepto físico. Los resultados constatan que las chicas activas tenían mejores percepciones físicas y mayores autoconcepto, sin importar su preocupación corporal, excepto en la subdimensión de atractivo físico, donde no hubo diferencias significativas entre aquellas insatisfechas. Evidencias: 1. Una IC saludable es importante para alcanzar un autoconcepto general y físico equilibrado. 2. Hay una relación positiva entre la AF y un autoconcepto general y físico mejorado, siendo mayor entre las adolescentes menos preocupadas de su IC. 3. Participar en AF es una manera destacable de prevenir la insatisfacción corporal.


AF y autoconcepto físicos:


El estudio "El autoconcepto físico y su relación con la práctica deportiva en estudiantes adolescentes"  de Contreras et al. Tuvo como objetivo principal examinar la relación entre la práctica deportiva y el autoconcepto físico, especialmente en las subdimensiones de Atractivo Físico, así como en el Autoconcepto General, en una muestra de estudiantes adolescentes. Los resultados revelaron una asociación positiva entre la práctica deportiva y el autoconcepto físico en todas las subescalas y en el autoconcepto general. Los participantes que practicaban deporte mostraron niveles más altos en ambos aspectos del autoconcepto. Se observaron correlaciones más fuertes entre la práctica deportiva y las subdimensiones de Atractivo Físico, así como con el autoconcepto físico general y el autoconcepto general. La subdimensión de Atractivo Físico resultó ser la más estable y menos susceptible a la influencia positiva. Sin embargo, se destacó que el grupo de "ex practicantes" mostró menores promedios en el autoconcepto físico, sugiriendo una posible pérdida de las mejoras potenciales en las percepciones físicas asociadas a la práctica deportiva. Estos hallazgos proporcionan una comprensión más profunda de la relación entre la actividad deportiva y el autoconcepto físico en adolescentes, destacando la importancia de considerar diferentes dimensiones del autoconcepto en contextos deportivos. Se pueden destacar las siguientes evidencias: 
1. Los practicantes, bien sean de uno o varios deportes, siempre obtienen puntuaciones superiores en todas las escalas (Habilidad, Condición, Atractivo, Fuerza, Autoconcepto Físico General, Autoconcepto General) que los que no practican, sean no practicantes o ex practicantes. Además, dentro de los que practican son mejores las percepciones físicas de aquellos que practican varios deportes. 2. Los ex practicantes presentan puntuaciones aún menores que el grupo de los no practicantes en la totalidad de las escalas del CAF.  3. Existe una relación significativa de todas las escalas del CAF con la práctica, de manera que aquellos que son activos físicamente tienden a tener mejores puntuaciones en todas las escalas, especialmente en la Habilidad y Condición. 4. Además, se observa como el Atractivo mantiene una alta correlación con el Autoconcepto Físico General y con el Autoconcepto General. 5. En relación al Autoconcepto físico y la frecuencia de práctica, se encontró que a medida que aumenta la regularidad de la práctica deportiva las percepciones en todas las escalas son superiores. 6. Por su parte la relación entre autoconcepto físico y duración de la práctica deportiva muestra que aquellos que dicen realizar actividades deportivas más de una hora por sesíón, obtienen puntuaciones notablemente superiores a los tres grupos anteriores (nunca, hasta treinta, y de treinta a sesenta minutos) en todas las escalas. 


Autoconcepto físico y tipo de modalidad deportiva


El estudio “Autoconcepto físico según la actividad físico deportiva realizada y la motivación hacia ésta” (Fernández, Contreras, García, y Villora, 2010).  Tenía como objetivo principal examinar las diferencias en los distintos dominios del autoconcepto físico en función del tipo de práctica físico deportiva y la motivación hacia ésta, incidiendo especialmente en el atractivo físico. Los resultados constatan que los chicos practicantes de deportes de alta exigencia física mostraron las mejores percepciones, especialmente en atractivo y autoconcepto general., mientras que los participantes de deportes aeróbicos (footing) tienen las menores puntuaciones en atractivo.  Por lo que se refiere a las chicas los deportes más comunes muestran puntuaciones superiores a las no deportistas, mientras que las que practicaban deportes donde el factor estético es importante, presentaron puntuaciones más bajas en atractivos y autoconcepto físico y general.  Se pueden destacar algunas evidencias como las siguientes: - Los deportes de mayor exigencia se relacionan con un mejor autoconcepto físico. - La preocupación sobre el atractivo y la baja percepción motiva a la práctica de deportes aeróbicos que tienden a mejorar la imagen corporal. - Los practicantes de actividades físico-deportivas dónde es importante el factor estético o se practican con vistas a conseguir una mejora de la apariencia física, presentan entre sus practicantes peores percepciones físicas, destacando especialmente las mujeres que realizan aeróbicos, musculación, jogging y paseo. 

Intervenciones de imagen corporal en la escuela


Las escuelas se reconocen ampliamente como lugares propicios para intervenir y mejorar la IC entre los adolescentes. Estos entornos ofrecen oportunidades de interacción sostenida con jóvenes en una fase crucial de desarrollo, aprovechando el ambiente de aprendizaje. Gobiernos, escuelas y autoridades curriculares están cada vez más conscientes del potencial para abordar problemas de IC en el entorno escolar. A pesar del reconocimiento creciente, muchos docentes de secundaria expresan falta de confianza al seleccionar y enseñar contenido adecuado sobre IC, solicitando recursos y capacitación más efectivos. Dada la actual atención hacia las intervenciones en IC en escuelas por parte de docentes y formuladores de políticas, es pertinente revisar la eficacia de las intervenciones en el aula de la escuela secundaria. 


La IC en el diseño curricular de España


Los diferentes Decretos autonómicos del currículum escolar en España contemplan la IC, considerándola en los distintos elementos curriculares.  Sin embargo, no todas las CCAA parecen otorgar la misma relevancia a la IC, que tiene un tratamiento desigual. Para conocer el tratamiento indicado se realizó el análisis de la IC a nivel educativo se ha realizado una búsqueda de los Decretos de Primaria vigentes que corresponden a las 16 CC.AA., así como del RD de la LOE y la LOMCE en el Boletín Oficial del Estado.  La IC es considerada principalmente dentro del área de Educación Física, aunque algunas CC.AA. También la incluyen en la asignatura de Valores Sociales y Cívicos.

Área de EF

La mayoría de los Decretos mencionan la IC en los contenidos, criterios de evaluación o estándares de aprendizaje, principalmente haciendo alusión a los medios de comunicación. Dicho estándar es contemplado por las CC.AA. En 5º y 6º de Primaria mayoritariamente, aunque Galicia, Madrid y País Vasco indican que esta actitud crítica debe adoptarse en toda la etapa. Por otro lado, respecto a la realidad corporal, el RD establece como criterio de evaluación en el área de EF: “Valorar, aceptar y respetar la propia realidad corporal y la de los demás, mostrando una actitud reflexiva y crítica”. Este criterio está también establecido en los currículos autonómicos de Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Murcia, La Rioja, Extremadura y Madrid, y está enfocado sobre todo hacia 5º y 6º de Primaria, aunque Extremadura y Madrid lo consideran un criterio general.

Área de Valores:

Algunas CCAA. Como Castilla-La Mancha, La Rioja, Murcia y Navarra también contemplan la IC dentro de dicha área, concretamente en los estándares de aprendizaje del 1 y 5 curso. En el primero de ellos se expone que los niños deben dibujar la propia IC, mientras que en quinto los niños deben integrar su IC constructivamente y apreciar sus carácterísticas personales. Partiendo de los objetivos de estudio se ha comprobado que la IC se contempla tanto en el RD de la LOMCE como en los Decretos autonómicos.  En cuanto a la comparación con currículos anteriores, se ha apreciado que en la LOE, también se hacía alusión a la IC en el área de EF. Este RD expónía que la EF contribuye a la valoración crítica de los mensajes y estereotipos referidos al cuerpo que proceden de los medios y que pueden dañar a la propia IC.Desde el contexto educativo debe fomentarse una actitud crítica hacia los aspectos sociales de la IC, ya que así podría evitarse la internalización de los ideales de belleza. Los currículos enfocan esta actitud crítica principalmente a 5º y 6º de Primaria; quizá porque a estas edades son más conscientes de los modelos publicitarios y tienen mayor capacidad de reflexión o análisis crítico. No obstante, sería conveniente que este análisis, reflexión y crítica se hicieran en edades más tempranas, puesto que como indican autores los años de preescolar son la mejor etapa para fomentar actitudes positivas hacia el cuerpo con el fin de prevenir problemas futuros relacionados con la IC.


Los programas de intervención. Antecedentes


Los programas escolares para prevenir los trastornos alimentarios se han implementado desde los 80. Muchos incluían medidas sobre la IC como factor de riesgo de TCA, pero pocos programas se centraron específicamente en la IC como resultado primario. Aunque hay artículos de revisión que se enfocan en intervenciones escolares, no se centran en la IC, sino en temas como educación nutricional y prevención de TCA. Esto crea una limitación para proporcionar orientación clara a maestros y autoridades curriculares sobre enfoques y programas específicos efectivos para promover la IC en el aula. Los principios rectores destacan la necesidad de programas ecológicos para la prevención de problemas alimentarios, lo que implica modificaciones en el entorno escolar y la inclusión de padres. Sin embargo, se destaca que el componente curricular también es esencial. Los programas escolares deben adoptar un enfoque ecológico que se adapte al entorno del aula, considerando las dinámicas de clase, limitaciones de tiempo y la experiencia de los docentes. En resumen, las revisiones existentes, aunque útiles para identificar programas efectivos en general, no ofrecen una visión clara de las intervenciones más eficaces para mejorar la imagen corporal en el aula. Esto hace difícil proporcionar respuestas definitivas a maestros, escuelas y gobiernos sobre qué enfoques son efectivos en este entorno único y destaca la necesidad de una mayor investigación y desarrollo de programas específicos para la prevención en el ámbito escolar.

Revisión actual

SIGUE EN LA 31-32


Carácterísticas de los programas. -


Duración


La duración media de los Programas Efectivos fue de 5h. Los programas que fueron más largos no necesariamente lograron mayores tamaños del efecto del programa en el resultado primario de la IC. -

Pedagogía

Género


Entre los programas destinados solo a niñas, "Happy Being Me" destacó como la intervención más efectiva. Este programa logró mejoras significativas en la IC, tanto inmediatamente después de la intervención como a los 3 meses de seguimiento. También experimentaron mejoras pequeñas pero significativas en otros aspectos como la autoestima, internalización de ideales, comparaciones de apariencia y actitudes alimentarias desordenadas. Entre los programas dirigidos a niños, "Media Smart" se destacó como el más prometedor, siendo el único que informó mejoras significativas en la IC después de la intervención que se mantuvieron a los 6 meses de seguimiento. Además, también mostró mejoras en la alimentación restringida entre los niños después de la intervención. Notablemente, cuando los estudios se realizaron en un entorno mixto, la imagen corporal solo mejoró entre los niños, ejemplificado por programas como "BodyThink" y "Media Smart". Sin embargo, de los dos programas diseñados específicamente para niños y llevados a cabo con este grupo, solo uno logró mejorar la satisfacción con los músculos, la autoestima y los sentimientos negativos afectivos. Este análisis destaca la importancia de considerar el género al diseñar intervenciones para mejorar la imagen corporal en adolescentes.
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Edad

Los siete programas que se identificaron como efectivos para mejorar la imagen corporal desde antes hasta después de la prueba se llevaron a cabo con participantes más jóvenes. La media de edad osciló entre 12,33 y 13,62 años. -

Programas Efectivos:


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Estado de riesgo

Contenido


El enfoque más común utilizado fue la alfabetización medíática.

Carácterísticas del presentador. -



Rol profesional:

El 56% de los programas fueron implementados por investigadores externos, mientras que el 25% fueron liderados por profesionales dentro de la escuela. Programas con entrega en línea y video no lograron mejorar significativamente la IC, pero tuvieron pequeños efectos en la dieta y la patología alimentaria desordenada. La mayoría de los programas efectivos fueron facilitados por mujeres. -

Género

Medidas de resultado


Se utilizaron diversas medidas para evaluar cambios en la IC y la insatisfacción corporal. Las subescalas más utilizadas fueron la Insatisfacción Corporal del Inventario de Trastornos Alimenticios y las subescalas de Preocupación por la Forma y el Peso del Cuestionario de Examen de los Trastornos (EDE-Q). -

Duración y contenido

Difusión y sostenibilidad


Menos del 20% de todos los programas tuvieron efectos sostenidos en la imagen corporal durante el seguimiento. Se sugiere que programas futuros limiten su duración a 4-5 sesiones de una hora para facilitar la implementación en entornos escolares. -

Consideraciones para futuras investigaciones


El Happy Being Me


La insatisfacción corporal en adolescentes es una preocupación significativa, dado su impacto negativo inmediato y su asociación con diversos riesgos para la salud mental y comportamientos perjudiciales. En las niñas, específicamente, la insatisfacción corporal se vincula con síntomas depresivos, baja autoestima, comportamientos sexuales inseguros, inicio del tabaquismo regular, menor rendimiento académico, participación en dietas poco saludables, comportamientos de musculación y trastornos clínicos de la alimentación. Aunque la insatisfacción corporal afecta tanto a adolescentes como a niños, se observa con mayor frecuencia en las niñas en la actualidad.  Sin embargo, es esencial abordar la insatisfacción corporal en ambos géneros y adaptar estrategias de intervención que consideren las preocupaciones específicas de niñas y niños.Se presenta una intervención específica para reducir la insatisfacción corporal y sus factores de riesgo en niñas de séptimo grado, denominada "Happy Being Me". Diseñado como un programa de 3 lecciones, este enfoque ecológico aborda los factores de riesgo psicológicos individuales, como la insatisfacción corporal, la internalización del ideal estético de delgadez y la autoestima. Además, se dirige a factores de riesgo relacionados con la apariencia física y las burlas relacionadas con el peso. La evaluación de los resultados se llevó a cabo comparando el grupo de intervención con un grupo de control a los 3 meses de seguimiento, excluyendo la variable de burlas relacionadas con el peso. El programa "Happy Being Me" inicialmente se implementó exclusivamente para niñas en clases de un solo sexo como una intervención selectiva. Esta elección se respaldó con base en los resultados de una revisión sistemática de intervenciones controladas de imagen corporal en entornos de escuelas secundarias, que sugirió que en entornos coeducativos no se observaron mejoras significativas entre los niños. La revisión también argumentó que la intervención por género único podría ser teóricamente apropiada debido a las diferencias de género en los ideales de apariencia y en las trayectorias del desarrollo. A favor de la intervención por género único, se plantea que las niñas podrían sentirse más abiertas al discutir preocupaciones de imagen corporal sin la presencia de niños. Además, la implementación de programas coeducativos podría cambiar las actitudes de los niños para reducir las presiones de apariencia sobre las niñas. Por otro lado, se señala que los niños son una parte importante del entorno social de las niñas, y entender sus ideales corporales podría ser beneficioso. Además, la mayoría de las escuelas primarias y secundarias son coeducativas, lo que plantea desafíos prácticos para la implementación de programas exclusivamente para niñas. En resumen, no hay un posicionamiento claro sobre si una intervención selectiva de imagen corporal en un solo sexo es más efectiva que un programa coeducativo, y se deben considerar las ventajas y desventajas de cada enfoque.


Validación de la intervención HAPPY


Los participantes fueron doscientas niñas de 7º de 5 escuelas secundarias públicas en Melbourne en áreas de estatus socioeconómico medio.

Instrumentos de medida: -

Insatisfacción corporal: Inventario de trastornos alimenticios. Subescala de insatisfacción corporal. - Internalización del ideal delgado: Internalization-General Media Subscale. - Comparaciones de apariencia: La escala de comparación de apariencia física de 5 elementos. - Autoestima: La escala de autoestima RSES. - Burlas relacionadas con el peso: Encuesta de Factor de Riesgo McKnight de 8 puntos. - Bromas de peso: Subescala de pares. - Conversaciones de apariencia: La escala de conversaciones de 5 elementos. - Restricción dietética: Dutch Eating Behavior Questionnaire – Restraint Subscale.

Intervención:

HBM Co-ed es una intervención basada en el programa original Happy Being Me. Tras incorporar material apropiado para un entorno coeducativo y actividades adecuadas tanto para niños como para niñas, el programa original se amplió a 6 lecciones. Fue diseñada para alentar a desafiar los factores de riesgo de insatisfacción corporal, incluyendo: internalización del ideal de medios delgados, comparaciones de apariencia, baja autoestima, burlas relacionadas con el peso y conversaciones de apariencia. También se centraron en formas en las que podían apoyarse mutuamente en relación con las cuestiones de IC y entorno positivo. Cada lección era altamente interactiva e incluía actividades de grupos grandes, grupos pequeños e individuales. Las clases de un solo sexo y coeducación recibieron la misma intervención, aunque las actividades fueron apropiadas para su género. 

Resultados:

Los cambios en los factores de riesgo psicológicos fueron especialmente prometedores, destacando la reducción de la internalización, un factor de riesgo para la insatisfacción corporal y la alimentación desordenada. La mejora sostenida en la comparación de apariencias y la autoestima también se considera positiva, ya que la comparación de apariencias se ha identificado como un predictor prospectivo de la insatisfacción corporal en las adolescentes. La mejora en la autoestima puede tener beneficios no sólo en relación con la IC y la alimentación, sino también en una amplia gama de problemas psicológicos. Un hallazgo significativo fue la falta de diferencias en el impacto de la intervención entre entornos de un solo sexo y coeducativos, sugiriendo que las adolescentes pueden participar eficazmente en programas coeducativos en presencia de niños. Esto respalda la idea de que explorar la IC en un entorno coeducativo puede ser beneficioso, ya que se percibe como un problema compartido. Además, facilita la difusión de la intervención, ya que las clases coeducativas son más fáciles de organizar para los profesores. En resumen, el programa demostró ser eficaz en la reducción de los factores de riesgo psicológicos para la insatisfacción corporal en el grupo objetivo durante un seguimiento de 6 meses y en la reducción de la insatisfacción corporal después de la intervención.

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